Tranquila. Exactamente así era mi mañana en el instituto hasta que mamá y papá llegaron por mi apenas empezada la jornada estudiantil, no estaban solos, pues Ale y su novio Jonathan estaban esperándonos en un lujoso auto fuera en el estacionamiento. Esto dio repercusión a más de uno en el instituto pero ni mi familia ni Jonathan se inmutaron.
—¿Seguro que tú papá nos quiere ver Jonny? -pregunta algo pensativa y confundida mi hermana mayor desde el asiento del copiloto.
—Sí, el mismo me pidió que los trajera. -habla un no muy seguro de si Jonathan.
—Y yo, ¿por qué vine? -hablé por primera vez desde que mi familia se subió en aquel auto.
—Pues por qué mi padre dijo que invitará a toda su familia y tú pequeña eres parte de su familia. -sin más asenti y en medio de papá y mamá en los asientos traseros no dije más.
El transcurso al centro de la ciudad es más tranquilo y en menos de un cerrar y abrir de ojos nos encontrábamos entrando a aquella casa enorme, me atrevería a decir mansión con lo gigante y lujosa que era.
De pronto todos estamos en la entrada y una chica nos abre la puerta haciéndonos pasar con una sonrisa, supongo que trabaja para la familia Vélez ya que estaba con uniforme y todo.
El trayecto hacía adentro es mucho más increíble, mi casa era muy bonita y me gustaba mucho, pero esto es.. simplemente wow. Una muy hermosa casa soñada. Embobada por lo enorme y hermosa que es sigo a la chica junto con mi familia y Jonathan.
De pronto una gruesa y potente voz se hace presente en toda la sala sacándome por completo de mi ebobamiento, era el señor Vélez, papá de Jonathan, definitivamente no necesitaba presentaciones, todos en la ciudad conocíamos al prestigiado empresario Rubén Vélez alto, fuerte, serio y con una personalidad definitivamente dominante.
—Adelante, tomen asiento.
—Buenas tardes señor Vélez -papá es quién habla- ¿A qué que se debe su insistente invitación? -algo era muy claro, papá estaba preocupado e incómodo.
—¿No lo sabe? -pregunta casi divertido el señor Vélez, al parecer esta situación en particular le divertía bastante y no dudaba en demostrarlo.
—Pues, lamento informarle que no sé de que me está hablando señor Vélez.
El ambiente era pesado y todos los presentes lo sentíamos, e incluso Ale y Jonathan, quienes parecían realmente inquietos y nerviosos.
—Su hija Alejandra y mi hijo Jonathan son novios sin mi consentimiento -Vélez expresa en esas pocas palabras cuanto le desagrada la idea y casi de inmediato me siento totalmente fuera de lugar, ya no me parece linda ni la casa ni sus dueños.
—¡¿Qué?! Hija tú.. ¿eres novia del joven Vélez? -a papá casi se le cae la mandíbula, se le nota, está sorprendido al cien.
—Si papá. Jonathan y yo somos novios hace tiempo ya. Y si lo conocieras.. yo.. papá.. -Ale no sabe como continuar y termina confesando- estoy realmente enamorada. Lo siento papá, siento haberte mentido. -el arrepentimiento es notorio en su voz casi que oímos como se quebraba.
—No se preocupe señor Vélez, mi hija va a terminar con su hijo y aquí no habrá más líos. -habla nuevamente papá a lo que instantáneamente Jonathan responde:
—Yo amo a su hija señor Johnson y no voy a terminar con ella. -habla muy seguro de mi mismo. A lo que Ale no tarda en responder.
—¿Qué?, No. Yo no pienso terminar con él. Estoy enamorada, yo lo amo.
—Exacto nadie va ah terminar con nadie. Al contrario ellos se van a casar. Este mismo sábado. -termina por sentenciar el señor Vélez.
Okey... esto definitivamente no me lo esperé ni en un millón de años, y sin más todos los presentes sorprendidos soltamos un claro "¿Qué?" El cuál mostraba claramente cómo nos había dejado su tan preciada orden.
—Cómo lo oyeron, y no solo ellos. Es una falta total de respeto que hayan pisoteado mi autoridad en este asunto, por que es así ¿no chicos? -Ale y Jonathan bajan sus miradas- Mira que verse a escondidas en mis propias narices y planear fugarse dejándome con un compromiso en manos -el mayor de los Vélez niega- no lo voy a permitir. Es más, por su actuar habrá consecuencias.
Mamá, papá, los novios y su otro hijo estaban boquiabiertos, realmente el actuar de este hombre los había dejado en shock, y yo... no tenía palabras.
Rubén observa nuestro shock y termina por aclarar.
—Es decir que Alejandra se casará con Jonathan y su hija menor se casará con Christopher.
¡Lo sabía! Nada de esto me había dado buena espina, y no tardé en protestar y para mi sorpresa el hijo menor de los Vélez también lo hace.
—Nosotros ¡¿Qué?!
—Ustedes también se van a casar -sentencia el mayor de los Vélez.
Claro, a lo que mamá no tarda en protestar, pero no es la única papá también se suma.
—¡No! Mi hija es una niña, tan solo tiene 13 años. Ella no.
—Lo siento señora pero es la única condición que pongo. ¿Cómo quiere que calme los problemas que se avecinan?, sus hijos planeaban fugarse y dejarme en un lío con personas poderosas y furiosas, de las acciones hay consecuencias, pensé que lo tenían claro ya.
—Aceptaría que mi hija Alejandra se casé con el joven. Pero ¿Mia? Mia no. Mia es mi pequeña, ella definitivamente no.
—Señora esa es mi última palabra y no cambiaré de parecer. -termina su sentencia como cual juez.
Algo era claro, el señor Vélez nos quería casados y estaba casi segura de que no habría manera de desistir de aquella petición. Estábamos realmente jodidos.