Caos Salvaje

Capitulo 08

ZHANNA

En el fondo de la habitación, Alek miraba la gran pantalla que se alzaba en la pared. En una de las esquinas se visualizaban dos puntos rojos. Tenía más de media hora aquí, mirando hacia esos puntos que permanecían en el mismo lugar. Habían pasado más de cinco horas desde que Dimak se marchó junto a uno de los hermanos.

—Sabes, tengo cosas que hacer que verte ahí sentado mirando esa pantalla —por primera vez desde que llegué se dignó a dirigirme la palabra. Alek se puso de pie con una sonrisa siniestra que podría helar la sangre de cualquier persona, pero ya estaba acostumbrada a su mal humor.

—Umm, me preguntaba cuánto tiempo ibas a permanecer callada. Fue más tiempo del que creí —dijo tecleando, luego me miró—. Te mandé a llamar porque la situación cada vez es peor para ti.

Tragué grueso por sus palabras. Desde que estoy aquí nadie había pasado.

—He estado trabajando en el caso de tu padre y de tu hermana. No hay un acta de defunción de ninguno de los dos. ¿Alguna vez viste el cuerpo de ambos?

Negué con la cabeza sin poder emitir una palabra. Nunca vi el cuerpo de ninguno; el tío Bogdam no me permitió verlos.

—Lo último que vi fueron dos urnas doradas en la casa de mi padre.

—Hay un error en todo esto. La casa de tu padre sigue estando a su nombre —Alek volteó el monitor y la escritura de la casa donde crecí estaba a su nombre y ahora era mía, aunque para mis conocidos que nunca me ayudaron creyeran que estoy muerta.

—Entonces, necesito ir allí. Tengo que saber qué sucedió con mi padre y Mileva.

—Jasha y yo te acompañaremos. Como amigo, porque sí te considero una amiga. Tengo que ser claro contigo. Tu tío se alió con gente peligrosa, Zhanna. Aunque soy un hacker, se me hace difícil encontrar información sobre el paradero de Demyan y su padre. La única información que tenemos es que está en Italia y es aliado de la mafia italiana. Entiende lo que te estoy diciendo, Zhanna.

Negué totalmente, no podía entender cómo era estar en la mafia.

—No. Yo…

—Dimak tuvo la idea de hacerte pasar por muerta para otorgar unos meses de libertad, para que te acostumbraras a la nueva vida, pero tenemos infiltrados. Hombres que se vendieron a Demyan y a la mafia italiana. Es cuestión de tiempo para que tu esposo descubra que estás con vida. Es tu decisión si permites que Demyan vuelva a lastimarte como lo hizo aquella vez en el sótano donde casi mueres. ¿Quieres ser tú quien lo asesine a él primero? Tienes la libertad de elegir: entrenar con los hombres, volverte fuerte y acabar con los enemigos, o ser una damisela en apuros cada vez que salgas fuera del confort que te han brindado estas paredes y la protección de la mafia rusa.

Quería sentirme fuerte, ser útil para la mafia, solo hasta que Demyan ya no fuese un peligro para mí. Alek se puso de pie, no sin antes tomar un dispositivo pequeño, parecido a un reloj de mano. Se lo puso en la muñeca y encendió otro dispositivo en el que se visualizaba el mapa de la ciudad de Moscú. En un punto naranja donde hizo zoom apareció uno de los barrios adinerados de Moscú, era donde se ubicaba la mansión de mi padre.

—Hay movimientos en la mansión. Según pude ver, esta mujer entró a las ocho de la mañana y salió alrededor de las diez.

—Parece alguien de servicio.

—Es lo que creí —dijo Alek—. Pero ella no llevaba ningún utensilio. Una calle antes se bajó de un vehículo último modelo y se dirigió caminando hacia la mansión de tu padre. Se detuvo por cinco minutos exactos con una mujer que paseaba con dos pitbulls; los animales movían las colas al verla, lo que me asegura que no es la primera vez que se ve con la mujer y con los perros.

Observé el rostro de la mujer con detenimiento.

—Ella me recuerda a Mileva —dije en un jadeo. Mi hermana y yo no compartimos madre. La mía murió un mes después de que yo naciera, y Mileva nació cuando yo cumplí un año. Por las palabras de mi padre, él nunca tuvo una relación con mi madre—. Creo que es la madre de Mileva. Pero, ¿por qué ella fue a la mansión de mi padre vestida de mucama? No lo entiendo.

Me senté en el suelo, sintiendo cómo una oleada de ansiedad se cernía sobre mí.

—Vamos a descubrir lo que sucedió con tu padre y hermana. Prometo que voy a trabajar en ello.

Sentí las manos de Alek en mis hombros, no pude más y finalmente me derrumbé.

—En el fondo aún tengo la esperanza de que estén vivos, de que algún día mi padre y Mileva lleguen hasta mí y me digan que todo fue una pesadilla. Pero no es así, ¿verdad? Están muertos y la única forma en que puedo estar con ellos es que yo también esté muerta.

Dije en un susurro ahogado. Mi familia era pequeña, pero no estaba rota. Amaba con mi alma a mi hermana y a mi padre y la vida me lo había quitado todo.

—Ni siquiera sé por qué sigo luchando. Siento miedo cada vez que pienso en Demyan, en lo que viví a su lado o incluso en lo que podría vivir si nuevamente caigo en sus manos.

—Eres más fuerte de lo que crees, Zhanna. Sobreviviste a una perforación en un pulmón. Ahí afuera hay un buen hombre que te puede devolver las ganas de seguir viviendo, pero antes debes despejar tu camino de los enemigos.

—No quiero un buen hombre, Alek. Solo quiero sentirme querida. Sé que soy una ilusa, que ese hombre nunca me verá como a una mujer a su altura. Soy poca cosa comparada con él.

—Ninguna mujer es poca cosa, Zhanna. Hazle caso al corazón. No tienes que ser suficiente para un hombre. Tienes que ser suficiente para ti.

—Voy a entrenar y a volverme fuerte. ¿Aceptas ser mi maestro? Aunque soy un desastre con la mayoría de los modelos de armas.

—Umm, no soy el mejor maestro, pero conozco a alguien a quien le gustará convertirte en una mujer fuerte y valiente. Una mujer es letal por naturaleza y tú serás letal con tus pensamientos y cuerpo, Zhanna. Ahora vamos a entrar en tu casa a través de la red.




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