Camila y sus Neuronas ©

| Prólogo |

"Camila y sus Neuronas"

"CYSN"

 

 

 

Camila.

Neurona 1: oye Camila, ya que estás despierta, vamos a encender la radio.

Neurona 2: mejor vamos a simular un incendio y le echas agua a tu mamá...

Neurona 3: ustedes no toman en cuenta las consecuencias, no realizan su deber de servir para el buen pensamiento y raciocinio de Camila.

Neurona 1: concuerdo con Cam, deberíamos simular un incendio...

Neurona 3: mejor hagan silencio.

Neurona 1: Y echar agua a mamá...

—¡Cállate Camil!— sí, mis neuronas tienen nombre, y también acabo de pegar un grito a las 4:25 am, con mamá y los vecinos disfrutando de un profundo y reconfortante sueño.

Creo que alguien muere mañana...

Entiérrenme en un ataúd de brillo, por favor.

Ya saben quiénes son Camil -mi neurona 1- y Cam -mi neurona 2-, dos neuronas de tres que poseo y que si no fuera por Cora -mi neurona 3 y que si funciona bien- creo que me hubieran suspendido por casi hacerle caso a Camil, cuando me pregunté cómo sería incendiar la calvicie del profesor Montgomery, de física.

María y Amanda si fueron suspendidas.

Porque ellas sí lo hicieron.

Y esa fue mi idea— finalice encogiendo los hombros —pero lamentablemente no se va a cumplir

—¿Quién dijo que no?— añadió Amanda, dejando de lado su revista de moda semanal

—Yo no voy a hacer eso— exclamé con cara un poco de "¿tas loca, eztupida?"

—No es la primera vez que pones en riesgo tu estancia en la preparatoria—dijo —María y yo lo haremos— afirmó Amanda, dirigiendo su vista a la rubia-pelirroja (con una crisis de identidad en el cabello).

María bajó lentamente el libro que estaba leyendo, dejando ver sus cejas levantadas y su expresión de: "¿Quién? ¿yo?"

—Les voy a meter un pepino en el orto si no se callan—Heidi, la encargada de la biblioteca a pesar de ser tan joven como nosotras, es una chica emo estudiante de arte. También creo que es lesbiana.

—Tienes que traer algo útil por acá— dice Amanda, más para ella misma que para nosotras, al tiempo que arrastra la mochila de María para escarbar lo que hay dentro. Parece satisfecha mientras saca una botella, de lo que creo por el olor, es gasolina, junto a una caja de fósforos.

que María es precavida y siempre trae cosas que podríamos utilizar en su mochila, pero ¿gasolina?

¿Es en serio?

Creo que tenemos a Dora la exploradora y su mochila entre nosotros.

Cabe destacar que, aparte de ser ecologista, María tiene una mascota...

Un mono, precisamente.

¿Coincidencia? no lo creo.

—¿Que? soy precavida— explica María al notar mi expresión de shock gracias al hecho de que carga gasolina en su mochila, que se supone, es solamente para la preparatoria.

Amanda explica el plan en voz baja y se ponen en marcha. Yo las sigo, a pesar de que no voy a ser partícipe no me lo quiero perder, fue mi idea.

Eso me hace cómplice, diablos.

El profesor de física sigue en el aula vacía, duerme cruzado de brazos y con la cabeza inclinada hacia atrás. Tiene la boca abierta.

Y creo que acabo de ver a una mosca entrando en ella.

—No puedo creer cómo en la primera semana de clases ustedes ya vayan a joder sus calificaciones. Yo siempre doy las ideas, pero me están superando.

María sacó un pedazo de algodón, el cuál Amanda remojo con la gasolina, para luego con mucho cuidado pasarlo sobre la calvicie del teacher, cuya boca era albergue de dos moscas ahora.

—Además, ¿y si despierta?— inquiero

—Para cuando despierte, nosotras estaremos en el pasillo gritando ¡incendio! y seguido le rociamos con el extintor— explicó, entregándole el algodón con el líquido a María y alcanzando los fósforos.



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En el texto hay: humor, amor adolecente, novela juveil

Editado: 22.10.2019

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