Casado con mi secretaria

Capítulo 20

Hoy también es un día bastante agitado, tanto para mí como para Alex y como para David y el resto de la empresa. He descansado lo suficiente como para terminar todo lo que tengo que hacer en menos de dos horas, me siento con energía y cuando Oliver Anderson está con energías todos tienen que estarlo porque me gusta que trabajen a mi mismo ritmo. Por suerte, Alex llega temprano y termina todo su trabajo a tiempo, hoy no he pasado estrés y eso es bueno, un día positivo.

En estos momentos estamos camino a Francia, aún tengo algunas cosas por hacer, pero ya son cosas insignificantes. Voy a darle crédito a Alex por hacer informes tan bien hechos, me gusta trabajar con ella.

Llegamos a París y la limusina nos dirige a mi apartamento. El que compré aquí hace un tiempo y nunca he usado. Hasta estoy considerando venderlo, no tengo tiempo de venir de vacaciones de vez en cuando. Alex me abraza de pronto tomándome por sorpresa.

—Aquí no venimos de paseo, venimos a trabajar —hablo, entre pausas. Ella me fulmina con la mirada y me causa gracia, pero no sonrío. Yo hablo en serio.

Al llegar al lugar, bajo de la limusina y mantengo la puerta abierta para que Alex salga. Saco lo que es la llave del lugar y se la entrego a ella.

—Piso 15 —hablo, ella sonríe y se encamina hacia el lugar. Voy tras ella.

Llegamos al piso y entramos al apartamento que me corresponde. Observo que todo esté arreglado y limpio, al parecer, todo está en orden. Paso mis dedos sobre el vidrio que lo rodea. El equipo de limpieza al que le pago hace un buen trabajo.

Alex recorre el lugar y se para frente al ventanal con vista a la torre Eiffel.

—Es pequeño, pero siempre vengo por uno o dos días, así que no necesitamos uno más grande —hablo, ella gira hacia mí—, la reunión es en hora y media. ¿Crees estar lista en ese tiempo? —resopla.

—¡Por Dios! Eso es poco tiempo —contesta.

—Para mí 90 minutos son…

—90 minutos —interrumpe, terminando mi frase y rueda sus ojos volviendo a la ventana, me hace sonreír. Camino hasta la habitación, tengo que ducharme. No me gusta estar retrasado.

Luego de algunos quince minutos tomando una ducha, salgo a la habitación con solo la toalla enrollada en mi cintura. Había olvidado llevar mi ropa interior conmigo. Ella está ahí recostada en la cama, de inmediato sus ojos se posan en mí, debería intimidarme, pero la verdad no, mi cuerpo está lo suficientemente bien para no avergonzarme y disfrutar de sus ojos morbosos sobre mi cuerpo.

Ella se va al baño y aprovecho para vestirme. Luego de unos minutos sale, ya hasta me había peinado. Tomo mi laptop y salgo a la sala para dejarla vestirse tranquila.

Me hundo en el sillón, es lo que más me gusta de esta casa. Comienzo a terminar mi trabajo, al menos no es algo estresante, así que lo hago con calma. Luego de unos minutos escucho su voz llamar mi nombre y volteo en su dirección. No puedo evitar ver su silueta enmarcada en un ajustado vestido verde, de su cuello cuelga un collar fino que guinda una piedra y cae justo entre su busto.

Me indica el cierre de su vestido y me acerco a ella para ayudarle. De inmediato siento su rica fragancia impregnarse en mi nariz, lentamente cierro el zíper de su vestido mientras mi otra mano está en su cintura. Veo cómo su blanca piel se va perdiendo tras la tela y yo solo quiero pasar mis manos por sus curvas.

—Hueles bien —hablo— y me gusta cómo te queda el color verde.

Dicho esto, me encamino de regreso al sillón, ya le he dicho demasiados cumplidos, no quiero que me malinterprete. Ella regresa a la habitación y luego de unos minutos al percatarme de que ya es hora voy hacia ella. Golpeo la puerta de la habitación y entro al escuchar «pasa» proveniente de su voz.

—¿Nos vamos? —hablo, ella me sonríe. Tomo su mano y ella toma un saco que reposa sobre la cama, se lo pone antes de salir por la puerta.

La limusina nos lleva al lugar, en el camino hablo con uno de mis socios, pero las piernas de Alex me distraen. El vestido llega justo arriba de su rodilla, pero al sentarse y cruzar las piernas me da un gran paisaje de sus muslos. Ella va recostada en mi hombro y me acomodo mejor para acariciar su cabello.

Llegamos al lugar y solo unos minutos después la reunión inicia. No sé cómo, pero mi mano terminó acunando la de Alex en toda la reunión, ella entrelaza sus dedos con los míos y me sonríe cuando vuelvo mi mirada a ella.

Al terminar, hablo con unos socios mientras Alex se ha quedado cerca de la mesa de las bebidas, dos señoras se le acercan, esposas de dos de mis socios y ella gentilmente se presenta. No puedo evitar notar cómo parece intrigada en la conversación, aunque estoy seguro de que no le están hablando de algo que a ella le interese escuchar. Levanta su mirada y sus ojos se clavan en los míos, sonrío y ella me devuelve la sonrisa de una manera dulce.

Luego de cenar, regresamos a casa. Me cambio para continuar haciendo el informe y Alex se ofrece a ayudarme, me gusta trabajar con ella. Le explico las cosas que debe hacer y entiende de una manera rápida.

Una vez que termina su parte, va en dirección al baño. Al salir, puedo notar que se ha cambiado el lindo vestido verde, ahora lleva unos shorts bastante cortos y esas ganas de tocar esas piernas vuelven a mí. Se sienta a mi lado luego de ir a la nevera por helado.

Su celular suena, me da curiosidad su gesto y luego suelta una risota, frunzo mi entrecejo. Comienza a teclear y me pica la intriga, le arrebato el celular para saber quién la divierte tanto y de inmediato ella se ubica a horcajadas sobre mí intentando quitarme el aparato. Lo único que logro observar es el nombre de Natalie porque de inmediato toma mi rostro entre sus manos y lleva sus labios a los míos.

Esto me desconcentra.

Dejo caer el celular sobre la cama, yo solo quería saber quién era y ya lo sé, me relaja saber que no es ningún chico. Rodeo su cintura con mis brazos y la apego más a mi cuerpo. En esta posición pronto va a notar mi erección, pero de inmediato ella de un salto se lanza a la cama a tomar el celular. No puedo evitar reír, tomo su pie y tiro de ella hacia mí para forcejear por el estúpido celular, aunque ya sé lo que quería saber. Ahora, me miro sobre ella con una de sus piernas aprisionada entre las mías.



#733 en Novela romántica

En el texto hay: comedia, jefe, celos

Editado: 05.12.2019

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