CAP. 4- NARRADOR ONMICIENTE
Las paredes del reino siempre estuvieron llenas de silencios, que gritaban a todo pulmón los posibles secretos y problemas familiares, que aunque trataran de mantenerse con candado en cada uno de sus integrantes, era común que siempre uno de ellos terminara con el deseo profundo de gritarlo a los cuatros vientos. De enfrentar la verdadera maldad de la sangre real. Y esos mismos eran los hermanos Carrington.
Tres poderosos hombres que, posiblemente, no eran de la misma madre pero que a pesar de eso compartían el mismo techo y las mismas reglas. Ah, y no podemos dejar pasar, que los tres tenían a un padre, con una personalidad peculiar.
Empezando con los dos primeros chicos; Ander y Blair Carrington, ambos con los mismos padres, la misma sangre, la misma familia... pero con la única diferencia de que cada uno piensa de una manera diferente a la del otro. Viviendo dia a dia con problemas de comunicación y severos conflictos que los llevan a atraer una rivalidad poco común.
Despues podemos pasar con el tercer hermano, aquel que simplemente no encaja con la perfección de los Carrington. El que porta un apellido diferente. Y el que, en pocas palabras, suele ser el factor principal de las constantes pelas entre Ander, Blair y su padre; hablamos del mismísimo Chase Carrington. Uno de los hermanos nacidos de una madre diferente, la cual le heredo ciertas características físicas difíciles de ocultar y un carisma un tanto provocador.
Y para terminar tenemos a la pequeña Dahlia Carrington; una niña de tan solo seis años, con cabello de oro, igualmente nacida de otra madre, pero mas deseada que Chase. Una pequeña sorpresa que tomo desprevenidos a toda la familia. Una sorpresa que en un inicio dio un poco de conflictos pero termino siendo el tesoro que llego a calmar e iluminar a cada uno de los integrantes.
Simplemente esos eran los hermanos Carrington y los problemas nunca se alejarían de ellos.
⨕
DIANE COLLINS
—Entonces, ¿Esta es tu decisión?, ¿Estas segura?
—No podría estar mas segura.
—Pero...
—Escucha, lo que menos quiero es seguir dudando. Ya tome una decisión y es mi problema si algo me pasa—aclare mirando a Liv, la cual caminaba con un aire de duda y preocupación.
Ya habían pasado las 48 horas y la duquesa aclamaba nuestra presencia en aquella aula de atención. No tuve tiempo de platicarlo con Blair pero estaba segura que cualquiera que fuera mi respuesta el la aceptaría sin dudar. Y ya habia tomado la mía. Decidí quedarme en el mundo Atlantiano, ¿Un cambio no me haría mal, cierto?
Íbamos caminando por uno de los tantos corredores, mientras Liv mantenía un fajo de hojas bajo su brazo. La aula estaba a tan solo unos cuantos metros, lo podía saber por el simple hecho de que la pelirroja comenzaba a bajar la rapidez de su paso.
—Mira, no es que quiera hacerte dudar pero, si yo tuviera una familia que me espera en el mundo de los humanos, no dudaría en escogerlos a ellos—dijo parando de caminar para mirándome con atención.
—De eso queria hablarte-murmure, ojee los costados del pasillo, asegurándome de que nadie escuchara y hable en un susurro:—Es obvio que amo a mi familia, despues de todo... ellos me han mantenido y de alguna forma han tratado de darme lo mejor pero... me canse, ¿Sabes?, me canse de ser ignorada y parecer la niña invisible. Así que... Queria saber si le puedo pedir a la duquesa un pequeño favor.
—¿Un favor?, no creo que sea muy posible, pero también depende de que es lo que le pidas—dijo tratando de mantener su voz baja.
—Antes de que lo sepas, dime... ¿Cómo es que Ander y Blair han logrado salir de Atlantis para ir al mundo humano?
—Bueno... se supone que nadie puede salir de Atlantis pero ellos son... Privilegiados-musito haciendo un mohín—Debido a su especie, tienen la habilidad de parecer una persona normal, un humano cualquiera, eso les da ventaja y el jurado les da el permiso para salir alla afuera pero en casos como estos, se supone que a Blair le deberían de imponer un castigo.
«Las leyes indican que si por cualquier indicio un humano ses entera de esto, podrán elegir entre dos cosas, vivir aquí para siempre o... borrarles la memoria. Pero, la persona causante de esto, en este caso Blair, deberá tener alguna sanción o castigo. A veces son castigos muy graves pero considerando que Blair es el principe, tal vez solo le hagan entregar cualquier habilidad mágica que posea.»
—A decir verdad no es realmente un castigo para los humanos, nosotros podemos elegir cual de las dos decidir.
—El problema está en que si alguno de ustedes deciden quedarse, deberán trabajar para la realeza el resto de su vida, sin pagos, sin privilegios. Lo único que les pueden dar es "comida", y no es exactamente comida, por que se crearon pastillas nutrimentales que hacen efecto en el cuerpo y hacen creer a la mente que comiste algo "nutritivo" y poco a poco los van matando, de esa forma.
—Ay no—murmure aterrorizada—¿Y a mi me harían algo así?
—No, según lo que apuntaron los notarios, por ser novia del principe, te dejaran libre de eso.
—Eso es un alivio—murmure dejando escapar un suspiro.
—¿Cuál es el favor que le quieres pedir a la duquesa?
—Le voy a pedir que me deje regresar al mundo humano, ya sabes para traer ropa y cosas necesaria que estoy segura que aquí no hay, pero también le voy a pedir que me deje regresar las veces que yo quiera para no dejar a mis papás solos.
—Mmm, no creo que te lo conceda—dijo Liv volviendo a hacer un mohín.
—¿Por que?, tengo mis razones—casi le suplique, aunque no estaba segura de por que lo hacía.
—Para ellos es un riesgo. No confían en ti y no saben si vas a decir o no algo de Atlanta en tu mundo.