Caricias dolorosas

Capítulo 5.

¡Hola! Lamento mucho haber tardado tanto en actualizar, pero estaba con otros pendientes, unos que al fin terminé así que este mes estará dedicado para terminar Caricias dolorosas. ¿Están listos?

 

Rebecca

Una vez el karma dijo: «A veces tienes que sufrir en la vida. No porque fuiste malo, sino porque no te diste cuenta de cuándo dejar de ser bueno».

Mi pregunta aquí es, ¿yo he sido buena alguna vez? Es decir, mentí a mi familia respecto a lo que hacía con mi antigua banda, pero nunca les falté al respeto. Siempre intenté ser una hija ejemplar, daba lo mejor de mí, incluso ayudaba con mi trabajo de medio tiempo en la cafetería.

Con mis clientes allí era superamable, nunca les busqué pleito incluso cuando eran cretinos. En la escuela llevaba buenas notas, terminé cada etapa con honores, siempre el primer lugar, siempre en el cuadro de honor, siempre en la escolta y siempre recibiendo medallas.

Con mis abuelos también fui buena, los cuidaba cuando mamá no podía, a veces dormía en su casa porque me encantaba compartir tiempo con ellos, a veces iba a la iglesia con ellos y la pasaba bien. Entonces no comprendo, no entiendo cómo es que de buenas a primeras mi vida se vio envuelta en un tornado de malas vibras. Solo comprendo que mi mala suerte empezó el día que mi carrera musical se vio truncada.

De todas maneras, tampoco es como si me arrepintiera de lo que he hecho. Incluso dentro de todo esto soy feliz. Tengo a mi hermoso hijo el cual está muy sano, tengo un novio demasiado comprensivo y estoy en otro país disfrutando al máximo.

Aunque me falta algo, o más bien alguien.

Diane, mi chica petróleo.

Aún mientras cierro mis ojos al dormir puedo verla tal como la dejamos en Los Ángeles, con su expresión atormentada, con su cuerpo temblando, con la desesperación incrustada en cada porción de su piel. Quisiera decir que el coraje de aquella noche sigue igual de latente, pero sería mentira.

Yo… he recapacitado.

Mis pensamientos se han esclarecido y ahora entiendo que ella no pudo fingir todo, ella no pudo pretender ser alguien que no es solo para vengarse de mí cuando ni siquiera le hice nada malo. Desde que tengo memoria hemos estado juntas; en México, en Estados Unidos. Vivimos juntas un tiempo, nos apoyamos, me ayudó a criar a mi hijo, me dio consejos, fue mi sustento, mi anzuelo cuando la vida me tambaleaba de un lugar a otro. Me ayudó a elegir el bar, estuvo presente cuando inicié el primer día de clases, cuando terminé, cuando hice mi examen del MCAT para medicina y también fue ella quien, con una emoción exacerbante, me felicitó por haber sido seleccionada como estudiante de medicina.

Así que no, ella no pudo fingir todo pues la genuinidad, la verdadera alegría, la hermandad ahí estaban. Yo lo sé.

¿Eso significa que la perdono? Sí, mil veces sí. Sobre todo, porque sé lo mucho que ella ama a su familia adoptiva. Fueron ellos quienes le dieron una segunda oportunidad cuando sus padres biológicos la botaron y es comprensible lo que hizo porque yo, si hubiese estado en su lugar, si tuviera que traicionarla a ella para mantener a mi hermana viva, a mis sobrinos y a mi hijo, también le hubiese entregado mi alma al diablo, al mal, a lo impuro.

He buscado contactarla mediante las redes sociales, pero no encuentro su perfil en ninguna parte, es como si sus registros hubiesen sido eliminados o suspendidos. Me aterra pensar que algo malo pudo haberle pasado, pero tampoco tengo cómo preguntar por ella sin alterar a sus hermanos.

México y Hannah no merecen involucrarse en esta mierda, no cuando de seguro corren peligro. Mi última opción es llamarle a Aries, pero no quiero molestarlo u alterarlo. Dejó en claro que estaría involucrado con el FBI para capturar a Escorpio.

Así que debo esperar. Tarde que temprano sabré de ella.

Además… las malas noticias vuelan rápido.

Por otro lado, esto de buscar vestidos adecuados para la boda es tedioso. He decidido no usar un vestido blanco, eso es muy cliché y aburrido. Me voy más por un color dorado intenso, algo que represente vida, frescura. Es por eso que decidí venir a una boutique semi elegante donde venden todo tipo de vestidos, desde los más discretos hasta los más escandalosos. Vanessa vino conmigo y Gissou. Ambas ocupaban distraerse y estar lejos de los chicos.

—¿Entonces no quieres blanco?

—Afirmativo, sobrina. Ya no estoy en edad para ese cliché.

—Te verías bonita en uno rojo, tía Becca —murmura Gissou. Mi corazón se calienta gustoso al escucharla referirse a mí como una tía. Le alboroto su melena y ella ríe.

—Un rojo estaría bonito también. Pero quiero uno dorado o amarillo de seda.

Una sonrisa es desplazada por mis labios al mirar el vestido perfecto. Como una cría voy hasta él para tocarlo. Es suave, de seda, tiene finos tirantes amarillos con un escote discreto pero sensual, en la cintura tiene una especie de costura que seguro es para amoldarlo a la perfección y de largo es hasta los tobillos.

—Creo que lo has encontrado, tía —canturrea Ness, poniéndose a mi lado—. Joder, en serio que no quepo de la felicidad al saberte pronto casada. ¡Ya era hora! Mamá y yo siempre platicábamos de quien sería el afortunado en robarse tu corazón, más nunca creímos que sería alguien tan distinto a ti.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.