Casado con mi secretaria

Capítulo 54

Mi celular suena despertándome de golpe, del susto doy un salto en la cama y termino cayendo al suelo. ¡Maldición! En serio que ya como que andar cayendo se está haciendo una jodida maña en mí, llegaré a viejo con problemas en la columna y en una silla de ruedas. Me quedo un rato en el piso intentando calmarme porque si es David juro que cuando lo mire él es el que quedará en una silla de ruedas. El celular deja de sonar, genial, perdí la llamada, me levanto y me doy cuenta de que Alex ya no está. ¿Dónde habrá ido tan temprano? El teléfono no tarda en volver a sonar, frunzo el ceño al ver de quién se trata, es Henry. Descuelgo.

—Dime, hermano.

—¿Qué tal, Oliver? ¿Qué tal todas las cosas por allá? —no sé por qué, pero estoy seguro de que no solo quiere saber eso.

—Bien —contesto—, bueno, ahorita estoy en Miami, pero hoy mismo regreso a la empresa. ¿Por qué?

—¿Recuerdas que habíamos acordado que iría a la empresa luego de terminar algunas cosas aquí? —estupendo, lo que me faltaba, que la Brittany se vaya a meter a mi empresa.

—Sí, lo recuerdo —busco alguna camiseta en mi maleta y tomo la primera que encuentro.

—Bien, creo que iremos esta próxima semana.

—¿Vendrás… —pongo la camiseta en mi cuerpo— con Brittany?

—Creo que sí… —hago una pausa luego de soltar un suspiro.

—Henry, hablaré sinceramente contigo —abro la puerta de la habitación y salgo cerrándola a mis espaldas—, por favor, no quiero pleitos con David en la oficina —silencio del otro lado.

—Bueno, también díselo a él —comienzo a cepillar mis dientes.

—Lo haré —digo, escupiendo la pasta dental—, en serio, no quiero estar en medio otra vez. Ambos se van a comportar como adultos —lo bueno de Henry es que puedo hablarle golpeado y no se molesta conmigo—, entendería si su discordia fuera por algo más importante, pero esa mujer… ¿Es en serio?

Más silencio del otro lado.

—¿Por qué te llamó ayer, Oliver? —continúo cepillando mis dientes, cuando escucho su pregunta me hace detener—. ¿Me dirás sí o no? —interrumpe mis pensamientos.

—Escucha, yo no quiero estar creando problemas, Henry —digo, luego de enjugarme.

—¿Tiene que ver con David?

—Lo mejor es que le preguntes a ella. Yo en serio no quiero estar en medio de todo este circo otra vez.

—Sí, lo hice, mencionó que quería hablar con Alex, y yo no soy idiota, ellas ni siquiera se hablan —hace una pausa—, solo quiero divorciarme y dejar toda esta mierda.

—Bueno, tú fuiste el que quiso casarse con ella incluso sabiendo lo que estaba haciendo.

No dice una palabra.

—Escucha, te lo diré porque eres mi hermano —comienzo a caminar por el pasillo—, Brittany me llamó porque quería saber si David se había casado.

—¿Qué? —interroga de inmediato.

—Yo en serio la mandaría a comer mierda —sí, definitivamente, solo con Alex me sale lo cursi— y me busco otra mañana mismo, porque ni siquiera es guapa como para soportarle todo lo que te ha hecho, bueno, que les ha hecho… a ambos.

Más silencio de parte de Henry.

—¿David se casó? ¿Cómo puta ella lo sabe?

—No lo sé. No le pregunté y no pienso hacerlo, si quieres ve a preguntarle a ella, en serio me vale una mierda que le digas que yo te lo dije, tal vez así no vuelve a llamarme nunca.

—Te llamo después, Oliver.

Dicho esto, cuelga la llamada, ojalá la ponga en su lugar porque yo no quiero estarla escuchando. Camino hacia el comedor y observo a Alex junto a su padre y frente a ellos está Frank, los tres voltean a verme.

—Oliver. ¿Cómo puedes dormir al lado de esos repetidos Deakpool? —pregunta Frank, lo observo con mi entrecejo fruncido. ¿Qué diablos es Deakpool?

—Es Deadpool. ¡DEADPOOL! —espeta Alex, con una taza de café en sus manos.

—¡Ah! —ya sé que se refiere a sus shorts, ya los había visto la noche anterior y la verdad tuve que buscar en internet qué caricatura es esa—, creo que ya me acostumbré.

Saludo a Frank y al señor Carlin, luego me acerco a Alex y le beso tiernamente su suave mejilla. Le besaría sus labios, pero aquí está su padre y me sentiría incómodo.

—No solo tiene de Deadpool —agrego, dirigiéndome a la cafetera—, también tiene de Bob Esponja, las Tortugas Ninjas, los Cuatro Fantásticos. ¿Qué más, Alex? Recuérdame.

—El Hombre Araña, Batman, el gemelo perdido del tío Frank, Shrek —todos ríen excepto Frank.

—Alexander —habla Frank—. ¿Recuerdas que tenía los brazos así cuando era boxeador profesional? —mira mis brazos que están descubiertos por la camiseta sin mangas que llevo puesta.

—Franklin, agarrarte a golpes con todos los de la cuadra no te hace un boxeador profesional —añade Alexander, no puedo evitar reír.

—Buena época de mi vida, buena época —dice Frank, mirando hacia la ventana tomando un sorbo de café.

—Ahora entiendo a quién Alex salió tan agresiva —digo, mientras me siento al otro costado de Alex.

—Alex es peor —añade.

—¿Recuerdas la vez que te dio una patada y te desmayaste? —menciona el señor Carlin y suelta una carcajada, ese comentario llama mi atención, Frank observa a Alex con su cara más sin amigos posible.

—Sí me acuerdo —dice, llevando la taza de café a su boca y continúa viendo a Alex seriamente.

—¿Cómo? —pregunto preocupado, Alex no despega su mirada y sonrisa triunfante de Frank, ya vi que con esta mujer un paso en falso y voy a dar al hospital.

—Frank le dijo que le mostrara lo que le estaban enseñando en kick-boxing —el señor Carlin vuelve a reír.

Ahora Frank me mira. —Me dio una patada en la sien.

¿Una patada? Observo a Alex en búsqueda de una explicación y ríe junto a su padre, una risa escalofriantemente igual.

—Nunca me imaginé que este fideíto pálido golpeara tan fuerte —dice, tomando otro sorbo de café.

¡Por Dios! Nadie aquí es serio.

—Al escuchar estas cosas no sé si reír, o llorar por lo que me espera —bromeo y Frank ríe a carcajadas.



#735 en Novela romántica

En el texto hay: comedia, jefe, celos

Editado: 05.12.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.