Capítulo 4: El comienzo de la búsqueda

La determinación ardía en los ojos de Cambell mientras se enfrentaba al dilema que Henry había planteado. La idea de perder sus recuerdos y la esencia misma de quién era la llenaba de temor, pero también de coraje. Sabía que no podía permitir que otros tomaran decisiones cruciales por ella.

Esa mañana, tomó una decisión. Necesitaba respuestas y, para obtenerlas, se embarcaría en la búsqueda de la verdad, incluso si eso significaba enfrentar a Henry y a la comunidad que había sido su hogar durante tanto tiempo.

Se vistió con su característico vestido celeste y la flor azul en su cabello, un recordatorio constante de quién era. Antes de partir, dejó una nota en su pequeña casa de campo, informando a James de su decisión y de su determinación de descubrir la verdad sobre su propia existencia.

El sol brillaba en lo alto mientras se aventuraba en el bosque, siguiendo un sendero que rara vez se atrevía a recorrer. A medida que avanzaba, entre los árboles altos y el murmullo de las hojas, las sombras parecían cobrar vida, susurrando secretos ocultos que habían estado esperando ser descubiertos.

Mientras se adentraba más en el bosque, se encontró con un lugar que nunca antes había visto: una vieja cabaña abandonada, cubierta de enredaderas y misterio. La puerta estaba entreabierta, como si alguien hubiera estado allí recientemente.

Con una mezcla de ansiedad y curiosidad, entró en la cabaña y se encontró con una habitación llena de libros antiguos y pergaminos. Había un olor a polvo y conocimiento que la envolvía.

Comenzó a explorar los textos con la esperanza de encontrar respuestas sobre su propia naturaleza y la historia de la comunidad. Cada página que pasaba la llevaba un paso más cerca de la verdad, pero también la sumergía en un mundo de enigmas y preguntas sin respuestas.

Cambell estaba decidida a descubrir la verdad detrás de su existencia, sin importar las consecuencias. Su historia de amor, su lucha por la identidad y el misterio que la rodeaba la llevarían a desafiar a aquellos que habían intentado ocultar la verdad.