Hoy, lo hice otra vez, te dije adiós, me enoje contigo, te odie por un momento. Pero la necesidad que dijeras que me quede, jamás persistió. Ya perdí la cuenta de cuantas veces me despedí de ti. Y aunque no viste mis lagrimas, no escuchaste mis sollozos, mis ojos te daban ese indicio de suplica, para que me detuvieras. Mi necesidad de escucharte pedir que no me marcahara, que me quedara a tu lado era lo único que necesitaba. Hoy, una vez más... me despedí de ti.
Miel Alboré