Casado con mi secretaria

Capítulo 69

Los días siguientes son demasiado grises, tanto para mí, como para Alex, aún mi mente en estado de shock y más mi padre causándome estrés, no he hablado con él, ni siquiera he pasado por la puta empresa, lo último que sé es que está ocupando mi lugar y Henry el de David. Quiero ver cómo estará esa empresa en unos días, Henry no tiene la capacidad de David para hacer tantos trabajos al mismo tiempo en una empresa con 25 000 empleados, para rematar las cosas, de lo único que me sostengo en estos instantes es de las inversiones que he hecho y de acciones que he comprado, pero al ser todos amigos de mi padre, solo una charla le es suficiente para que me saquen de la mesa de socios y él ocupe mi lugar.

No puedo creer que mi propio padre me esté haciendo esto, tanto que he trabajado por lograr todas estas cosas, y se me están yendo de las manos en unos días. Entiendo perfectamente que esté molesto conmigo, mentí todo este tiempo, pero también fue su culpa.

No puedo evitar pensar con nostalgia que justo hoy formalizaría mi matrimonio con Alex. El día que estaría bajo ese altar lleno de flores esperando a mi Alex caminar hacia mí, moría de ganas por saber cómo se vería porque nunca me dejaron saber cómo sería su vestido, según Natalie es de «mala suerte», pero más mala suerte que todo esto que pasó no puede existir, se supone que el día de hoy mi padre estaría feliz en mi boda, porque es lo que él quería, que nos hubiésemos casado de esa forma y mi madre con lágrimas en sus ojos hubiese acomodado mi corbata, como lo hizo con Henry cuando contrajo matrimonio, así es ella. El señor Carlin aún con vida caminando junto a Alex y entregándola como todo padre a su hija, era lo que ambos querían y nada resultó como se esperaba.

Qué injusticias de la vida, hay personas allá afuera caminando hacia el altar sin amarse el uno al otro, otros casándose por la obligación de un bebé, no por amor; otros casándose por dinero. Y yo, que en realidad quería hacer esto, que de verdad amo a esa mujer, no, no se pudo y no se podrá por un buen tiempo hasta que ambos nos recuperemos de todo este torbellino.

Mi mente está perdida en algún lugar de este restaurante mientras espero a mi madre, hace unas horas me había llamado, dijo que quería verme, sé que ahora falta su sermón por mentirle, pero al menos sé que ella no es como mi padre. Aunque, estoy preparado para lo que sea.

Escucho unos tacones resonar detrás de mí, y volteo, sí, es ella. Al verme esboza una sonrisa, me pongo de pie y ella me rodea con sus brazos, no sé por qué, pero no importa la edad que tengas, cuando tu madre te abraza mientras pasas por un mal momento se siente una tranquilidad inmensa.

—¿Cómo estás? —pregunta, acariciando mi espalda.

—Bien —contesto, a ella sí le comenté lo del señor Carlin y me reprochó el hecho de que no lo hice justo a tiempo para su funeral, pero lo comprendió, supo que eran muchas cosas juntas para nosotros y que se me escapó avisarle, le pedí que no llamara a Alex, ella no quiere ningún tipo de pésame y lo entendió, ojalá mi padre fuera un poco más como mi madre.

Ella se separa de mí y le ofrezco el lugar en el que estaba sentado, asiente y lo toma, rodeo la mesa y me siento frente a ella.

—Bien, mamá, hagamos esto rápido, sé que antes de tus sermones acerca de la mentira haces un largo silencio para prolongar la agonía. Te conozco.

Ella ríe, no, no se ve enojada, está tranquila.

—Bueno, ya me di cuenta de que ese sermón no funcionó —sonrío levemente, el camarero se acerca a nosotros y mi madre ordena al igual que yo—. Escucha, intenté convencer a Oliver de que eso del periódico era mentira, no porque yo creyera que lo era, sino, porque sabía cómo iba a reaccionar.

—Supongo que estás molesta —digo en un resoplo, prefiero que me grite y no que me hable con paciencia porque eso significa que está más molesta de lo que pensé.

—No lo estoy, yo ya lo sabía, Oliver —contesta pacientemente y acomoda una servilleta en sus piernas, frunzo mi entrecejo y la miro con intriga—. Te recuerdo que soy tu madre, y he vivido más que tú, llevo 28 años casada con tu padre y sé que al inicio no todo es color de rosas como ustedes lo pintaban —enarca una ceja, y yo la observo confuso.

—¿De qué estás hablando? —interrogo, pongo los codos sobre la mesa.
¡A la mierda los buenos modales! Entrelazo mis dedos y frunzo mi entrecejo.

—Te recuerdo que fui actriz, Oliver, y la actuación de ambos a mí no me convenció, desde el primer día, pero nunca quise preguntar, quería hacerme la idea que era verdad.

—¿Pero… nunca le dijiste a papá? —ella niega con su cabeza, cerrando sus ojos por un par de segundos.

—Sé cómo iba a reaccionar… Además, quería dejarlo pasar, yo sabía que Alexandra era una persona de la que te ibas a enamorar, y no hablo por su aspecto físico, sino por su personalidad, tan diferente a ti. ¿O no tenía razón?

No sé si reírme por esto, molestarme o simplemente asentir.

—Pero nunca pensé que iba a aparecer en un periódico —continúa— y que tu padre iba a darse cuenta, mucho peor que David…

—Madre, no fue David… —interrumpo—. Yo cometí un error una vez con una mujer, pero fue antes de conocer a Alex. Desde entonces se ha empeñado…

—¿La prometida de Anthony Romanov? —interroga. ¿Cómo es que mi madre sabe todo?

—Mamá. ¿Has vendido tu alma al diablo? ¿Cómo es que te das cuenta de todo?

—¡Jesucristo! —exclama—, esas bromas no, Oliver —casi río, pero mejor no, conociéndola seguro me lanza el tenedor en la frente y sí que tiene puntería, suspira rodando sus ojos azules—. Hijo…, ninguna mujer se me va a acercar a alabarme si no es porque quiere algo con alguno de mis hijos, y me di cuenta de que era contigo cuando me preguntaba demasiado por Alex, es más que notable que le tiene envidia, ella no es bonita naturalmente y tampoco es inteligente; necesita un hombre con dinero que cumpla sus caprichos porque ciertamente no sabe hacer nada más que eso. Nunca, jamás se te ocurra caer tan bajo otra vez con una mujer que parece una prostituta barata.



#731 en Novela romántica

En el texto hay: comedia, jefe, celos

Editado: 05.12.2019

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