Casado con mi secretaria

Capítulo 68

Me quedo perplejo, no, esto no puede ser cierto, no, no, no. Trago saliva, miro mi vida como un espectador; como si esto no me está sucediendo a mí, como si solo soy alguien más que ve a alguien pasando por esto.

—Por favor, Frank, dime que es una broma —es lo que espero desde el fondo de mi corazón, no, por favor, que no sea verdad.

—Deseara que fuera una broma —su voz se quiebra y comienza a sorber por la nariz—. Alex no quiere levantarse de donde está y no puedo estar con ella porque debo ir al hospital con Stefanie, tampoco se lo tomó muy bien.

Comienzo a caminar, para salir de la oficina, siento que estoy viviendo una terrible pesadilla. Trago el nudo en mi garganta.

—¿Por qué murió? —pregunto, solo espero que no haya sido por la noticia porque esto sí ya mi interior no lo soportaría, inconscientemente una lágrima corre por mi mejilla, al salir de la oficina me encuentro con David.

—Oliver, ya sé quién fue —dice, no presto atención, Frank me está contando acerca del resfriado que pescó el señor Alexander que no pudo soportar.

—David, por favor, avísale a Natalie que el padre de Alex acaba de morir —él me mira con sus ojos agrandados y frunce su entrecejo—, estoy seguro de que ella querrá verla ahí —asiente sin decir nada, no puedo creer esto, no puedo creerlo.

Necesito el jet de la empresa, el mío demoraría en regresar desde Miami y me replanteo la idea de usarlo o no, pero a la mierda… Esto es una emergencia y si mi padre se opone soy capaz de golpearlo. A la hora que le indico a Natalie está ahí, llorando, eso no me ayuda, pero no puedo culparla, no sabría describir qué se siente cuando escuchas un tipo de noticia así, tengo ese nudo incómodo en mi garganta y no puedo dejar de pensar en cómo sería si a mi padre le pasara algo así, aunque no hayamos tenido la mejor relación. No quiero imaginar cómo está Alex, quien añoraba que su padre la llevara en su boda. ¿Por qué la vida es tan injusta? ¿Por qué todo tiene que pasar al mismo tiempo?

Al llegar, Frank me dice exactamente dónde está, sus ojos están hinchados, nos estaba esperando porque tiene que estar en el hospital con Stefanie, al parecer el shock que acaba de recibir su cuerpo no lo tomó muy bien, mucho más por su estado, está pronta a dar a luz. Al entrar, ahí está Alex, no se ha movido y me preocupa, está tendida en el suelo bocabajo, con su frente sobre su antebrazo, parece estar dormida, ni siquiera me cambié el traje, pero a la mierda mi ropa en estas situaciones, Natalie corre detrás de mí, comienzo a sacudir a Alex gentilmente mientras acaricio su espalda, no me imagino siquiera cómo se debe sentir, mucho más porque ella estuvo presente en el momento que él murió.

—Alex, Alex… Mi amor… —apenas se remueve—. Alex, bebé… Soy yo —levanta su mirada, sus ojos están hinchados y rojos. ¿Cómo pueden pasarnos tantas cosas juntas el mismo día?—. Aquí estoy, mi vida —me inclino hacia ella una vez que se ha sentado sobre el piso y la rodeo con mis brazos, hasta yo siento ese dolor inmenso, no me quiero imaginar ella. Intento no llorar, tengo que ser fuerte para ella. No responde nada, está quieta viendo hacia algún lugar de la sala, ni siquiera corresponde mi abrazo, Natalie se postra de rodillas frente a nosotros, me aparto un poco al ver la intención de ella de abrazarla, y así lo hace, pero tampoco le corresponde, su mirada sigue fija.

—Alex, todo va a estar bien, cariño, vas a ver —menciona Natalie, pero Alex no responde, nunca he sufrido la muerte de un familiar y no quiero imaginarme cómo debe de ser.

Finalmente, luego de un largo rato se intenta poner de pie, sus piernas flaquean y Natalie y yo la llevamos hasta el que solía ser su cuarto, lloró conmigo toda la noche hasta que pudo quedarse dormida, yo no puedo con esto. Respiro profundo, yo también quiero soltarme a llorar ahora mismo, no puedo con tanta presión, mucho más con mi padre mandando a declinar todas las inversiones que he hecho, si alguien tiene poder sobre mí, es mi padre.

He intentado lo más que puedo hablar con los socios y negar todo lo dicho por David, principalmente porque no ha sido él, y eso le está trayendo problemas, todo me apunta a que fue Brittany la encargada de todo esto. Lo sé. No sé de dónde sacaría la información, pero lo voy a investigar y juro que si ella lo hizo le haré la vida imposible.

No he hablado con David más que cruzar algunas palabras, confío plenamente en él, aunque mi mente de mil vueltas en el asunto no quiero pensar que ha sido mi mejor amigo. Ya tengo suficientes problemas. Él llega al día siguiente, total y ya no tiene trabajo, no tiene por qué quedarse allá.

En el funeral, continúo sin creer esto, se me han escapado un par de lágrimas al escuchar los discursos que tienen todos sus trabajadores para el señor Alexander, sus amigos, conocidos, al parecer todos lo apreciaban. Alex solo está parada con su vista perdida hacia algún lado sin ningún tipo de expresión, coloco mi brazo por sus hombros mientras todos pasan a depositar flores a la tumba.

Luego, acompaño a la señora Alicia hasta el auto de Frank, se ha desmayado dos veces, regreso a la tumba del señor Alexander y ahí está Alex, sus rodillas están sobre el pasto y toca justamente el nombre sobre la lápida, me acerco con lentitud a ella cuando escucho mi celular vibrar, lo saco de mi bolsillo y paso mi dedo índice sobre él, es mi padre.

«Necesitamos hablar. Te quiero aquí en 20 minutos».

Lo que menos quiero ahora es pasar malos ratos con él, ni siquiera contesto, suficiente tengo ya con todo, pongo mi celular de regreso en mi bolsillo.

—Mi amor, vamos —me pongo en cuclillas al lado de Alex y llevo un rizo de su cabello detrás de su oreja luego de que el leve viento frío lo revoloteara.

No contesta, sigue ahí con su vista perdida hacia la lápida, solo niega con su cabeza, me inclino a su mejilla y deposito un suave beso en ella.



#727 en Novela romántica

En el texto hay: comedia, jefe, celos

Editado: 05.12.2019

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