Capítulo Vientos del Crepúsculo 4

“Los usos y aplicaciones de las Lágrimas de Nedgaus solo están limitadas por la mente del usuario. Aun así su uso suele clasificarse en 5 estilos y cada uno se encuentra ejemplificado y detallado para facilitar su uso: Estilo de Efecto (usar la nieve para congelar), Forma de Utilidad (moldear el hielo en herramientas y objetos), Forma Corporal (reforzar y/o crear extremidades), Forma Ofensiva y Forma Defensiva.”

Fragmento de: Resplandor Dorado,

Arte de la Nieve y el Viento.

Por: Lene Ahmed.

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La zona de entrenamiento para las Ventiscas Doradas se encuentra dentro del castillo, en específico es un sector del jardín amurallado y dividido en zonas más pequeñas para cumplir todas las necesidades del grupo. Una de esas zonas es donde Foran se encontraba ahora con su equipo para practicar, se trataba de un gran lugar de poco más de 100 metros por 100 metros, el suelo era lo más liso posible y estaba cubierto de blanco. Más a la distancia había unos árboles y arbustos con flores de colores verdeazulado y escarchados.

Convocadas para reunirse en este lugar y momento fueron cuatro miembros, eran tres humanas y una alvinter. Entre los Snognis siempre sobresale la gran cantidad de mujeres, eso a su líder no le parece raro, tomando en cuenta la cultura de su región que se considera como el acto de amor más grande de todos que un hombre le entregue su Chispa a una mujer. Eso no quitaba he hecho de que una mujer solo pudiera aprovecharse de un hombre para quitarle su Chispa y acceder a la magia, aunque ella no aceptaría a gente así en su grupo.

Cada una de las cuatro miembros presentes no estaban solas, ya que las Ventiscas Doradas estaban conformadas por dos partes: Por un lado las usuarias de la magia como tal y del otro sus parejas, luego de la caída del Imperio el nombre para referirse a ellos se perdió o Foran no sabe con exactitud que sucedió para que lo borraran de la historia. Pero ella recordaba el término, “Opacos” así se refería alguien a otra persona que entregó su Chispa.

Personalmente a la capitana le resultaba muy hipócrita considerar entregar una Chispa como mayor acto de amor, y a su vez no poseer una Chispa ser algo tan malo que ni nombre tiene en la actualidad. Había cosas tan arraigadas en la sociedad que no podría hacer nada para cambiarlas aunque lo intentara, y lo intentó. Prefería concentrarse en su trabajo ahora.

Las mujeres terminaron de colocarse los nuevos modelos de Sublimadores, algunas recibieron algo de ayuda de los humanos y alvinters Opacos (para eso estaban) para engancharlos. Las lámparas tienen dos ganchos, uno en la parte superior que va en la cintura y otra en la inferior que se engancha a un cinturón cerca de la rodilla. Sumado a eso tiene unas escotillas arriba por donde se coloca la nieve para derretirla.

Ellas observaron con asombro los artefactos, algunas movieron con fuerza sus piernas para asegurarse de que no se caerían y otras hacían movimientos complejos para comprobar su ligereza y facilidad de maniobra. Algunos de los Opacos les soltaban cumplidos y otros parecían verse felices por cómo les quedaban a sus parejas, aunque con esos ojos de absoluto negro era complicado leer sus emociones.

Luego de dejar que las miembros jugaran y se acostumbraran un rato a los nuevos modelos fue que Foran dio un paso al frente, las cuatro mujeres se pusieron firmes y los Opacos retrocedieron unos pasos para no ser unas molestias.

–Veo que les gustan ¿les parece que están bien?

El tono amigable y romántico que usaban con sus parejas se lo llevó el viento para dejar uno mucho más serio. –¡Así es capitana! –comentó la alvinter de corto cabello plateado–. Opino que son mucho más prácticos, más fáciles de camuflar y transportar.

Su líder pasó los ojos verdes por las demás. –¿Todas opinan lo mismo? –Sin falta todas ellas asintieron con la cabeza firme.

Foran se obligó a mostrar una sonrisa para parecer más agradable. –Perfecto, a su Alba Alteza le encantará escuchar eso. –La capitana empezó a caminar en línea recta, de una punta de las chicas a la otra y con el enorme castillo de piedra de fondo–. Pero eso no es todo lo que ella quiere saber, lo más importante aquí es la utilidad. Aunque se vean bonitos y prometen mucho lo más importante es que funcionen en la batalla, así que en los siguiente soplos haremos varias practicas ¿Quién quiere enfrentarme para dar inicio a la de hoy?

Al escuchar esa pregunta final el calor que emanaba del cuerpo de las cuatro se redujo, a pesar de ser un entrenamiento seguiría siendo una pelea con su líder, la más experimentada y capaz de todas a sus ojos. Fue como si los Vindivus redujeran la Chispa de cada una al mínimo, no parecían estar dispuestas a hacer algo así. Muy decepcionada, si ninguna se ofrecía entonces ella debería elegir a una.

No obstante, para su grata sorpresa una tuvo la valentía de hacerlo. El calor que emanaba de su cuerpo se hizo un poco más fuerte cuando dio unos pasos al frente. –Yo me ofrezco capitana. –A Foran le gusta esa determinación.

–¡Tú puedes Yulene! –le gritó el alvinter Opaco a su pareja humana. Los nobles no podían distinguir el calor en los Opacos, en su lugar notaban el frio. Cuando Foran lo miró el frio que salió de su cuerpo fue más de vergüenza.

–Me parece perfecto. Entonces ponte en posición. –La capitana abrió los frascos de botellas atados a su cintura y un gas rosado y brillante salió para flotar a sus costados. En comparación el Opaco detrás de ella abrió una maleta que llevaba consigo y la nieve amarilla fue volando a sus lados también.

Ambas se pusieron en posición, piernas extendidas y brazos levantados. En una batalla real difícilmente uno sabe cuándo da inicio, aquí tampoco habría nadie que tocara una campana o diera una señal. Cuando una viera el momento oportuno de atacar lo haría, aunque a Yulene se le complicaba un poco encontrar puntos abiertos en la postura de su capitana.