Camino a la libertad: La ciudad viviente

Prólogo: La Guerra por Aurelia

En los días oscuros de la historia de Aurelia, una sombra se cernía sobre la tierra: el Rey Cedric, un monarca avaricioso y sediento de poder que ansiaba expandir el reino de Aurelia más allá de sus fronteras. Con ojos codiciosos, dirigió su mirada hacia las tierras de sus vecinos, buscando reclutar a las familias de todo su reino para su causa militar.

Entre las ciudades y pueblos afectados por la llamada del rey se encontraba Flumenis, una bulliciosa metrópolis conocida por su próspero puerto y su floreciente comercio. Las riquezas de Flumenis eran fruto de las importaciones y exportaciones de productos hacia otros reinos; sin embargo, Flumenis contaba con los barrios más peligrosos del reino, barrios sin leyes llenos de asesinos a sueldo y ventas de productos de dudosa procedencia. Debido a la importancia de Flumenis en el resto de reinos y de su gran poder militar, el Rey Cedric decidió regular la ciudad, estrangulando sus recursos y empobreciendo a sus habitantes en un intento de debilitar a los demás reinos y forzar a los pueblerinos a unirse a la causa.

Pero la resistencia de Flumenis fue feroz. Negándose a participar en la guerra y a convertirse en un peón en los juegos de poder del rey, la ciudad se enfrentó a su opresor con valentía y determinación. En respuesta, el Rey Cedric desató un espectáculo de terror y muerte contra Flumenis, utilizando la fuerza militar para someter a la ciudad a su voluntad.

Sin embargo, la crueldad del rey solo avivó las llamas de la rebelión en Flumenis. Los ciudadanos, hartos de la opresión, violencia y ejecuciones públicas, se unieron en un clamor por la libertad y la justicia. Entre ellos se encontraban los valientes guerreros de Nox, una oscura hermandad de soldados, asesinos y cazadores de recompensas que se habían alzado como los guardianes de la ciudad.

Con el tiempo, la tensión entre el Rey Cedric y Flumenis llegó a su punto de ebullición. La guerra por su libertad estalló con una ferocidad sin precedentes, con los Noxianos liderando el asalto contra las fuerzas del rey. Durante la batalla, gran parte del reino fue devastada por el conflicto, pero la superioridad numérica y militar del ejército real demostró ser un obstáculo difícil de superar para los rebeldes, perdiendo a muchos inocentes en el trayecto.

A pesar de su valentía y sacrificio, los líderes de Nox se dieron cuenta de que no podían ganar la guerra solo con fuerza bruta. La idea de la libertad se había desviado de su camino original, convirtiéndose en una lucha desesperada por la supervivencia. En un acto de pragmatismo, decidieron negociar un acuerdo con el Rey Cedric, el acuerdo que traería paz al reino e impediría que se quedase devastado por completo.

Aunque la guerra había terminado oficialmente, las cicatrices de la batalla y la amargura del conflicto perduraron en los corazones de todos los involucrados y, aunque el sentimiento se disolvió con el paso de los años, una huella se quedó en la historia de Aurelia.

 




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