Capítulo catorce
Narra Aleksandra;
Cada rincón de este lugar gritaba "peligro"; fuera de los callejones había gente con cara no muy amigable, frente a mi calle habían dos hombres intercambiando dinero por diversas bolsas , por mi misma vereda se encontraban varias mujeres con un dramático maquillaje y ropa exageradamente corta. Las casas se encontraban destruidas y abandonadas, las luces eran muy escasas y antiguas.
" Nadie con dos dedos de frente se metería a este lugar "
" Si vuelvo viva prometo aceptar el psicólogo de Jack "
Seguí caminando, evitando lo que más podía las caras más raras, y doblé tres calles más arriba. Mi celular me había traído hasta estas calles, sin embargo, se agotó la batería minutos atrás.
" Conveniente "
No había dormido en más de veinticuatro horas, estaba exhausta y me moría de frío. Esto es estupido. Jamás lo encontraré si sigo vagando por estas calles.
Saqué la foto, que me entregó Absalon , y la observé detenidamente. Esa niña era exactamente el tipo de Rainor; ojos claros, cabello castaño, figura "perfecta "
" Se parecen "
Nadie podría negar el lazo de sangre de estos dos; ojos idénticos, rasgos calcados y esa estupida mirada de superioridad que tanto me fastidia.
Doblé en la calle siguiente, resignada de encontrarlo, y me dirigí hacia donde se comenzaba a planear el plan.
Me detuve una cuadra antes observando a Absalon sobre uno de los edificios. Miré las calles dándome cuenta que no cruzaba nadie, al parecer estas calles no son tan transcurridas.
Dimos con la información de que los hombres de Dimont, e incluso su jefe, se localizan en uno de estos tres edificios. El plan es derribarlos, logrando así que la atención de los hombres que vigilan a Alek se concentre en estos lados y nos permita escapar. Claro está, que todo sería más fácil si los hubiera encontrado antes de este futuro caos.
Observo como Absalon, el cual estaba en unos de los edificios más apartados, levanta su mano permitiendo que sus dedos miren al cielo. Identifico a todos los hombres en sus lugares justo cuando su líder baja un dedo.
"Cuatro"
Una sombra debajo del edificio obtiene toda mi atención; una mujer delgada de pelo castaño camina con la mirada perdida en sus pies, ausente de lo que sucedería en segundos.
" Tres"
La menuda chica levanta su mirada hacia el cielo nublado y es ahí en donde noto el parecido que tiene a la hermana de Aleksei.
" ¿Parecido?"
¡Mierda! La hermana de Alek está a punto de morir.
"Dos"
Empatía... ¿Tendría que ayudarla ?
"Uno"
El puño de Absalon se cerró e inmediatamente se escuchó la primera explosión.
Si. Definitivamente tendría que ayudarla.
Comencé a correr observando como la niña se quedó estática en su lugar. A tropezones logré llegar hasta ella y la tomé de la mano, llamando su atención.
- Tienes que correr, estupida - le dije lo obvio.
Al ver que ella seguía perpleja en su lugar me decidí a apretar su mano y tirarla para que me siga. Las explosiones comenzaron a mezclarse con los gritos de agonía, dolor o miedo. Los edificios comenzaron a caer en pedazos y el temblor que causaban me dificultaba la salida.
" Odio la empatía"
Un enorme peso cayó sobre mi arrojándome al suelo en un golpe seco. Grito al sentir los huesos de mi brazo crujir bajo la presión que otorgaba el cuerpo de aquel hombre sobre mi. Con algo de dificultad uso mi brazo izquierdo para correr el cadáver y poder levantarme. Levanto la mirada observando caer los cadáveres a la par de los escombros, el humo y el olor a carne quemada comenzaron a marearme; mi mirada era lenta y borrosa, los ruidos se detuvieron dejándome escuchar solo el martilleo de mi corazón. Con dificultad, observo a Absalon siendo detenido por sus hombres. Gritaba con desesperación pero no podía escucharlo, intenté e intenté hasta que...
- ¡CORRE, IDIOTA!-
Salí de aquel trance e inmediatamente, con mi mano sana, tomé la de la mujer tras de mi y comencé a correr nuevamente. Al salir del lugar de peligro me separo de la hermana de Alek e inmediatamente soy atraída hacia el cuerpo de Absalon y envuelta en sus brazos.
- Sentí como Jumihl me asesinaba, niña estupida - murmuró mientras me soltaba.
Me reí y , un poco más aliviada , me giré hacia la chica que seguía en Shock.
- Llévame con tu hermano - ordené. Ella me observó detenidamente, casi como juzgando con su mirada. - ¿Eres sorda o algo?- pregunté empujándola,con mi brazo bueno , logrando que caiga sobre el pecho de uno de los hombres de Absalon.
- ¿Quién eres?- preguntó con miedo al verse rodeada por más de diez montañas de músculos.
- No te interesa, niña. - comenté cansada de esperar una respuesta.
Alexa, o como quiera que se llame, comenzó a caminar adentrándose a aquellas calles por las que yo venía. Los hombres de Absalon estaban a su alrededor, cuidando de que ningún infeliz se le acerque de más, mientras tanto yo tenía al mismo Absalon pegado a mi como uña y mugre.
Las calles se encontraban vacías y, a pesar de que ya habíamos caminado por minutos, las explosiones seguian escuchándose
Unas diez u once cuadras fue lo que nos costó llegar al lugar. Frente a nosotros se encontraba una pequeña casa: las plantas del jardín estaban marchitas, la pintura blanca caía a pedazos y todas sus ventanas se encontraban tapadas por bolsas o maderas.
- ¿Qué es esto?- le pregunté a la hermana de Alek. Ella me miró algo fastidiada pero contestó:
- Ahí está Al-
Asentí y me encaminé por el estrecho caminito de piedras destrozadas. Necesitaba entrar y sentarme ya que, con cada paso, mi brazo recibía punzadas de dolor.
Toqué la destartalada puerta de chapa esperando una respuesta. Los segundos pasaron y volví a tocar innumerables veces hasta que escucho el pestillo ser retirado. Aguanto unos segundos a la espera de que la puerta sea abierta, pero eso no sucede.
Camino hacia la tal Alicia y , con mi brazo sano, la tomo de la mandíbula para que me observe.
Editado: 27.05.2020