Fin

Al salir del lugar donde se llevó a cabo el concierto, todos fueron a casa de Martina, para hacer una pequeña celebración, pero grande fue su sorpresa cuando al llegar se encontraron con una fiesta sorpresa organizada por sus familiares.

A medida que la noche avanzaba, disfrutaban de la música bailando, riendo, después una parejita se alejó un poco. Pedro acercó su rostro al de Martina, susurrando suavemente.

—Martina, me haces sentir cosas que nunca había sentido antes. Me alegra que estés aquí conmigo —dijo, antes de besarla suavemente.

El beso fue tierno y lleno de promesas, y en ese momento, ambos supieron que estaban comenzando algo hermoso. El ruido y la celebración a su alrededor desaparecieron mientras se perdían en su propio mundo.

Laura y Miguel, observando desde la distancia, sonrieron al ver a sus amigos encontrar la felicidad juntos. Todo lo que habían pasado valía la pena por momentos como este.

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Después del exitoso concierto de lanzamiento, Miguel supo que había llegado el momento de hablar con Lola. A pesar de todo lo que había pasado, sentía que necesitaban una conversación honesta para cerrar el capítulo de manera adecuada.

—Llámala —dijo Laura.

—¿Y si no contesta?

—Entonces ya has hecho todo y no debes de preocuparte por algo más.

Después de esa conversación, decidió llamarla y, para su alivio, Lola aceptó reunirse con él en un café cercano al lugar del concierto.

Cuando Miguel llegó, vio a Lola sentada en una mesa en la esquina, con una expresión pensativa en el rostro. Se acercó y se sentó frente a ella, notando la mezcla de emociones en sus ojos.

—Gracias por venir, Lola. Significa mucho para mí —dijo Miguel, rompiendo el hielo.

Lola asintió y le dio una sonrisa débil.

—Claro, Miguel. Creo que ambos necesitamos esta conversación —respondió, con un tono suave—. La última vez no quedamos en buenos términos.

Hubo un breve silencio antes de que Miguel comenzara a hablar de nuevo.

—Quiero empezar diciendo que lamento mucho cómo resultaron las cosas. Nunca quise que te sintieras menospreciada o ignorada. Siempre has sido una parte fundamental de la banda y una amiga muy importante para mí —dijo, con sinceridad.

Lola suspiró y asintió.

—Gracias, Miguel. Sé que tus intenciones eran buenas, pero necesitaba tomar distancia para entender mis propios sentimientos. Fue difícil ver cómo todo cambiaba y sentir que no tenía un lugar en ello —dijo, con tristeza.

Miguel tomó un sorbo de su café y continuó.

—Lo entiendo, y respeto tu decisión. Solo quiero que sepas que siempre te valoré, incluso si no lo mostré de la manera adecuada. Estoy agradecido por todo lo que hiciste por la banda y por mí personalmente —dijo, mirándola a los ojos.

Lola sonrió un poco más, sintiéndose reconfortada por sus palabras.

—También quiero decirte que, aunque fue difícil dejar la banda, pero creo que fue lo mejor para mí. He tenido tiempo para reflexionar y trabajar en mis propios proyectos. Y ver el éxito del concierto y del álbum me llenó de orgullo. Sabía que ustedes lo lograrían, son muy buenos —dijo, con un tono más firme.

Miguel sonrió, sintiéndose aliviado.

—Me alegra escuchar eso, Lola. Te deseo todo el éxito en tus proyectos. Eres increíblemente talentosa y sé que lograrás grandes cosas —dijo, con convicción.

Lola asintió y extendió la mano hacia Miguel.

—Gracias, Miguel. Y lo mismo para ti. Estoy orgullosa de todo lo que has logrado y siempre estaré apoyándote, aunque sea desde la distancia —dijo, con una sonrisa genuina.

Miguel tomó su mano y la estrechó con fuerza.

—Siempre serás parte de esta historia, Lola. Prometo que seguiremos apoyándonos mutuamente en nuestros caminos —dijo, con sinceridad.

Lola asintió y, con una última mirada de entendimiento, ambos se despidieron en buenos términos. Sentían que, a pesar de los desafíos y las separaciones, había una conexión y un respeto mutuo que perduraría, porque de eso trata la amistad.

Miguel dejó el café sintiéndose más ligero, sabiendo que había encontrado un cierre necesario. Estaba listo para seguir adelante con la banda y con Laura, agradecido por las lecciones aprendidas y las amistades que, aunque cambiantes, seguían siendo valiosas.

Los meses pasaron rápidamente, llenos de logros y momentos inolvidables. Laura finalmente terminó su segundo libro, una obra sobre romance. Ella se sentía orgullosa de su trabajo y no podía esperar para compartirlo con el mundo.

Mientras tanto, la banda, ahora completa y más unida que nunca, comenzó a planear una gira para promocionar su álbum. Las críticas positivas y el entusiasmo del público les dieron la confianza necesaria para llevar su música a nuevas ciudades y audiencias. Las reuniones de planificación estaban llenas de emoción mientras discutían las posibles fechas, lugares y escenarios.

—Ha sido un viaje increíble, ¿verdad? —dijo Miguel, abrazando a Laura mientras se sentaban juntos en el sofá.

—Sí, lo ha sido. A veces no puedo creer todo lo que hemos pasado y lo lejos que hemos llegado. Estoy muy orgullosa de ti y de la banda —respondió Laura, apoyando su cabeza en el hombro de Miguel.

—Y yo estoy increíblemente orgulloso de ti. Tu libro es una obra maestra, Laura. Has puesto todo tu corazón y alma en él —dijo Miguel, acariciando su cabello.

—Gracias, amor. No podría haberlo hecho sin tu apoyo y el de nuestros amigos. Todo esto ha sido posible gracias a la conexión que hemos construido juntos —respondió Laura, con una sonrisa.

Miguel la besó suavemente, sellando su promesa de un futuro brillante juntos. Mientras se quedaban allí, disfrutando de la tranquila intimidad del momento, sabían que estaban listos para enfrentar el mundo, mano a mano, con amor y determinación.

El viaje había sido largo y lleno de obstáculos, pero cada paso había valido la pena. Laura y Miguel sabían que su amor y su pasión por la música y la vida los llevarían a lugares increíbles, y esperaban con ansias cada nuevo capítulo de su historia compartida.