Carpe Díem

Capítulo 28

Capítulo 28

 

-Nina-

Moví mi cabeza, sentía la punta de la nariz muy fría, un suave «miau» termino por despertarme, me erguí y encontré a León sobre la cama de Luca observándome mientras se movía, su cascabel sonaba, yo tenía frío mucho frío, el inmenso ventanal de la habitación estaba abierto de par en par, inmediatamente o por producto del frío descubrí que tenía una gruesa frazada que me cubría, la tomé y me envolví en ella cuando me puse de pie, caminé hacia la sala.

Encontré a Duncan cerrando uno de los inmensos ventanales, observé que había trozos de troncos cerca de la chimenea.

—Duncan…— balbucí temblorosamente.

—Nina, en invierno es bueno que cierres las ventanas, de lo contrario podrías  enfermar—me aconsejó Duncan caminando hacia la chimenea que ya tenía el fuego encendido, colocó dentro un par de troncos para alimentar las llamas.

—realmente lo olvidé…—Duncan no oyó mi voz, estaba compenetrado en asegurarse que el fuego de la chimenea no se apagara.

—Luca estuvo aquí por la mañana, y me pido que viniese a prender la chimenea, dijo que literalmente estabas queriendo morir congelada y vaya que sí.

—¿Luca ha regresado?— pregunté.

—Sí, pero  vino sólo un rato muy temprano por la mañana—Cuando Duncan dijo aquello sentí tristeza por no estar despierta cuando él regreso, deseaba verlo.

Desde que conocía el rumbo de la historia de vida de Luca, conocer parte de la vida de su madre logró que yo detestase en cierto punto a Laurent

¿Cómo haría para seguir  sabiendo todo eso? Sentía que ya no podía detenerme, debía quedarme allí por él, ¿cuál era el costo? Cada vez que me hacía esa pregunta, me estremecía, aún debía confirmar si Luca realmente poseía semejante capacidad, si bien todo me daba entender que sí, no podía certificar todo aquello, quizás necesitaba comprobarlo personalmente, si realmente a él le ocurría eso, entonces, podía jurar que aquello era sorprendente.

Pasaron dos días más, Duncan no había estado sintiéndose bien y el frío le obligaban a mermar el trabajo- Me encontraba en la universidad, esta vez había decidido salir antes para ir a ayudarlo con los quehaceres, la neblina de la mañana me envolvía como un abrigo de hielo, congelándome, frote mis manos para luego esconderlas dentro de la lana de mi sweater, ajuste mi saco aminorando la caminata, había llegado hasta el bosque en donde lo había conocido por primera vez en ese juego.

Caminé adentrándome por completo, deja a un lado mi bolso, soportando el frío debatiendo si lo que iba a hacer era realmente declararme como una completa desequilibrada, esperé intentando resguardar la última pizca de raciocino que apele en tener en esos momentos.

Comencé a caminar nuevamente con rapidez debía alejarme mis ideas me estaban llevando a un límite peligroso, comencé a correr estaba atardeciendo debía ocupar la poca luz de la tarde para encontrar el barranco de la última vez. Aceleré el paso extrañamente me sentí nerviosa, turbada, dando grandes zancadas comencé a alejarme más y más la punto de que los árboles había camuflado con certeza mi paso por el bosque, mientras mi mente se cuestionaba el arrebato impulsivo que estaba teniendo.

Tenía que arriesgarme, de lo contrario, nada, ni nadie quitaría el perpetuo enigma que lo  envolvía, Luca tenía por predilección los extremos, escalaba incluso hasta sobre sí mismo,  llegando a rasguñar los niveles de su propia tolerancia gracias a sus excéntricas tendencias extremistas, podía consumirse en un par de segundos, o bien, renacer  como una fulgente llama haciendo bramar el polvo.

Solo debía ponerlo a prueba, de la única manera de hacerlo era provocándolo con algo que solo yo sabría. Me detuve. Mi respiración se aceleró, voltee sobre mis talones una vez más, mi cabello se deslizo con mi brusco movimiento, quite las manos de mis bolsillos. Comencé a correr, mi agitada respiración empañaba mis sentidos, descubrí, que la provocación en mí, era un hábito reprimido, lo poseía sublimado bajo mi dócil comportamiento, en varios intentos, él,  rozo mis cadenas, deseando ver hasta dónde podía llegar bajo su desafío. 

Bien, este era un intento de aquello…

Mi respiración afanosa me estimulaba a seguir corriendo atravesé la maleza, los árboles, la oscuridad a medida que iba penetrando más iba haciéndose más evidente, la tierra húmeda…

«¿Has visto esto que estoy haciendo ahora?»

Jadeaba asustada, nerviosa y turbada, corrí, sentí como mis zapatillas resbalaron, ahogué un grito espantada mientras mis retinas graban la peligrosa cercanía de esa engañosa pendiente cubierta por maleza rocas y troncos caídos que se perdían en una penetrante oscuridad. Di varios pasos hacia atrás, lancé un jadeo aterrador cuando me lancé hacia ese agujero.

Sentí que mi espalda era sujetada con fuerza mi ropas se estiraron con brutalidad  hacia atrás , mi cabeza dio de lleno contra algo alguien me deslizó  devolviéndome  sobre  tierra firme, gemí de dolor sobre el suelo, la cabeza me daba vueltas y  el dolor era punzante, trague con dificultad cuando observe a Luca separándose de mi con la mirada desorbitada aseverando sus rasgos  furiosos. La pálida piel de Luca centellaba bajo  su fastidio, yo estaba paralizada,  en completo shock,  camino hacia mí ayudándome a  levantarme.




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