Camino devastado

Capítulo 4: Volver al pasado

Las idas y venidas de los espíritus es algo rutinario, los ángeles del palacio de los muertos estaban agotados del trabajo extremo que les estaban dejando desde hace días, Prudencio era el encargado de llevar a los espíritu más fuertes de la tierra al árbol del nacimiento, cerca al río floreciente.

El hogar que una vez compartió con Boris estaba en un silencio y oscuridad absoluta, las cortinas estaban cerradas, la cama estaba tendida. No había rastros de un ángel en ese lugar.

Prudencio estaba siendo vigilado por ángeles del palacio celestial, él y Boris fueron los que soltaron al espíritu, Prudencio estaba cumpliendo méritos para poder volver a su nivel o si era retirado de su cargo. Era el último día de supervisión.

—Un trabajo delicado no necesita de alguien como tú, sin embargo, por tus habilidades, varios espíritus fueron liberados del infierno, por eso hemos decidido darte una última oportunidad.

Prudencio suspiró, una alegría con tristeza se formó en su rostro, iba a responder, pero fue intervenido por el juez celestial.

—Sin embargo, te quitaremos el don del pensamiento.

Prudencio no tenía porqué quejarse, si el error grave que cometió no le llevó al destierro, entonces estaba bien. No poder escuchar los pensamientos también estaba bien, era un peso menos.

Prudencio estaba en el centro de la sala, sus oídos comenzaron a zumbar como si una gran campana estuviera tintineando a su lado, los presentes veían como se retorcía en el centro del palacio, estaban tristes por ver a un buen líder siendo lastimado.

Javier fue retenido para que no haga una escena en el lugar.

El ángel superior yacía en el piso temblando de dolor, mientras su voz no era escuchada, él sostenía sus manos en sus orejas ensangrentadas. 

—¡¿Por qué le duele tanto?¡ ¡Es un exceso! —Javier estaba hecho un caos, intentaba zafarse del agarre de los guardias, pero era imposible.

—La carga de pensamientos estuvo plantado por miles de años en su cerebro, es normal que esté sufriendo, no veo el porqué de su queja— el juez frunció el ceño— él cometió algo grave, debe pagarlo al igual que su amigo.

—...

Las horas pasaron.

Prudencio no tenía fuerzas para moverse, solo escuchaba tintineos, mientras sus ojos se iban apagando. En este momento no era diferente a un ángel cansado, solo por cosas que ocurrieron en un día, deberían pagar una eternidad o hasta que decidan perdonarlo.

 "Mírate, tan fuerte que eres y no puedes soportar mi pequeña queja", "Todo el esfuerzo que hago son para que los notes y me digas lo que hago mal ¡¿Por qué no lo ves de esa manera?!" Los recuerdos malos que pasó al inicio con Boris volvían loco a Prudencio "solo son recuerdos malos, perdóname, no lo volveré a hacer … regresa", ya no importaba si los ángeles lo escuchaban o si decía palabras que estaban en contra de la ley, solo quería que nada de esto haya ocurrido. 

Solo poder arreglar las cosas que había hecho mal… no haber soltado al espíritu.

Prudencio estaba muy mareado como para moverse, lo único que sintió fue el agarre fuerte de un ángel que lo elevaba y llevaba hasta su palacio, por un momento pareció ver el reflejo de Boris en Javier.

—Las cosas volverán a como antes, superarás esto. —sonrió— además siempre deseaste no poder escuchar a los demás, es una suerte.

Javier intentaba alegrar a su compañero con cosas que él siempre quiso, pero en este momento, Prudencio estaba dormido en sus brazos mientras lo acostaba en su cama.

 "Todo esto es un caos" pensó Javier, no lo decía por el desastre de los últimos días, sino por la suciedad de la casa, soltó un resoplido y comenzó a limpiar desde la habitación hasta la sala. No le importó que estuviera horas limpiando, solo quería ver feliz a su amigo.

Prudencio se despertó en la noche con un dolor inmenso en sus sienes, por buscar algo de luz casi se cae, Javier fue lo suficientemente rápido para sostenerlo.

—Estás débil, no podrás ver la luz hasta la mañana, va a afectar tu vista también.

—¿Qué pasó? — Prudencio estaba confundido, sostenía su cabeza por el dolor.

Javier se quedó confundido:— ¿No lo recuerdas?

Prudencio sacudió la cabeza en negación dejando perplejo a su acompañante.

—Cuando Boris fue desterrado... te llevaron al palacio celestial para que cumplas un castigo que te tomó días cumplirlo—Javier estaba incómodo de contar algo así, vio el sufrimiento de su amigo, pero todavía tenía que decirlo— luego por botar a ese espíritu, te dieron otro castigo: te quitaron tu poder de escuchar el pensamiento de otras personas. —se rio—no fue tan grave ¿verdad?

Javier estaba desmoronándose internamente, en la oscuridad, nadie podía ver el color de sus ojos y mejillas, no podían ver las gotas transparentes que se deslizaban por su rostro "¿Por qué los del palacio celestial decidieron poner a Boris en este nivel? Sabían que era algo difícil de cumplir…" Prudencio miraba fijamente a Javier, si él soltaba una palabra más, se derrumbaría.

—Mi trabajo, ¿Quién lo ha estado manejando?— La voz sonaba calmada, como si nada hubiera ocurrido.

Javier veía su tristeza:— Todos lo manejaron, la energía grupal les sirvió para llevar a los espíritus fuertes. 

Prudencio soltó un quejido:— Parece que no lo están haciendo bien, tengo que volver.

Siendo líder de un nivel, podía sentir la carga de energía que se emitía en el palacio. Javier estaba tranquilo, respiró profundamente antes de hablar.

—Ellos lo están haciendo bien, se mantuvieron a tu altura, deberías felicitarlos por su esfuerzo.

"Sí, hazlo por mí" su pensamiento lo podían escuchar todos los ángeles, Javier no era la excepción.

Javier asintió sin ganas—Les haré saber que despertaste, se pondrán alegres. Si vienen, tratalos con gentileza... no juntes tu tristeza con el amor que sienten por ti.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.