Cartas a Beatriz

Trois

Finalmente, es sábado. Beatriz se permite despertar hasta las 7:01 AM los fines de semana. Así que, a tal hora, se levanta de la cama y hace sus quehaceres. Hoy tiene pensado descubrir qué dicen las misteriosas cartas que ha recibido en el último día. Tal vez no sean para ella, pero eso no le impide desear conocer su significado. Y, además, ¿qué tal si, efectivamente, van dirigidas para la misma Beatriz? Lo dejará a la suerte.  

En el departamento de al lado, hay un joven que, según recuerda Beatriz, habla cinco idiomas. No recuerda cuáles, pero si entre esos cinco se encuentra el francés, seguro que puede ayudarle. Casi no habla con él, es un poco extraño. Pero hacía unos meses él le había comentado de sus conocimientos sobre lenguaje mientras lavaban sus ropas en la lavandería.  

Beatriz sale de su apartamento y se dirige al del muchacho. Se llama José, está casi segura. 

Toca la puerta de la vivienda del chico. Nota que está escuchando música de Elvis Presley. 

—¿Quién es? —pregunta una voz masculina desde adentro. 

—Soy Beatriz, tu vecina de al lado—responde la muchacha, elevando la voz para que logre él escucharla. 

Abre la puerta. 

—Hola Beatriz, ¿puedo ayudarte en algo? 

—Hola, sí. Disculpa que te moleste, pero, ¿sabes hablar francés? —pregunta, un poco temerosa. 

—Francés, inglés, italiano, portugués y un poco de ruso—afirma, sonriendo vanidosamente—¿Por qué? ¿Alguna tarea? 

—No, no. Es que recibí unas cartas, pero están escritas en francés. ¿Puedes traducirlas, por favor? Si no es mucha molestia. 

—No hay problema. Pasa. 

Beatriz se adentra al departamento del joven. Está bastante desordenado. Tiene múltiples posters de Marilyn Monroe, Audrey Hepburn, el Che Guevara y de algunas películas en las paredes, además de cuadros con frases en inglés. Hay coletillas de cigarros por todos lados. Al menos son sólo cigarros regulares. O eso espera. 

—Bueno, muéstrame. 

Beatriz le entrega las dos hojas al muchacho. Este se coloca unas gafas, y comienza a leer una de ellas frunciendo el ceño. 

—Bueno, esta dice: Angelical Beatriz—comienza —, tienes la gracia y la armonía de las aves que vuelan en el cielo azul cubierto de nubes; una gracia y armonía que me encanta, me enamora, me—se detiene por unos segundos, como intentando comprender alguna palabra o frase—eleva. Tienes la belleza de una diosa griega; tú eres mi musa eterna. ¿Podrías, dulce Beatriz, aceptar un día mi amor? ¿Me concederías tal honor? Te escribo en francés, querida, porque solo una lengua tan hermosa es adecuada para una dama tan hermosa. Con amor, tu fiel amante. 

Beatriz se sobresalta. Todo aquello que dice es muy bello. ¿Será realmente para ella? 

—Pues mira, al parecer tienes por ahí a un enamorado—afirma el joven, riendo. 

—¿Puedes leerme la otra, por favor? —pide. 

—Claro. A ver, esta dice: ¿Qué ven mis ojos? ¿Es un ángel divino o me juegan una broma? A veces pienso que mi mirada me engaña, porque no es posible que exista un ser tan precioso. Lo pude—se detiene—, no, disculpa; la podría ver todo el día; sus movimientos agraciados y su andar violentamente hermoso me cautivan. Me encantaría ir hacia ella y besarla con dulzura, acariciar sus cabellos rizados y entrelazar mi mano con la suya. Pero no me atrevo. Una chica tan fina como un pétalo de rosa no merece a alguien como yo. ¿O tal vez sí? Espero que algún día me atreva—finaliza—. Esto es muy bonito, Beatriz. Creo que ya me enamoré del que te envió esto—bromea. 

—Sí—responde, riendo—. Pero se me hace muy raro. Yo creo que se equivocaron de dirección. 

—Sé más positiva, a la mejor y sí es para ti—dice, entregándole nuevamente los dos manuscritos. 

—Bueno, muchas gracias por ayudarme. Y disculpa la molestia—expresa, levantándose del sillón café de la sala del joven. 

—Ninguna molestia, que de algo me sirva saber francés. Si te llega otra carta, no dudes en venir para que te la traduzca. 

—Qué amable, gracias—dice, saliendo del departamento del muchacho—. Hasta luego, José. 

—Dime Leonardo—pide—. Hasta pronto. 



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En el texto hay: cartas, poesia en frances, 50s

Editado: 09.03.2019

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