Momentos de felicidad y tristeza
Suaves ronquidos salían de sus bocas.
El sol de la mañana alumbraba sus rostros.
El aire fresco movía el césped.
Un lindo pajarito cantaba alegremente a la luz del día.
Y su comida anterior salió... Y...
¡Pum!
La lluvia caía, lento, rápido, más rápido, ya no eran pequeñas gotas sino unas gruesas y enormes gotas.
Y de nuevo...
¡Pum!
Calló en su rostro, su sonrisa se presenció.
Lo limpió con su mano, pero eso si era real.
—¡Que asco!.
Mientras una maldecía.
Otro se golpeaba con la gaveta del auto.
Emitió un pequeño “Auch”.
—¿Es de día?.– preguntó él.
—No sé, dime tú.
Este sonrió estúpido.
—Sí, creo que sí.
Ella giró los ojos mientras se levantaba.
—Mi mamá me va a matar y todo esto es TU culpa.
Con el entrecejo fruncido se levantó.
—Nuestra. ¿Y si ahorras tus palabras y comienzas a caminar? Podemos llegar antes que despierten.
Resignada, asintió.
El camino no fue tan silencioso, el ambiente iba en algunas risas de complicidad.
Esa incógnita que siempre guardó ella, salió.
—¿Por que no te gusta la música?
La sonrisa que alumbraba su rostro desapareció, en ella se torno seriedad.
Y sólo encogió los hombros.
Se sintió avergonzaba y decidió callar hasta llegar a la mediana casa.
La preocupación se fue de ella y en su lugar quedaron pensamientos.
Dos mentes fuera de lugar, pero en un mismo sitio.
—Puedes bajarte.
Sin protestar, obedeció.
Estando parada en la acera, medio sonrió y negó.
Su aventura de la noche fue estupenda, era la primera vez que salía escondidas, sentía las ganas de volverlo a repetir todo eso, pero también puede haber consecuencias si no hay cuidados o distracciones.
•••
El color azur del cielo y el gris de la luna era una de las maravillas que da más admirar mientras fuma.
Inhalar es recordar.
Exhalar es olvidar.
«Esta melodiosa melodía es uno de los momentos que viví ».
El suave sonido se oía atravesando el humo.
Una melodía que fue creada por alguien que ya no existe.
Tendremos fotos de nuestros seres queridos, recordando cada momento que vivieron, pero como dije solo fotos, ya no acciones que harán o existirán hasta hoy en día.
Seis del noveno mes dejó de respirar.
Dejó el camino del sueño para desviarse al del fin.
Diez últimos suspiros en un día.
Aceptación era lo que le faltaba a él.
«—¡Se que es mentira, dime que es mentira!
La mujer con conjunto de blanco negó y lamentó la pérdida.
—Tranquilizate...
Sus ojos rojos miraron el suelo.
—La perdí .–susurró.».
La última chispa de fuego fue pisoteado por su gran botín.
—No .–susurró.
Sentía desesperación.
Esa promesa se rompería.
“Ella está muerta ”.
—¡No, no, no!.
Sujetaba su cabello con fuerza y negaba.
Rebuscó entre la gran alfombra, desordenando los floreros, husmeando bajo los armarios.
El abrigo.
Cerró fuertemente los ojos, aguantando el arder y el desborde de las lágrimas.
A paso lento camino a la irreconocible puerta marcada de figuras del odio.
Lo deslizó suavemente, su fragancia golpeó su ser.
Cayó de rodillas.
«Este es mi felicidad y también tu futura vida ».
Volvió a levantarse.
Corrió prácticamente hacia el gran y suave abrigo púrpura.
Introdujo sus manos en unos de los bolsillos y lo encontró.
«¿A qué te llevó hacer esto?»
«El abandono de mi padre ».
«Me tienes a mí, cariño. Somos dos contra todos. ».
Inhalar.
Uno: Por su primer dolor.
Dos: Por las mentiras de él.
Tres: Por el dolor de su madre.
Cuatro: Por esos días de tristezas que pasaron los dos.
Cinco: Por las mil y muchas lágrimas sueltas.
Seis: Es tu culpa infidelidad.
Siete: Por las risas que ella me regalaba.
Ocho: Por la nueva familia de él.
Nueve: Por la cobardía y abandono de él mismo.
Diez: Por la muerte de los dos.
Respiración dificultosa, ojos casi rojos, recuerdos y lamentos que aún duelen, sus heridas nuevamente abiertas, un amor perdido, desgraciado e infeliz.
Físicamente es un desastre.