Camino a la Felicidad

| Prólogo |

Primavera, Año uno:

Distrito de Courtyard Lane, Willow Creek.

El colmo llegó cuando vio por el rabillo del ojo como por quinta vez un hombre cruzaba el pasillo y entraba al nuevo hueco bajo las escaleras siguiendo las órdenes de Eliza, a este punto le parecía increíble que incluso con la televisión a ese volumen la voz de su esposa aún taladraba sus oídos haciendo imposible para él disfrutar sus últimas horas libres antes de ir a trabajar. Sabía que no valía la pena discutir con ella para que parase pero al menos ahora tenía una razón de sufiente peso como para exigirle explicaciones, solo por eso se levantó del sofá, llevó ambas manos a su espalda, cerró los ojos y se estiró perezosamente hacia atrás.

Suspiró dando un vistazo rápido a la mesita auxiliar donde anteriormente había dejado su taza de café para posteriormente agarrarla del mango y tomar un trago, por un breve momento se preguntó si realmente quería salir al frente y hablar con ella, pero como ya habían pasado días y los cambios no hacían más que aumentar pensó que tarde o temprano tendría que saber qué rayos estaba tramando su esposa, principalmente porque ya le estaba costando acostumbrarse al último pedido de cambio de horario que, sorprendentemente para nadie, también había orquestado su esposa, ya no podía seguir aplazandolo, ni aunque quisiera.

Encorvado, con expresión aburrida, taza en mano, ajustándose la bata y arrastrando los pies, caminó hasta el recibidor esquivando las cajas que yacían apiladas al lado de la puerta y llegó al porche donde se topó a Eliza parada a un lado de la escalera dirigiendo todo mientras sostenía un montón de papeles en su mano derecha que de vez en cuando giraba o colocaba al final del montón para pasar a leer un grupo de palabras que simplemente se resbalaron en sus oídos ya cansados de haberla escuchado hablar así toda la mañana.

- Eliza... - tuvo que usar toda su fuerza de voluntad para sonar lo menos irritado posible. Aún así fue ignorado esa primera vez - ...Eliza... - volvió a probar, esta vez tratando de sonar más firme.

A oídos de Eliza, por otra parte, la voz de Bob no era peor que el sonido del ferry cruzando atrás de su casa por la madrugada - ¿Qué quieres Bob?- dijo sin molestarse en ocultar la monotonía de su voz y sin molestarse en mirarlo.

- ¿En algún momento siquiera se te ocurrió decirme para qué necesitamos un sótano? - una vez que terminó la oración finalmente pareció desinflarse, volviendo temporalmente su paz interior y mirando con un porcentaje menos de aburrimiento el contenido de la taza en su mano - y ¿por qué debe estar dentro de casa? ¿Por qué simplemente no pusiste la entrada en el jardín de atrás? - bebió un sorbo mientras desviaba su mirada y atención al camión donde habían llegado los trabajadores a los que tuvo que preparar sándwiches esa mañana - ¿no era eso menos complicado que hacer un hueco en el pasillo y bajo la escalera?.

Suspirando, Eliza llevó una mano a su cintura, hablar con su esposo a veces se sentía como hablar con una piedra y podía apostar a que a veces una piedra sería más rápido que él - Ya hablamos de esto - comenzó con el tono de superioridad al que ya estaba acostumbrado - este es solo el primer paso hacia nuestro futuro - se dio la vuelta para encarar a su esposo - y nuestro futuro, Bob, no puede tener su puerta en medio del patio, no cuando podemos aprovechar mejor el pasillo de atrás - agitó el montón de hojas en su mano en frente de su esposo quién pasó a mirarla con su cara de aburrimiento habitual - además, el dormir juntos no está en discusión y tu habitación no es lo suficientemente grande como para dividirla, entonces, esta es la mejor opción.

- ¿La mejor opción para qué? ¿por qué no puede estar en el patio?.

Esa fue la última vez que realmente tuvieron una conversación completa sobre el tema, todas las veces que le siguieron Eliza terminaba abruptamente la conversación al recibir una llamada o por alguna salida de última hora, lo único bueno que podía sacar de la situación era que a parte de este tema casi no discutía con su esposa todas las veces que habitualmente lo hacía.

Se podría decir que al mismo tiempo que se sentía más ligero y tranquilo al poder realizar sus actividades ya sin toda la gente de obras entrando y saliendo de su hogar y sin tener a Eliza constantemente sobre él, tenía el leve presentimiento de que tal vez solo tal vez, realmente debería sentirse preocupado por esto, en especial si ese algo parecía amenazar con arrastrarlo también.

. . .

Espero que les haya gustado, para el prólogo solo estaba pensando en algo ligero y corto tanto para escribir como para leer. Tengo pensado que esta será una historia corta, algo para pasar el rato y de todas formas prometo que el primer capítulo será más largo 😅

¡Espero que nos veamos en el siguiente capítulo!



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En el texto hay: historia corta, sliceoflife, fantasía ficción

Editado: 29.05.2025

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