Capitulo uno.
Hannah Evans.
Mi vida consiste en mentiras, los halagos que me hago en presencia de otros suena a que tengo un gran ego, pero no saben la verdad. Cada vez que digo que me amo o que soy hermosa lo hago con la finalidad de que mi pasado no me torture, sé que un día debo vencerlo, pero hoy no será.
—Te bañaste —ese es mi queridísimo hermano Danny, está sentado a mi lado así que le doy un golpe en el brazo y entrecierro mis ojos, él en signo de derrota alza sus manos—, es que hoy estás mucho más hermosa —bueno, en parte no miento con el ego. Los halagos que vienen de otras personas ayudan mucho.
—Cada día me pongo más hermosa —comento sonriendo, me da esas miradas de “deja de mentir, algún día descubriré todo”, si, hasta me dio escalofríos. Sacude su cabeza y se concentra en comer.
En estos momentos lo único que se escuchan son el choque entre cubiertos y platos, en esto se basa mi hermosa familia que desde el accidente pretenden entenderme. El intento de suicidio fue mi medio de expresión, los destruyó y no me alegra en nada.
Las risas en esta casa eran constantes, ahora las sonrisas son falsas o forzadas.
—¿Cómo te va en el trabajo cariño? —pregunta mamá con calma, ante eso cada uno me mira poniéndome incómoda.
—Bien, me gusta ayudar —respondo encogiéndome de hombros, no pretendo dar una gran explicación.
—¿Por qué haces esto? —cuestiona Brenda, la menor de los tres hermanos. Frunzo el ceño y le digo que repita lo que dijo— ¿Por qué haces esto? Hacemos lo posible para hacerte sentir bien, pero no pones de tu parte. Estoy harta de que cuando queramos hacer o decir algo siempre debemos medirnos por ti. Callaste y preferiste afrontarlo sin nosotros. ¡Maldita sea Hannah! Qué problema hay en que nos hables.
—Brenda, has silencio –dice papá mirándome como si esperara por mi reacción.
—No papá sé que ella sufrió, pero no por eso siempre tiene que ser así.
¿Cómo deje que el peso me ganara? Eso fue lo que me pregunté en un principio de todo y nunca se los hice saber. Me enoja y me confunde actuar de esta manera y no poder detenerme.
—Mira, agradezco que quieras hacerme sentir bien y apoyarme sin embargo no fingiré que esto es bonito para mí ¿Creen que no me incomoda esta situación? Digo, ¿Qué está mal conmigo? si lo único que quise hacer fue no darles peso o mejor dicho no hacerlos sufrir, ahora miren en donde estamos, discutiendo. Es gracioso que después de años siga en lo mismo, sin poder aclarar estas situaciones. Ahora… ahora para mí esto no es hogar, sé que tengo su amor y su cariño, pero siento que no me comprenden –tengo las manos temblando bajo la mesa, estoy nerviosa sin embargo no lo muestro. Dejo el cubierto en el plato y me levanto de la silla–. Gracias por el almuerzo —murmuro lista para irme a mi habitación.
—Siempre haces eso, siempre cuando hablamos de esto lo evitas —vuelve a decir.
Todo lo que dije se fue a un lado. La observo con fijeza y de mis labios brota una sonrisa que como dije ahora todas son falsas.
—¿Y qué quieres que haga? Si no fuera por la persona que me ayudó ustedes no me verían aquí ¿Serían la familia perfecta verdad? Todo sería más fácil —detenerme lo seria.
—Y- yo no dije eso —balbucea en defensa. Danny observa de Brenda y de mi negando con la cabeza, lo siento hermano.
—Entonces como mier... –me detengo antes de soltar tal palabra, comienzo a cabrearme y no quiero desquitarme con ellos, no con ellos— creo que eres consciente del porqué evito este tipo de situaciones, si no te gusta pues guárdatelo que yo ya lo hago —digo en voz fuerte para soltar un suspiro porque duele decirlo, como es que de la maravillosa relación que llevábamos pasamos a esto. Repaso a todos y se mantienen en silencio, es mucho peor de lo que llegué a imaginar—. Ahora si me disculpan iré a mi habitación —sé que las lágrimas se aproximan, duele el pecho. Subo las escaleras muy rápido que por un momento tropiezo y casi caigo. Llego a mi habitación y es recién donde las dejo caer, las lágrimas.
Avanzo hasta llegar a mi cama y me recuesto en ella, miro a través de la ventana, las ramas del árbol la golpean por el viento y por la lluvia. Tengo la esperanza de que cada vez que sucede el chico de ojos diferentes vendrá, no lo volví a ver y por más que sean microsegundos me gustaría hacerlo, verlo.
—Gracias —murmuro en una sonrisa débil.
Cierro mis ojos tratando de dormir, pero la vibración de mi celular capta toda mi atención. Es una llamada de Chloe, mi mejor amiga. Contesto antes de que marque a toda mi familia preguntando si estoy bien. Así de intensa es.
—¿Qué quieres? —es lo primero que pregunto.
—Ese saludo llegó hasta el fondo de mi corazón —dice ella haciendo sonidos raros.
—Habla o te corto que estoy intentando dormir —mi voz es un asco y creo que lo sabe.
—A veces me pregunto porque eres mi mejor amiga —cierro mis ojos y dejo el celular en mi oreja.
—Porque me amas al igual que yo a ti —digo sonriendo.
—Cierto. Bueno, llamé para decirte que en diez minutos estoy en tu casa, vamos a salir.
—No sé si te das cuenta pero recalco y resalto en negrito estoy intentado dormir.
—No me importa cuando llegue debes estar lista.
—Entonces dime a donde iremos —me quejo de la falta de información.
Se mantiene en silencio durante unos segundos para luego escuchar de fondo un ladrido, es Sephy, su “masperri” como la llama. Al principio ni yo misma entendí, ella me dio la respuesta de que era combinación entre perrita y mascota.
—Al cine y luego a comer —indica riendo “maléficamente”.
—¿Qué comeremos? —pregunto con insistencia.
—¡¿Qué comeremos?! Solo vas por la comida, será pizza.
—Hecho, gritas cuando llegas.
Editado: 01.02.2021