Laura había decidido que era hora de enfrentar la verdad y hablar con Daniel. Ya había mentalizado que no sería fácil, pero necesitaba ser honesta consigo misma y con él. Se encontraron en un parque tranquilo, un lugar que solían visitar cuando comenzaron a salir. Laura pensó que sería un buen lugar para una conversación tan difícil.
Daniel llegó, y aunque llevaban días sin verse, intentó besarla al acercarse. Ella, sin embargo, se apartó, lo que lo dejó confundido y preocupado.
—Laura, ¿qué está pasando? —preguntó Daniel, con una mezcla de curiosidad y preocupación—. ¿No quieres que te bese?
Laura respiró hondo, tratando de encontrar las palabras adecuadas.
—Daniel, he estado pensando mucho en nosotros y en nuestra relación. Y… creo que no puedo seguir adelante con la boda —dijo Laura, sintiendo que su corazón se rompía al decirlo.
Daniel la miró, incrédulo.
—¿Qué? ¿Por qué? ¿Es por alguien más? —preguntó, su voz llena de incredulidad y dolor.
Laura negó con la cabeza, sintiendo las lágrimas asomar en sus ojos.
—No, Daniel. No necesariamente tiene que haber alguien más para que una relación termine. Es porque no me siento feliz. No quiero seguir adelante con algo que no siento que sea correcto para mí —explicó, con la voz quebrada.
Daniel se levantó del banco, su rostro lleno de frustración y enojo.
—¡No puedo creerlo, Laura! ¿Después de todo lo que hemos pasado juntos? ¿Después de todo lo que hemos planeado? —gritó, su voz resonando en el parque vacío.
Laura se levantó también, tratando de mantener la calma.
—Lo siento, Daniel. Realmente lo siento. Pero no puedo seguir adelante con esto. No quiero lastimarte, pero también necesito ser honesta conmigo misma —dijo, con lágrimas rodando por sus mejillas.
Daniel la miró, sus ojos llenos de dolor y confusión.
—¿Es que acaso tienes a otro? ¿Es eso? —reprochó, su voz llena de amargura—. Esa es la razón, pero lo niegas.
Laura negó con la cabeza, sintiendo que su corazón se rompía aún más.
—No, Daniel. No hay nadie más. Solo necesito tiempo para encontrarme a mí misma y entender lo que realmente quiero —respondió, con la voz temblorosa.
Daniel se quedó en silencio por un momento, tratando de procesar lo que estaba pasando. Finalmente, suspiró y se pasó la mano por el cabello, visiblemente afectado.
—No puedo creer que esto esté pasando. Pensé que éramos felices, que teníamos un futuro juntos —dijo, con la voz quebrada.
Laura bajó la mirada, incapaz de seguir mirándolo.
—Daniel, ya no te amo. Lo siento mucho, pero no puedo seguir pretendiendo. Espero que algún día puedas entenderlo —dijo, con sinceridad y tristeza en sus ojos.
Daniel, sin querer rendirse, volvió a acercarse a Laura.
—Laura, no tienes que hacer esto. Podemos intentarlo de nuevo. Te amo, podemos superar esto juntos, no me hagas esto —dijo Daniel, con desesperación en su voz.
Laura negó con la cabeza, sintiendo las lágrimas correr por sus mejillas; era imposible evitarlas.
—Daniel, eso no es amor. El amor no se fuerza, no se trata de intentarlo una y otra vez cuando ya no hay sentimientos reales. —respondió Laura, con voz quebrada.
Daniel se sintió frustrado, sin medir bien sus palabras, intentó encontrar una manera de convencerla.
—¿Entonces qué es amor para ti, Laura? ¿Pasar el tiempo con otro hombre mientras te preparas para dejarme? —dijo, sus palabras llenas de amargura.
Las palabras de Daniel fueron como una puñalada en el corazón de Laura. Su rostro mostró una mezcla de dolor e incredulidad.
—¡Eso no es justo, Daniel! No hay nadie más. Simplemente, ya no siento lo mismo. Decir que amas a alguien no es suficiente cuando no estás dispuesto a entender y respetar lo que esa persona siente y lo más importante, a dedicar el tiempo para que la relación no se deteriore —dijo Laura, su voz temblando de lo que sentía en ese momento.
Daniel se quedó en silencio, su mirada llena de conflicto interno. Sabía que había dicho algo hiriente, pero no podía controlar la desesperación que sentía.
—Lo siento, Laura. Es solo que… no puedo imaginar mi vida sin ti —dijo Daniel, su voz quebrada.
Laura sintió un profundo pesar, pero también una determinación en su corazón.
—Y no quiero que te sientas así, Daniel. Pero tienes que entender que quedarme contigo por lástima o culpa no es justo para ninguno de los dos. Mereces a alguien que te ame de verdad, y yo necesito encontrar lo que realmente me hace feliz —respondió Laura, con una mezcla de tristeza y resolución.
Daniel asintió lentamente, dándose cuenta de la verdad en sus palabras. Aunque el dolor era intenso, sabía que no podía forzar a Laura a quedarse.
—Espero que encuentres lo que buscas, Laura. Realmente lo deseo —dijo, con una mirada de resignación.
Daniel se mantuvo en silencio por unos segundos, su rostro mostraba el dolor que sentía.
—Pero esto… esto duele mucho —dijo, antes de darse la vuelta y alejarse.
Laura se quedó en el parque, sintiendo una mezcla de alivio y tristeza, viendo cómo Daniel se alejaba, su corazón, un torbellino de emociones.
Sabía que había tomado la decisión correcta, y estaba decidida a encontrar su propia felicidad, sin importar lo difícil que fuera. Decidió caminar un poco para despejar su mente, sintiendo el frío aire de la tarde en su rostro.
Laura llegó a su apartamento después de la difícil conversación con Daniel. Al cerrar la puerta detrás de ella, sintió que las emociones que había estado reprimiendo empezaban a desbordarse. Tomó su teléfono y llamó a Martina, necesitando desesperadamente el apoyo de su amiga.
—¡Martina, necesito verte! —dijo Laura, su voz quebrada.
—Voy para allá a la velocidad de un rayo, Laura. Aguanta ahí —respondió Martina con urgencia.
Unos minutos más tarde, el timbre de la puerta sonó y Laura abrió para encontrarse con Martina, quien la abrazó de inmediato.