01/03/2019

Querido J.

¿Te he dicho alguna vez la verdadera razón por la que abandoné la carrera? ¿No? Bien, te contaré.

Cuando recién ingresé a la carrera de derecho, realmente quedé fascinado con ella, me encantó el poder saber más sobre la ley, el cómo aplicarla y como defenderme con ella. En verdad era un paraíso para mí Desafortunadamente, el gusto no me duró mucho tiempo. No sé si fue casualidad o no pero en el mismo semestre me tocaron varios profesores que pensaban de una manera nefasta respecto a la gente, solo les importaba el dinero que les pudieran sacar, tenían costumbres un tanto homofóbicas y eran demasiado hipócritas. No pude llevar el ritmo que me propusieron y sumado al hecho de que mi sueño es ser un escritor, terminé abandonando la carrera.

Hasta la fecha no sé si fue un grave error o fue una buena decisión, me sigue gustando el derecho, para mí es algo muy bello, sin embargo, es muy mal aplicado y no precisamente por culpa de la ley en sí. Realmente yo quería hacer justicia, pero un chico de tan solo veinte años no va a hacer nada contra gente que tiene dinero, poder y gente a su disposición.

Es por ello que tuve que conseguir un trabajo, por más que quiera dedicarme de lleno a lo nuestro, los sueños no van a alimentarnos, pagar la renta, el internet, la luz ni todo lo que conlleva vivir.

Si te soy franco, me encantaría poder graduarme de la universidad y tener un título que me respalde, no obstante, mucha gente ha triunfado sin la necesidad de entrar en una universidad, aunque por el otro lado, es gracias a ella que deben su éxito.

Por un momento creí que era una buena decisión el conseguir un empleo en lo que conseguía entrar a la carrera de comunicaciones porque en mi mente pregonaba la idea de que esa carrera puede ayudarme a comunicar lo que quiero, tener un cambio de aire, pero ahora no sé ni siquiera lo que quiero. Estoy perdido. ¿Debería estudiar? Y en ese caso, ¿qué?

Espero tu respuesta.

Con cariño, Juan.