can you touch me? • larry stylinson (omegaverse)

Inicio.

Arrugó su nariz mientras su bebé succionaba de su pecho, con pereza y ojitos cerrados por el sueño que comenzaba a hacerle efecto. Era tan pequeño que Louis había temido de hacerle daño la primera vez que trató de alimentarlo, pero terminó llorando cuando el diminuto niño acabó dormido en sus brazos después de succionar de él.

Suspiró y limpió las vagas lágrimas en sus mejillas, acariciándole el rostro a su bebé después y pensando que todo valdría la pena con tal de seguir teniéndolo en sus brazos. Hacer lo que fuera posible para verlo dormirse en su pecho con sus pequeños ojitos parpadeando rápidamente para evitar el sueño, y cayendo al poco tiempo consiguiendo que Louis sonriera con solo ese gesto.

—Muy bien —susurró cuando su boquita se despegó de él. Apenas gimió cuando Louis con habilidad bajó su camiseta—. Muy bien, pequeño.

Otro gemido volvió a escapar del pequeño bebé cuando lo colocó en su nido, quejándose con una mueca cuando volvió a quejarse por su falta de contacto. Sabía que debería estar con él a cada instante; había nacido tan débil que Louis prestó dinero a todos sus amigos para que pudieran ayudar al bebé en el hospital.

Tuvo que estar lejos de él por dos semanas y su omega se quejaba cada vez más por la falta de su cachorro.

Teniendo que hacerlo, miró sobre su espalda a la vieja computadora enfocando a su cama. Y sí, odiaba tener que ir y hacerlo a solo unos pasos de donde descansaba su bebé, pero el lugar era tan pequeño que Louis no había tenido más opción que seguir y humillarse de aquella forma.

A veces lloraba al terminar. Usualmente, buscaba a su bebé dormido en su cuna para abrazarlo y buscar consuelo en su piel suave; besarle las mejillas y verlo dormir a su lado era la ancla que necesitaba para seguir. No podía simplemente dejarlo, porque que un omega busque trabajo ya era algo loco, más lo sería si vieran que tenía un bebé. Un bebé sin un alfa a su lado.

No podía explicarlo. Ni siquiera podía pensarlo.

—Aquí vamos —se dijo a sí mismo, quitándose la camisa y la falda que cubría su cuerpo—. Una vez más...

Encendió la cámara de la computadora y sonrió de lado, sus manos deslizándose por su torso con una poca experiencia, gemidos falsos saliendo de sus labios en voz baja y ojos cerrados cuando las puntas de sus dedos tocaron sus sensibles pezones.

—¿Me extrañaron? —preguntó a la cámara en voz baja, abriendo los ojos y viendo con desprecio poco notable como los números aumentaban.

Comentarios que respondían a su pregunta y otros que hablaban de cosas que le hubieran hecho vomitar en otras circunstancias, pero era necesario, fue lo que se repitió mientras se alzaba y mostraba la erección que tenía. Una erección que había aprendido a tener pensando en un cuerpo fuerte tocándole y amándola, de forma cariñosa y palabras suaves susurradas en su oído.

Rodando los ojos y mirando de reojo a donde su cachorro dormía, tomó entre sus manos su miembro y bajó sus dedos sobre ella, lentamente y cerrando los ojos; imaginando. Su labios terminó entre sus dientes y su mano libre acabó en su culo, inclinado lo suficiente, pudo palparse a sí mismo con dos de sus dedos.

Rió y volvió a sentarse, mirando otra vez el número es ignorando los comentarios.

—¿Quieres que siga? —les preguntó, los comentarios afirmativos llenando la pantalla con rapidez—. Entonces... Comiencen a donar.

Soltó una risita y apretó uno de sus pezones, aunque dolió por su sensibilidad.

La donaciones comenzaron. La cantidad de dinero que, básicamente, le regalaban le hizo suspirar y pensar que podría comprar algo para su bebé después, que la comida cambiaría ese día por algo más nutritivo.

—Está bien —Les guiñó un ojo y se giró.

Su culo quedó a la vista de todos esos extraños y antes de que se arrepintiera después de haber ilusionado, deslizó su mano por una de sus nalgas y golpeó, quejándose y volviendo a hacerlo más despacio. Gimió de dolor pero lo hizo dos veces más hasta que sintió su lubricante deslizarse por sus muslos.

Hundió dos de sus dedos entre sus nalgas, su boca abriéndose y su mente perdiéndose en lo más deseaba; encontrar el amor. 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.