Calista.

Primeras impresiones.

«Aunque ya estoy viejo de vagar
Por tierras bajas y tierras montañosas,
Descubriré dónde se ha ido,
Y besaré sus labios y tomaré sus manos;
Y caminaré por la larga hierba de colores,
Y aferraré hasta el fin de los tiempos
Las plateadas manzanas de la luna,
Las doradas manzanas del sol.»

«El Canto de Aengus, el Errante» – William Butler Yeats

 

͞  ¿En verdad escribiste esto? ¿Puedo asesinarlo?

Ella tomo las hojas y las rompió en pedazos diciendo que no eran de su incumbencia.

Para Kellan el canto de Aengus siempre le había sido motivador, incluso en la guerra. Para él la historia del dios del amor con su amada Caer siempre le dio esperanzas para seguir en busca de su compañera.  Así cuando el propio Aengus Mac Og en persona apareció frente a él con la noticia de que viajaría en ayuda de su compañera de alma Kellan se enaltecio y su corazón se lleno de valor, esperanza e inquietud.

El viaje había sido inesperado. Apenas tomo unas cuantas cosas, lo único que él poseía era su espada, su traje de combate y su honor por lo que de su vida ahí solamente extrañaría a su ejército.  El cual al salir de su tienda lo despidieron deseándole éxito además de entregarle provisiones.

Escondió su emoción tanto como pudo pero incluso sus soldados lo notaron. Así que cuando Aengus Mac Og le mostro en un arroyo a su compañera, el lugar donde estaba…lo primero que noto fue que a primera vista parecía irradiar felicidad pero debajo de eso, no había ningún brillo.

Aengus le explico que el lugar donde ella se encontraba era más lejano de su tiempo, le explico cómo se estructuraba, el oficio que tendría él. Y lo más importante, su misión era rescatarla. Kellan no había visto nada que le fuera peligroso a ella pero fuera lo que fuese él se encargaría. Desde que tenía memoria él peleo para sobrevivir, para proteger. Había sido valiente a cualquier adversidad así que cuando el dios con solo un chasquido los transportó a ese extraño lugar se sentía valeroso pero sus instintos de guerra saltaron al ver que en el otro extremo se formaba una extraña nube y de ella salio un hombre, alto, con el pelo rubio y el rostro lleno de egocentrismo.

͞   Querido hermano ¿es este el compañero de mi hija? – preguntó a Aengus.

͞  Es él.

Aquel extraño joven miro a Kellan inspeccionándolo con su mirada calificadora. Por lo parecía en su gestos, él no era de su agrado. Kellan tampoco creía eso y no disimulo su disgusto ante la inspección.

 ͞   Bastará. Simplemente quiero la felicidad para mi más preciosa hija. Y si de alguna forma él le lastima sabrán todos de la ira de Eros.

͞   Sí, muy amenazador.  Es hora de irnos. ͞    Aengus lo miró. ͞    Sé que habrá dificultades en tu estadía aquí y quiero que sepas que tienes opciones. Tú decides si quedarte y cuando irte. Solo llámame y acudiré.

Kellan no sabia porqué Aengus decía eso pero aun asi no importaban las adversidades, ya había pasado suficiente solo por vivir. Por lo que enfrentaría con valor todo lo que se encontrara y así les hizo saber y con esto lo habían dejado ahí.

El lugar le parecía extraño, era espacioso pero con ciertos artefactos que no podía reconocer. Se escucharon pasos en la parte superior, pasos que poco a poco iban haciéndose más firmes. Luego escucho una risa. Se sintió nervioso y acomodo su armadura instintivamente cuando distinguió a la persona que bajaba de las escaleras. Sonrió.

Ella se detuvo en seco. Y con un tono relajado preguntó   ͞   ¿Cómo entraste a mi casa?   ͞   Kellan se dio cuenta, por la mirada aterrada, que él no era un visitante esperado, muy posiblemente ella no sabia de su llegada.

Kella dio unos cuantos pasos hacia ella pero se detuvo cuando de ella salio un pequeño grito ahogado y de repente sostenia de forma poco eficiente una botella. Estaba asustada e iba a pelear si era necesario. Su compañera era fascinante.

͞   Solo lo dire una vez más ¿cómo entraste a mi casa?

͞   Lamento asustarla…

͞   Solo vete y no vuelvas nunca o llamare a la policía.

͞    Esto parece ser un malentendido. Dejeme explicarlo. ͞    Ella lo miro insegura pero no lo detuvo. Asi que continuo. ͞    Mi nombre es Kellan de Vannin, general de las tropas del este y ejecutor de los traidores. Mi presencia aquí es por los dioses Aengus Mac Og y Eros que me han enviado para salvar a mi compañera de vida.




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