Capítulo 31

Jason y Tyler estaban impresionados por el avión de Alexander. El viaje fue totalmente increíble.

Paige iba al lado de su esposo mordiéndose la mejilla.

—Deja de hacer eso o te lastimarás— le había dicho Alexander en varias ocasiones.

—Lo siento cariño; no lo puedo evitar, estoy nerviosa por lo que pueda pasar, tengo años de no poner un pie en mi pueblo.

—Lo sé, pero no estás sola. Recuerdo que nuestros votos decían "En las buenas y en las malas...

—Hasta que la muerte nos separe"— finalizo la oración ella— lo se cariño, gracias.

Le dio un beso en los labios de forma lenta y cariñosa, disfrutando del simple placer de acariciar sus labios con los del otro.

Una vez en el aeropuerto, Tyler y Jason insistieron en alquilar un coche aparte. Agradecieron la invitación para viajar en la limusina pero ellos se quedarían en el pueblo y no querían hacer al chofer de Alexander manejar de más.

Paige, Alexander y Mely, iban felices jugando mientras Grace simplemente los veía y sonreía.

Al llegar a la casa que alquilaron, Paige se quedó impresionada. Resulta que su esposo le mintió, no era una casa, era la vieja villa de la familia Ashby, desde pequeña siempre había soñado con entrar.

Cuando entraron se percató que era aún más hermosa por dentro, los jardines se extendían a lo largo de una pequeña mansión.

Al entrar a la casa ella se enamoró automáticamente de la iluminación, todo la pared interna con conexión al patio posterior era una cristalería hermosa, ventanas de suelo a techo decoradas con apliques.

— ¿Te gusta?— pregunto Alexander abrazándola por la espalda.

—Pensé que habías alquilado un lugar sencillo y seguro; no toda una villa— respondió Paige girándose, quedando de frente.

—Nos lo podemos permitir Paige. Además, el dinero que producimos es para gastarlo en el  tipo de cosas que deseamos, sino ¿Para qué es? Donamos una parte y ahora podemos disfrutar de la otra— eso la hizo reír.

—Tienes razón esposo mío— lo tomo del cuello y lo beso colocándose en puntillas— vamos a disfrutar de la casa.

Como ya era tarde, solo dieron un recorrido corto por la casa antes de cenar. Alexander había contratado a más personal local para que le ayudaran a Grace.

La sorpresa fue increíble  al conocer a las nuevas chicas del personal; resultaron ser unas ex compañeras de Paige del grupo de los populares.

Los mismos que le vaciaron un bote de pintura.

“El Karma si existe”

Las chicas se quedaron de piedra al reconocer a Paige; el cambio era increíble pero la verdad nadie pensó que llegaría lejos.

Todos sus compañeros tenían a Paige como la más tonta de la escuela; y ahora verla como su jefa  las ha dejado impresionadas y confundidas.

La cena transcurrió de manera tranquila con Paige devorando todo. Alexander solo reía acostumbrado al pequeño apetito de su esposa.

En la segunda planta él había mandado a colocar todo lo necesario para su hija, el cuarto de la niña era hermoso y quedaba justo a la par del principal.

—Amor ¿Que sucede?— pregunto Alexander al verla seguir mordiéndose la mejilla mientras se desvestía.

—No es nada, solo estoy un poco nerviosa por mañana.

—Tranquila cariño, todo saldrá bien.

Esa noche, Alexander solo se acostó con su esposa, la acariciaba tiernamente tratando de relajarla hasta que se quedó dormida en su pecho. La observaba dormir con la luz de la luna filtrándose por la ventana iluminando la piel de ella dándole una imagen muy hermosa.

Ella era su vida…y no quería verla sufrir.

El sólo esperaba que todo saliera bien, si no… el mismo se encargaría que no se volvieran a acercar a su mujer.

En la mañana Paige estaba buscando algo que ponerse, para ir al almuerzo con su familia.

No quería verse muy extravagante, pero tampoco tan desarreglada.

—Amor, aunque te pongas una bolsa encima te verías bien—le dijo Alexander sentado en la cama.

Ella río y eso fue suficiente para que Alexander se sintiera satisfecho.

—Solo tú me verías bien con una bolsa encima— le dijo ella quitándose su camisa y lanzándosela en la cara.