☆♡ Canciones para Hayle Jones♡☆

¿50 sombras de Grey?

"Cuídate de los que saben escribir, pues tienen el poder de enamorarte sin siquiera tocarte"

 

-Julio Cortazár

 

Los siguientes diez minutos después de que Astro se fuera casi corriendo, mis pulmones dejaron de coger aire y mi corazón se fue de paseo por lo fuerte que latió en mi pecho. Ese sentimiento era de lo más...agobiante.

Jamás había sentido a las llamadas mariposas, y en menos de una semana, había sentido toda una percha obivaque cabreadas (así se le llama a un conjunto de estos bichitos).

Aunque siendo sincera, ese agobio que siento cuando Astro está cerca, no es nada (NADA) comparado con el que siento cuando Edgar se me acerca.

Su cabello rubio, los ojos negros, la blanca sonrisa y ese sarcasmo egocéntrico que utilizaba con todos.... Era todo lo que me hacía sospechar cosas sobre él. ¿Que era lo que escondía? ¿De quién debía alejarse y no quería? Y sobre todo...¿Por qué el desconocido que parecía sacado de alguna película de SAW, sabía exactamente lo que estaba haciendo él?

 

Tenía muchas preguntas y muy pocas respuestas.

 

—Ey, Hayle, ¿Te has quedado pescando o que?—preguntó una voz a mis espaldas. ¿Por qué todo el mundo está empeñado en venirme desde atrás? ¿Es para que no me de tiempo de huir o qué?— ¿Me estás evitando?

 

Rodando los ojos, molesta, me giré lentamente. Abrí los ojos sorprendida. Al parecer si que no quiere que huya.

¿Es que acaso el destino me cruza con las personas que menos quiero ver? El cabello rubio de Edgar se me cruzó en mi campo de visión y yo juro que deseé que la tierra me tragase y me escupiese bien lejos de aquí.

Lejos de esos dos. 

 

—¿Qué? Puf... No—susurré intentado tragarme mis nervios furiosos. La ira me recorrió todo el cuerpo como una creciente tsunami que amenazaba con romper, y está vez sería en su cara. Y quedaría mucho peor que la de Astro, jurado.—¿Por qué crees eso? 

 

Él sonrió de lado, y con toda la confianza que NO teníamos, pasó su brazo por mis hombros y caminó, arrastrándome hasta el patio de la universidad, donde seguramente Gia y Drew me verían y me rescatarían. ¿Verdad?

 

—¿Por qué? Por qué cuando te miré en la biblioteca saliste corriendo hacia otro lado. ¿Eso no es evitarme, estrellita?—rió por lo bajo y achuchó mi rostro con su mano libre, lo que hizo que mi boca se moviera por si sola e hiciera un amago de pegarle un mordisco. Que pena que la apartó a tiempo.

Volvió a reír, tomándose a broma mi gesto. Lo que no sabía era que cuando estaba cabreada te podías llevar un mordisco, un rodillazo, un puñetazo... O lo que tuviese a mano.

Igual le lanzaba una piedra.

—El caso es que mi madre organiza una fiesta para atraer más clientela, dentro de tres días. Ha dicho que tenía que ir acompañado de una chica.— dijo mirándome a los ojos, moviendo las cejas hacia arriba y abajo rápidamente. 

 

—¿Y? ¿Vienes a molestarme por una chorrada? —Suspiró con una sonrisa. 

 

—Tan inteligente como siempre, Hayle— removió mi cabello, soltándome cuando llegamos al patio.— Lo que quiero decirte.... Es que mi madre quiere que vengas conmigo—murmuró en mi oído, sin ningún pudor y bajo la atenta mirada de todos los presentes.

¿Acaso no tenían vida que tenían que estar mirando al resto del mundo con esa expresión?

Y al contrario que mis pensamientos filosos, mi cara se volvió roja como un tomate.

Aunque Margot era un verdadero amor, su hijo era un demonio. De los peores. Y no tenía ganas de mandarlo al infierno de nuevo. Gracias, pero no.

 

—Yo... No puedo. Tengo un cumpleaños.—mentí, intentando librarme de él. Su rostro dejó de sonreir, y elevando una ceja, se acercó a mi cara, observándome con una intensidad que me hizo ponerme a alerta. 

 

—No mientas, estrellita. Sé por una fuente fiable que el cumpleaños que tienes es el sábado.—habló en un tono como burlón. Abrí los ojos como platos, perdiendo todo el color que posiblemente había adquirido.— También se que debes llevar acompañante por qué asistirán muchas personas importantes.

 

Ok, a la mierda lo que quedaba de compasión.

 

—¿Cómo carajos sabes tú eso?—siseé, empujándolo con fuerza de la cercanía que tenía sobre mi cuerpo. No recordaba habérselo dicho a nadie que no fuera Gia o Drew, básicamente por qué no conozco a casi nadie, salvo a un par de personas.

Y a ninguna de ellas les había dicho nada sobre el cumpleaños. Edgar se limitó a encogerse de hombros, adoptando una postura despreocupada, pero erguida, lo que me permitió observar su atuendo de lo más luminoso. 

Sacudí la cabeza, diciéndome que eso debía importarme una real mierda.

 

—Resulta que hablas de lo más alto en los medio de los pasillos y que yo tengo el oído muy fino— volvió a sonreír. Era imposible. Eso se lo había susurrado a mis amigas. ¡Y que no había dado detalles! Además, no lo habia visto más a parte de la escena de biblioteca.

 

—Independientemente, como tú una vez me dijiste, es de mal gusto meterte en la vida de los demás. Osea que deja de meterte en la mía. —sentí como mi rostro se volvía a poner rojo, y no por los nervios precisamente.—Que me llevases a mi residencia y sepas que tengo problemas emocionales, no te da derecho a perseguirme como si fuera un juguete. Por qué te juro que te pegaré. Y fuerte.

 

Y lo único que hizo fue echar la cabeza hacia atrás y reírse con fuerza, llamando la atención de todo el lugar, haciéndome enrojecer aún más. 

Este chico quería morir hoy ¿verdad? 

 

—Que guapa te pones cuando te enfadas, Estrellita.—susurro en mi oído, yéndose como si nada. 

 

Pues no, al final la que muere hoy soy yo. ¿Enserio tenia la cara de dar esa escena y luego marcharse como si nada? Encima todos me miraban.




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