Calimanía

INTRODUCCIÓN

Porque quizás las casualidades existen...o quizá no.

¿En qué pienso? -Digo en mis pensamientos observando el sticker pegado en mi armario, mientras a lo lejos a Luffy, le está poniendo empeño a sus maullidos mañaneros. También escucho pasos, serán de mi hermano seguramente.

-Que debería seguir durmiendo, eso pienso. - Susurré tumbándome en mi cama de nuevo, procedí a observar el hermoso y aburrido techo.

Aunque me quede dormida brevemente, al escuchar pasos acercándose a mi habitación me levante a una velocidad desconocida, cosa que me dejo algo mareada.

Rodé mis ojos al ver a mi hermano con una toalla rodeando su cintura mientras alzaba al gato. Tenía que sacarlo del cuarto de baño porque por alguna razón ese gato se tomaba el agua mezclada con jabón y como si fuera poco, come todo lo que encuentre cerca, yo se lo atribuyo a su nombre, mi padre acepto tener un gato con la condición de que se llamara Rambo.

Lindo nombre para un gato, eh.

Pensando en porque el gato comía de todo y dirigiéndome hacia el baño, me encontré a la gata escondida en el baño, vigilando no sé qué. Le acerqué un dedo para llamar su atención y le di un suave toque en la nariz, ella cerro los ojitos y seguido a esto ella se quedó mirando el mismo punto fijo, yo procedí a buscar una moña para amarrar mi cabello, no pensaba bañármelo hoy.

-Me veo del asco. - Dije mirándome al espejo, sin embargo, la gata, Kaira, pasaba entre mis piernas dándome un ligero roce con su pelaje al irse, me concentre en eso sin pensar en el tiempo. Y como siempre...

- ¡Scarlett tenemos que salir temprano, sal ya! - Grito mi padre desde la cocina.

Perdida en medio de mis pensamientos busqué algo de ropa y con el moño mal hecho que tenía fui hacia la cocina, encontré a mi madre mirándome confundida.

- ¿Se puede saber porque no tienes uniforme?

- ¿Por qué tendría uniforme? si hoy es sábado. -Mencione mirando la hora del celular de mi padre, ignorando la fecha que mostraba la pantalla.

-Te llevare a preescolar, aquí dice que es viernes, Scarlett. -Dijo burlándose y señalando la pantalla del celular.

- ¡Miércoles! Debo cambiarme ya mismo.

-Es viernes, no miércoles. -Escuche a lo lejos mientras volvía a cambiarme.

Mientras pensaba en lo tonta que me veía con el uniforme escuche a la señora Stone, mucho más conocida como mi madre, llamarme y decirme que el desayuno estaba servido.

Después de comer vi la hora en el televisor, el cual estaba proyectando el programa de cada día, noticias, la clara hora me horrorizó "6:25". Tuve que terminar todo lo más rápido posible ¡Ya debería estar allá!

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-Vaya ¿llegando tarde Stone? -Angelín, quien también llego tarde me preguntaba con un poco de arrogancia y burla. Por algo era mi amiga.

-Cállate Angelín, no tengo ni una pisca de humor hoy.

-Pero es que no te entiendo, como rayos puedes llegar tarde. -Me observo con una mirada juzgativa, para después decir. - ¡Vives cruzando la calle mujer!

-Mira, una lástima no poder contestar tus preguntas, pero debo irme. -Sonreí y le saqué la lengua mientras me dirigía a mi salón de clases.

Al entrar a clase, iba casi que, rogando por algo imposible, que el profesor no hubiese venido, sin embargo, Seventy me observo con una sonrisa victoriosa y dijo.

- ¿Llegando tarde, Stone?

Este hombre me recuerda al profesor Snape combinado con Voldemort, vaya mezcla rara...

Sigo sin entender porque a cada clase llego tan tarde, le sigo dando pie para molestarme y tenerme en un hilo con la nota de matemáticas, porque pese a que me gustaban, hace algún tiempo las había dejado de lado, grabe error.

- ¿Preguntando cosas obvias profe?

Escuche las risas de mis compañeros en tono de burla, mientras yo me gane un castigo para que me pusiera un retardo y no una falla en esa listica que tenía muy en cuenta.

Es mi culpa no saberme las tablas de multiplicar, nunca quise aprendérmelas, pero sigo sin entender, ¿Qué necesidad hay en poner tablas por cada llegada tarde o cada comentario que le disguste? Como sea. Eran siete tablas de los múltiplos de siete o algo así.

- ¿Necesitas ayuda con eso? - Pregunto una voz desconocida. -Digo, se te nota hasta por los poros que ni siquiera estás pensando bien, te comento que siete por cinco no es treinta y ocho.

¿Por qué rayos pusiste 38?

Ni yo lo sé, pero a quien le importa.

- ¿Y tú quién eres? -Observe la extraña silueta que tenía delante, un chico, el cual tenía el cabello algo despeinado, pero se le veía bien. Note que el uniforme del colegio le quedaba bastante bien, no sé si era cuestión de perspectiva, pero que guapo se veía.

-Vaya manera de saludar. - Pauso unos instantes y sin quitarme la mirada dijo. - ¿Puedes dejar de verme como si estuvieras viendo al chico de tus sueños?

-No intentes alimentar tu ego con algo tan superficial como una mirada, ese chico del que hablas no existe. - Volví a concentrarme en las multiplicaciones e ignorar al chico de mi lado.

La clase paso como cualquier otra, solo era yo mirando mi reloj esperando a que acabará, mientras el imbécil a mi lado contestaba la mayoría de preguntas que hacía Seventy, en una de estas preguntas con una mirada de pocos amigos, Seventy se dirigió a mí, con la estúpida idea de que el tonto que estaba a mi lado me enseñará matemáticas, a lo que yo inconscientemente respondí algo no tan agradable, «Grandiosa idea, tal vez deba enseñarle a usted también, y así deje de preguntarle todo, como si fuera un idiota».

Estaba algo molesta con todo, lo admito.

¿Cuándo no?

Cállate ya.

Como era de esperarse nada de eso salió bien, a pesar de que mis amigas intentaban animarme yo seguía con mi mirada de "detesto a todo el mundo, el que se acerque lo descuartizó aquí mismo", ¿Por qué tenía esa mirada?, fácil, Seventy después de llevarme con el director se negó a darme Matemáticas de nuevo, entonces decidieron poner al chico sin nombre como un raro tutor, claro que sería por unas clases, para que el no tuviera que ver algo que ya sabía y para que Seventy pensara que hacer con mi existencia en su clase.




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