Cantos de Luna

Introducción.


Extracto de Las crónicas de Erydas, escrito por James Augusto Milldrad:

Ese primer día, el día en que todo comenzó, Erydas fue creado.

Dos entes maravillosas, el Gran Sol y la Gran Luna, se unieron para darle vida, fue el fruto de una gran unión de poder.

Desde entonces, lo cuidan. Es su hijo, es el fruto de sus lomos. Es su creación, y harán lo que sea para protegerlo.

Erydas, oh, Erydas...

¿En qué te has convertido?

Yo sólo soy un humano, soy un pequeño e insignificante ser entre todos esos que habitan en tí.

No soy nada.

O no lo sería si la Gran Madre, la Santa Luna, me hubiera mostrado lo que eres. Me hubiera mostrado lo que has sido, tú historia.

Hace muchísimos años, cuando el humano apenas aprendía de la vida, llegaron los Crouss. Elfos sabios y fuertes. Nos prometieron seguridad, nos dieron esperanza contra cualquier fuerza del mal.

O eso creíamos.

De ellos nació una oscura especie de adoradores de la oscuridad, elfos oscuros. Querían volverte como ellos, pero mis ancestros, los humanos, lucharon por tú y su vida en la guerra de los doscientos años, lo que los llevó a recibir la gran bendición que sólo la Luna y el Sol pueden dar.

Desde entonces, dos naciones se extendieron por el mundo.

La nación del Sol, gobernada por aquellos que fueron bendecidos con el don del mismo. Grandes y bellos hombres de cabellos dorados, de piel acaramelada, bello parecer, y hermosos ojos al gusto del sol. Mieles, rojos, o naranjas, dependiendo del poder de su portador. Ellos siempre han sido y serán hombres fuertes, valientes, impulsivos, brillantes y luminosos. El poder de la luz y el fuego que los abruma es majestuoso, peligroso, y atrayente al mismo tiempo. Los más talentosos pueden incluso ver en la mente de los hombres.

Por su parte, la gran nación de la Luna tiene sus propias características. Siempre ha sido gobernada por mujeres. Bellas, de piel blanca y aperlada, con cabellos extremadamente blancos, como el hielo, o negros como la noche. Sus ojos son azules, un azul tan claro o tan oscuro como el agua puede ser. Ellas, a diferencia de los hombres del Sol, son mujeres centradas, inteligentes, honradas, incluso mucho más valientes que los anteriores y testarudas como la misma noche. Eso no quiere decir que no existieran hombres con la bendición de la Luna. Los hombres con el don son pocos, pero muy poderosos. Se dice que pronto se extinguirán, pero que cuando vuelvan de las profundidades del mar serán  poderosos como nunca se ha visto.

La Luna no me ha mostrado nada sobre eso, pero yo le rezo porque nunca nada semejante suceda. ¿Hombres sin el don? ¿Qué es lo que tiene que suceder para que ellos se extingan?

En fin... aun sigo sin entender porque nosotros, los hombres, creemos que el Sol y la Luna son dos entes separadas y que se repelen. Habernos separado como dos naciones fue un error.

Sólo eres uno Erydas, y sólo debería haber una gran nación.

Me temo que, por esto mismo, el humano gane su perdición.

Pero ni aun yo, con todas las habilidades de clarividencia que la Luna de me dio, puedo verlo, y espero que alguien, una persona mucho más poderosa que yo, pueda hacerlo y nos salve.

 




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