Carta °2: al final uno decide

Una de las primeras emociones que experimente fue la rabia. Me sentía tan enojada con el mundo y todos los que en el residían parecían ser mis enemigos. La rabia que abundaba en mi sistema era mucho y cuando me decían que no sería la primera ni la última en experimentar la muerte de quien más amas, solo lograba ofuscarme más. Me sentía sola, herida e incomprendida pero lo que más me hacía estallar era escuchar los comentarios de quienes te distinguían, muchos de esos rostros imprudentes abogaban y apostaban porque terminaría siendo un desastre sumida en las drogas y prostitución. Cuanta maldad y toxicidad en aquellos seres que en vez de enviar energías positivas solo me deseaban mal y tú habiendo partido a menos de un día. Pero no quiero quedar como una víctima porque esto no es el motivo de esta carta. Con el pasar de los días me convertí en una joven rebelde que retaba a todo y a todos, que deseaba un poco de atención pero mi hermano, mis tías, mi familia y el resto de nuestros conocidos habían seguido con su vida mientras yo me había estancado en los recuerdos y en la vida que no volvería a tener. Pero como poder entender que un día estabas a mi lado, al día siguiente en coma y un par de días una llamada para avisar que no volverías a la casa que tu risa no se escucharía nunca más, tu deliciosa sazón en la cocina desaparecería y el pescado que tanto te elogiaban al preparar nunca más volvería. Estaba empezando a vivir y necesitaba tus consejos pero en ese momento no entendía que en los 13 años juntas me diste todo y más bases para una vida digna, responsable y coherente para los sueños que tenía. Podía quedarme en el momento donde me quede sin tu presencia y pegarme de eso para ser la pobre victima que si no tiene mamá o papá no puede seguir, o seria la joven con un maravilloso ejemplo de fuerza que logra brillar como las estrellas en medio de la oscuridad y sus objetivos sin desviarse del camino correcto, sin vender los valores, la dignidad, y todo lo que nos compone y nos hace seres de luz.

Cometí muchos errores en el proceso de sanar, dije cosas que hirieron a otros y por momentos me olvide de lo mucho que te esforzabas por hacerme mejor persona, me olvide de los libros cuando amaba leer, le agarre miedo a cantar cuando era una pasión y eras tú quien me alentaba poniendo una pista de roció durcal y con un cepillo de cabello imaginando mi micrófono, baje mis notas porque no le veía el sentido a las cosas,

Como si de magia se tratara un día soñé contigo, estabas hermosa y radiante tan solo eso me basto para despertarme distinta, luego de ese momento volví a ser yo. La chica que quise suprimir surgió y brillo más que nunca, al final del día la vida no se trataba de ti sino de mí. Quien se perjudicaría no eras tú, porque ya habías vivido, era yo. No eras tú quien tenía una vida por delante, era yo. Con el dolor y el corazón roto tuve que levantar la cabeza y apegarme a lo bueno a tu lado y no al dolor de verte en una cama. Borre de mis recuerdos la tristeza de ese último suspiro y pensé en la mujer que amaba verse hermosa y no podía salir a la calle sin tener sus uñas lindas. Empecé a vivir con los recuerdos felices y empecé a vivir por mí.

A la fecha me falta mucho por superar y soltar. Tu ausencia aun duele pero es parte del proceso. Pero lo que si puedes estar segura es que estoy encaminada a lograr mis sueños, estoy enfocada en lograr mis metas y que lo que un día soñamos se haga realidad por ti, pero principalmente por mí. Esa joven que vivía enojaba e intentaba fastidiar a los demás se esfumo con mi enojo por el mundo porque al final del día y el camino la única perjudicaba seria yo. Y al pensar ¿Que sentirías tú al verme así? Mi corazón lloro una vez más. Cuando lo único que más quiero y querré es que estés orgullosa donde estés, no importa que tan lejos te encuentres, nuestro amor es tan fuerte que la conexión llegara.

Te envió mi amor de aquí al cielo.
Con amor, para Isabela.