Cap 2 y 3

Hoja 1 y 2

Introducción
En 1858, Rudolf Virchow estableció lo que puede considerarse el segundo principio de la teoría celular: “Toda célula procede de otra célula preexistente por división de ésta” (omnis cellula e cellula). Por esto, se considera que la célula es la unidad de origen de todos los seres vivos.
Para que esta acción pueda llevarse a cabo es necesario 
que la célula pase por un proceso denominado división 
celular. En los organismos unicelulares, como las bacterias y las levaduras, cada división celular produce un organismo nuevo completo, mientras que para dar origen a un organismo pluricelular como el ser humano, a partir de un cigoto (originado por la unión de dos gametos sexuales), se necesitará una gran cantidad de divisiones celulares. Sin embargo, estas no se detienen una vez que el organismo está completo, sino que continúan durante toda la vida del individuo y son necesarias para reponer las células muertas o senescentes, así como en situaciones de traumatismo o lesión. 


El ciclo celular
El ciclo celular representa el mecanismo fundamental subyacente
a la reproducción de todos los seres vivos, y se divide
en etapas, a través de las cuales la célula pasa de una 
división celular a la siguiente. Estos acontecimientos se realizan mediante una secuencia ordenada de procesos en los que la célula duplica su contenido y luego se divide en dos.


El ciclo celular se divide en dos fases principales: la fase 
M, o fase mitótica, y la interfase, o periodo preparatorio. 


La fase M, a su vez, se subdivide en mitosis, en la cual los cromosomas duplicados se dividen en dos núcleos, y citocinesis,donde toda la célula se divide en dos células hijas. 

Por otra parte, la interfase se subdivide en: fase G1, fase S y fase G2. 

Durante la interfase varía el grado de condensación del material genético así como el contenido de ADN, sin modificarse el número de cromosomas, mientras que la fase M suele durar aproximadamente 1 h en las células de mamíferos.

La interfase puede tener una duración de días, semanas o incluso más tiempo, según el linaje celular y las condiciones ambientales o fi siológicas imperantes.


De acuerdo con su potencial proliferativo, las células 
pueden categorizarse en:
Células lábiles, que en condiciones normales tienen 
una alta actividad mitótica. Se encuentran en tejidos que se renuevan constantemente (por ejemplo, el revestimiento epitelial de las cavidades y la superfi cie corporal, los precursores hematopoyéticos en la médula ósea y las espermatogonias,que dan origen a los espermatozoides).
Células estables, que en condiciones normales no se 
dividen, pero cuya división puede inducirse mediante el 
estímulo apropiado. Estas células renuevan de manera lenta los tejidos menos expuestos, pero pueden aumentar la velocidad de renovación en caso de pérdida tisular, como sucede con el hígado, los túbulos renales proximales y las células endoteliales de vasos sanguíneos.
Células permanentes, que carecen de la capacidad de 
división. Son células totalmente diferenciadas, muy especializadas,
incapaces de entrar nuevamente al ciclo celular; 
un ejemplo representativo son los eritrocitos, que se originan de su precursor y pasan por un proceso de maduración en el cual pierden su núcleo y con ello su capacidad de división.


Una visión global del ciclo celular permite observar 
cómo la célula transcurre de manera ordenada y sin discontinuidad por dos grandes etapas bien diferenciadas: la fase M (mitosis en células somáticas y meiosis en células germinales) y la interfase (común en ambas).


Durante esta etapa, la célula se prepara para la siguiente 
división y duplica su material genético, es decir el ADN, y 
todo su contenido (proteínas, ARN, organelos, membranas), de manera que duplica su tamaño antes de dividirse en dos células hijas.


La mayor parte de la vida celular, ya sea en la interfase o 
en quiescencia (reposo), la molécula de ADN no está presente en la forma extendida de doble hélice ni tampoco en la forma compacta de cromosomas, sino en un estado parcialmente condensado conocido como cromatina.


El ciclo celular transcurre entre dos divisiones celulares 
sucesivas; se divide en cuatro fases, con una duración desigual, que se exponen a continuación.


Fase de descompactación (G1)
Tras la mitosis, la célula entra en la fase G1 (G, de gap, 
“intervalo”), durante la cual se dedica a sus actividades 
especializadas. La principal diferencia entre las células de división rápida y las de división lenta es la duración de la 
fase G1, que proporciona tiempo adicional de crecimiento. De las tres etapas de la interfase, la G1 es la más variable. Con notables excepciones, las células que han detenido su división de manera transitoria o permanente, en el cuerpo o en el medio de cultivo, se encuentran en una etapa previa al inicio de la síntesis de ADN. 

Durante la fase G1, las células mantienen un número 
constante de cromosomas diploides (2n) y su contenido en el ADN no está duplicado, por lo que se afi rma que equivale a 2c (dos copias). La cromatina se descondensa de forma gradual hasta adoptar una conformación totalmente extendida (correspondiente a la doble hélice), necesaria para la separación de las dos hebras en la siguiente fase. En este periodo la célula determina si las condiciones ambientales e internas son adecuadas para la división celular. 

En el caso de que las condiciones sean favorables, la 
célula atraviesa el punto de inicio (start) que compromete de forma irreversible el comienzo del ciclo celular. Si las 
condiciones ambientales vuelven a ser favorables, la célula puede repetir el ciclo varias veces más.
 




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