Casado con mi secretaria

Capítulo 25

Despierto y pestañeo varias veces para adaptarme a la luz del sol que entra por la ventana, intento levantarme, pero un breve dolor de cabeza se apodera de mí y es incómodo, suspiro, detesto este dolor, y en ese preciso momento vienen a mí imágenes de la noche anterior, rechazar a una mujer por Alex, no debe ser cierto. ¿Qué mierda me pasó? Me levanto y golpeo la puerta del baño con mis nudillos para saber si está ahí, pero no hay respuesta. Abro y no hay nadie, es un milagro que se haya despertado antes que yo.

Tomo mi reloj que estaba sobre la mesa de noche y observo que ya casi será mediodía, ¡mierda! Con razón. Odio despertar a esta hora. ¿Por qué no se dignó a despertarme más temprano? ¿Dónde diablos estará? Tomo una ducha rápidamente y salgo con la toalla en mi cintura, me cercioro de que la puerta esté con llave y pongo algo de ropa sobre mi cuerpo, mi estómago ruge.

Bajo las escaleras cuando un olor a comida invade mis fosas nasales, llego hasta el comedor y ahí está Henry al lado de Brittany.

—Cariño. ¿Dónde está Alex? —mi madre me extiende una taza de café la cual tomo sonriente, necesito despertarme.

—No lo sé, justo me desperté y ya no estaba —hago una mueca de dolor, mi cabeza va a explotar.

—Está con Lindsey en la playa —la voz de Dmitri detrás de mí me interrumpe—. ¿Te parece si vamos luego? Le dije a Lindsey que iría.

Al menos está acompañada.

—Está bien, podemos ir un rato, cuando el dolor de mi cabeza se esfume —hablo, tomando un sorbo de café.

—¿Dolor de cabeza? ¿Por qué no me lo dijiste antes Oliver? —mi madre saca un botiquín con cientos de pastillas. Olvidaba que mi madre estaba presente.

—Mamá, no es nada que no haya sentido antes, cálmate.

—No, un dolor de cabeza puede convertirse en algo grave, toma esto —me da un sobrecito con pastillas que no sé qué diablos son ni quiero leer.

¡Madres! Incluso espera a que las tome para cerciorarse de que así lo hago luego de darme un sándwich.

Luego del almuerzo y charlas por horas sobre nuestros trabajos, ya me siento mejor, nos disponemos camino a la playa. Henry y mi padre se nos unen, la playa está bastante cerca, como diez minutos en coche. Al llegar no observo por ningún lado a la rubia, ni a Lindsey. E incluso Dmitri las busca sin éxito y como leyendo su mente entra un mensaje de Lindsey en su teléfono.

 

Lindsey

Estamos de compras en
la ciudad.

 

Siempre he dicho que las mujeres tienen un raro sexto sentido que las hace darse cuenta de todo. Bueno, siempre y cuando Alex no ande sola por ahí yo no tengo ningún problema que salga. Veo cómo Henry disfruta de la vista de la playa.

Y no me refiero al paisaje.

Pero no entabla una conversación con ninguna porque mi padre está aquí y no le conviene que lo mire en ese plan.

Comenzamos a surfear, mi padre, a pesar de ya estar alrededor de los cincuenta años aún tiene sus buenos movimientos y cuesta vencerlo. ¡Claro! Él vive cerca de una playa, yo no, aunque debería mudarme y vivir cerca de una playa, voy a considerarlo, este ambiente me gusta.

Luego de unas horas volvemos a la casa, ya me siento arrugado como pasa, disfruto estar con mi padre cuando no está comparándome con Henry, y no porque me importe que lo haga, sino que yo me siento mejor persona que lo que es él.

Llego a la habitación y aún no hay señales de Alex, entro al baño y por el desorden aquí parece que Alex tomó una ducha hace poco. Ya debe estar por acá, le resto importancia y me baño poniendo un atuendo similar al que andaba, a excepción de que esta polera es blanca y el short no es a cuadros.

No he visto a Alex todo el día, salgo de la casa y cerca de la piscina están todos, pero nada de Alex ni Lindsey, me acerco a ellos y Dmitri me extiende una cerveza y la tomo sentándome al lado de él.

—¿Sabes si Alex está con Lindsey? —cuestiono, no saber nada de Alex en todo el día me preocupa. Quiero hablar con ella, abrazarla, besarla… No sé.

—Eso creo, me dijo que saldría y no las he visto a ambas.

¿Por qué Alex no me avisa cuando va a salir? Y en eso recuerdo que no he andado mi celular conmigo, regreso a la habitación, tengo que ver si Alex me ha enviado, aunque sea un mensaje, o sino la llamaré y se lo reprocharé.

Camino por el pasillo de la casa y me encuentro con Raymond, él me saluda y yo hago lo mismo. Encuentro mi celular que estaba dentro de la pequeña gaveta de mi mesa de noche, y observo que hay un mensaje, sí, es de Alex, al menos se digna a avisarme, siento un alivio recorrer mi cuerpo, paso mi dedo índice por la pantalla y abro el mensaje.

 

Alex

Saldré... Tú dijiste que no te importaba que saliera con otros hombres, Xoxo...

 

Inmediatamente siento una sensación extraña recorrer mi cuerpo, mis manos comienzan a sudar y siento mi corazón a punto de salirse de mi pecho. ¿Cómo que saldrá con hombres? Yo… Yo… Yo no le he dicho que puede. Bueno, tal vez sí, pero nunca me imaginé que iba a hacerlo, mi garganta se seca y mi corazón palpita fuerte.

Comienzo a llamarla, no contesta, 10 llamadas y sigue sin contestar, mi mente se comienza a llenar de imágenes de Alex con otro hombre, Alex besando a otro tipo, Alex dejándose tocar por otro tipo, no, no, no… Lanzo mi celular con furia contra el colchón de la cama y llevo mis manos a mi cabello a modo de frustración, recuerdo aquel «pruébalo» desafiante del día que acordamos no tener amantes…, pero… yo ni siquiera tuve nada con la tal Vanessa, ahora Alex debe estar revolcándose con algún imbécil por ahí.

¡No!

Tomo mi celular otra vez y comienzo a marcar su número, y nada, ya no soporto esto, Alex no me puede hacer eso, trago saliva para humedecer un poco mi garganta, me siento en el borde de la cama, apoyando mis codos en mis rodillas, introduzco mis dedos dentro de mi cabello, tengo que calmarme, ella también puede salir, no es mi esposa de verdad. ¿Qué sentirá ella estando con alguien más? ¿Le pasará lo mismo que a mí? Se lo debería preguntar cuando vuelva, o no se lo debería preguntar, mejor lo impido antes de que haga una locura. ¿Y si se enamora de ese otro tipo? No… Me hierve la sangre y lo único que quiero es quebrar todo aquí.



#732 en Novela romántica

En el texto hay: comedia, jefe, celos

Editado: 05.12.2019

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