Presentación.

El día de la presentación del libro de Laura finalmente llegó, y el evento se celebraba en la librería donde ella trabajaba. El lugar estaba decorado con luces cálidas y arreglos florales, creando una atmósfera acogedora y festiva. Amigos, familiares y algunos clientes habituales llenaban el lugar, creando una atmósfera llena de expectación y entusiasmo.

Laura, nerviosa, pero emocionada, se encontraba en el centro del escenario improvisado, con una pila de libros a su lado y un micrófono en la mano. Miguel estaba a su lado, como siempre, ofreciendo su apoyo incondicional.

—Buenas tardes a todos. Muchas gracias por estar aquí hoy. Este libro, Sombras de la Verdad, ha sido un sueño que he trabajado durante mucho tiempo, y estoy increíblemente agradecida por todo el apoyo que he recibido —comenzó Laura, su voz llenándose de emoción.

La multitud aplaudió y Laura continuó.

—Quiero dedicar este libro a todas las personas que han creído en mí, especialmente a mi madre, Clara, por su amor y apoyo incondicionales. Y, por supuesto, a Miguel, mi mejor amigo, quien ha sido una parte fundamental de este viaje. Sin su ayuda y aliento, este libro no sería una realidad —dijo, mirando al hombre con gratitud.

Miguel le devolvió la sonrisa, su orgullo por Laura evidente en sus ojos.

—Ahora, me gustaría leerles un fragmento de mi novela. Espero que lo disfruten tanto como yo disfruté escribiéndolo —añadió Laura, abriendo su libro.

Mientras Laura leía un pasaje emocionante y lleno de suspenso de Sombras de la Verdad, la audiencia escuchaba atentamente, cautivada por su narrativa. La historia de intriga y misterio que Laura había creado mantenía a todos al borde de sus asientos.

Después de la lectura, la audiencia estalló en aplausos. Laura se sintió abrumada por la emoción y el orgullo.

—Gracias, muchas gracias a todos. Si alguien tiene alguna pregunta o quiere una firma, estaré encantada de hacerlo —dijo, con una sonrisa radiante.

La fila de personas que querían hablar con Laura y obtener una copia firmada de su libro se formó rápidamente. Entre ellos estaban sus amigos más cercanos, su madre Clara, y para su sorpresa, también su padre Roberto, quien había decidido asistir al evento a pesar de sus reservas.

Cuando Clara llegó a la mesa, abrazó a Laura con fuerza.

—Estoy tan orgullosa de ti, cariño. Sabía que lo lograrías —dijo Clara, con lágrimas de alegría en los ojos.

—Gracias, mamá. No podría haberlo hecho sin ti —respondió Laura, emocionada—. No era necesario que hicieras la cola.

Clara sonrió y bromeó:

—Bueno, cariño, necesitaba comprobar que tu firma fuera auténtica y no autografiada por algún doble tuyo. Además, hacía mucho que no estaba en una cola, que no fuera para el supermercado —dijo, guiñando un ojo.

Laura rio y abrazó a su madre una vez más. Luego, su padre Roberto se acercó, con una expresión seria.

—Hola, papá —dijo Laura, con una sonrisa nerviosa, esperando alguna reacción positiva.

Roberto no dijo una palabra, simplemente extendió el libro hacia ella, señalando la portada con un gesto que indicaba que quería que lo firmara. Laura sintió una punzada de tristeza, pero decidió mantener la calma y el profesionalismo.

—Claro, papá, será un honor —dijo, tomando el libro y firmándolo con una dedicatoria cariñosa.

Mientras le devolvía el libro, Roberto asintió ligeramente, mostrando una leve sonrisa antes de alejarse sin decir más.

Mientras la tarde continuaba, Laura firmó libros, respondió preguntas y compartió risas con sus lectores. Fue una celebración de su logro, pero también el comienzo de una nueva etapa en su vida.

Después de la exitosa presentación de su libro, Miguel, le tenía una sorpresa especial planeada para ella. Le pidió a Laura que se quedara un poco más después de que todos se hubieran ido, ya que quería hablar con ella en privado.

—Laura, hay algo que quiero mostrarte. Ven conmigo —dijo Miguel, tomando suavemente su mano y guiándola hacia otro sector tranquilo de la librería.

Allí, en un rincón acogedor, Miguel había preparado una pequeña mesa con una vela encendida, una botella de vino y dos copas. Sobre la mesa, había un pequeño regalo envuelto con esmero. Laura miró la escena con sorpresa y emoción.

—Miguel, ¿qué es todo esto? —preguntó Laura, con una sonrisa.

—Quería hacer algo especial para celebrar tu éxito. Y hay algo muy importante que necesito decirte —respondió Miguel, con una mirada seria pero cariñosa.

Miguel tomó el regalo y se lo entregó a Laura. Ella lo abrió con cuidado y encontró un hermoso collar con un pequeño libro de plata, como dije.

—Es precioso, Miguel. Gracias —dijo Laura, emocionada.

—Laura, desde que te conocí, has sido una inspiración para mí. Verte trabajar tan duro y lograr tus sueños ha sido increíble. Y en el proceso, me he dado cuenta de algo muy importante. Te quiero, Laura. Quiero estar contigo en cada paso del camino, apoyándote y compartiendo nuestras vidas. ¿Quieres ser mi novia? —preguntó Miguel, mirándola con una mezcla de emoción y nerviosismo palpable en su rostro.

Habían pasado semanas desde que había decidido dar el paso y pedirle que fuera su novia, y ahora solo esperaba que su amor fuera correspondido.

Laura sintió que su corazón latía con fuerza. Las palabras de Miguel resonaron en lo más profundo de su ser, llenándola de una felicidad indescriptible.

—Sí, Miguel. También te quiero. Y sí, quiero ser tu novia —respondió Laura, con una sonrisa radiante.

Miguel, aliviado y feliz, la abrazó con fuerza y con movimientos torpes y temblorosos, sintiendo la electricidad en el aire entre ellos. Sus labios se encontraron suavemente, con una delicadeza que les hizo temblar a ambos. El beso fue lento, tierno y lleno de pasión.

El corazón de Miguel latía con fuerza en su pecho mientras sentía la suavidad de los labios de Laura contra los suyos. Se sentía como si estuviera flotando en el aire, totalmente perdido en el momento, y no quería que terminara nunca.