Casados A la Fuerza

•5•

Chao instituto
 



 Después del incómodo momento con los papás de Christopher y de que él saliera enojado de el despacho de su padre, nos fuimos directos a mi casa. Y lo que descubrí me dejo impactada, sí, no podía creerlo, había una mujer de limpieza.. fue como un balde de agua fría entrar y ver todo aquello tan cambiado en cuestión de sólo horas.. ¿lo peor? Mamá le ordenó a la nueva empleada que empacara todas mis cosas.

Sin más y al ver lo ocurrido Christopher tomó las cartas en el asunto y llevó la única maleta con mi corta vida en ella mientras saliamos del que creí mi hogar, condujo unos cuantos minutos y ahí estábamos frente a nuestro nuevo hogar, bien, esto era definitivamente nuevo. Nunca había estado en un departamento pero era lindo, y lo mejor ¡tenía habitación propia! Como Christopher me había prometido.

Era lunes y eso significaba que debía de ir a mi instituto y estaba feliz, por un momento pensé que no volvería pero Christopher ha cumplido su promesa dejandome en claro que no debería de dejar el estudio y que esa era la única regla que él me imponía y ahí estábamos, en su auto rumbo a mi instituto, él escuchando música a todo volumen y yo sentada en el asiento de atrás mirando por la ventana, sólo bastaron unos minutos para llegar a mi instituto. 

—Llegamos. -me avisa con una sonrisa. 

—Si..,-bajé del auto y tomé mi mochila- Adiós Chris.

—Hey, ahora me dices Chris. -lo sorprendí.

—Si te molesta yo... yo... -el me interrumpe.

—No pasa nada, me gusta, anda ve. -me anima.

Lo despedí con la mano mientras iba entrando a mi instituto, lo nuevo era que al parecer toda la escuela me miraba fijamente, y se daban vuelta mientras susurraban, como si yo fuera lo más raro del mundo, esto realmente me incomodó, ya que nunca me dirigían la mirada y ahora absolutamente todos me miraban era el centro de atención y no me gustaba en lo absoluto. Traté de ignorarlos y fui directo a mi casillero para tomar mis cuadernos, pero fue en vano ya que varias niñas me rodearon.

—Así que la niña se nos casó, mis padres dicen que seguro esta embarazada, ¡que asco!

No podía creerlo.

—Mi mamá dice que es una mala influencia -susurra otra niña.

<<Tierra tragame>> dije internamente.

—Yo sabía que algo malo debías de tener, no podías ser la nena perfecta, pero jamás me imaginé que fueras una zorra.. ¡oigan todos! -comienza a gritar- Esta Niñita le robó el novio a mi hermana Anna, así como la ven ella es una ¡ZORRA! Y tan inocente que te veías.

No podía creerlo, esto no podía estar pasando, no era santa de la devoción de Vicky pero lo que estaba haciendo.. no era justo.

—Yo no soy eso que tu dices -me defendí mientras trataba de cerrar mi casillero.

—¿Así? Pues no te creo, mi hermana me dijo que tú le robaste a su novio y es verdad. Te has casado con él 
¿no es así?-vuelve a atacarme.

—Si, pero yo..-recordé que una de las tantas reglas que me dieron y era no hablar de lo sucedido- yo no le robé el novio a nadie. 

—Si lo hiciste eres una completa ¡Zorra! 

Vicky hace algo que jamás me lo vi venir, estampa su mano en mi mejilla izquierda con una fuerza impactante. 

Y no pude evitarlo, mis ojos se comenzaron a tornar cristalinos, y las lágrimas comenzaron a salir sin cesar una detrás de otra. De pronto me vino a la mente que ella tenía razón, de una forma u otra su hermana no está con Christopher por que él se casó conmigo. La mire y salí corriendo de allí, me encerré en el baño de niñas, ahí fue donde comenze a llorar, por todo lo sucedido últimamente: por la boda, por el golpe, por lo de mi hermana, por lo de los padres de Christopher, incluso por mis padres, por absolutamente todo. 
Quería salir, quería salir ¡ya! Tomé mi mochila y busqué el celular que Christopher me acababa de dar y marqué al único contacto que tenía, él contesto de inmediato a lo que le dije:

—Necesito que me saques de este instituto por favor, te lo ruego, sácame de aquí por favor Christopher.. ¡Por favor!

Rogué mientras que del otro lado de la línea oigo un motor acelerar y su voz al decirme,—Hey, tranquila pequeña, no te preocupes ya voy para allá.

—Por favor ven rápido.

—Ya estoy en camino, no te preocupes sólo.. no llores por favor.

—Ya no quiero estar aquí. colgué la llamada.

Traté de tranquilizarme y comencé a respirar hondo mientras lavaba mi cara. Pero todo se esfuma justo en el momento que mi profesora favorita entra por la puerta con una cara.. decepcionada. 

—¿Qué has hecho Mía? Casarte tan pequeña, tu sabes que esto realmente será un escándalo tenía tantos planes contigo.. o ¿es que hay algo más? -cuestiona mientras mi vientre.

—¿A eso vino maestra? Yo creí que me apoyaría, no que me preguntaría lo mismo que todos. No puedo, no puedo decir la verdad.

—Estoy tan decepcionada de ti, creí que eras otra clase de niña, no bueno, lo que eres. -sin más se va, dejándome sola otra vez.

Volví a mojar mi rostro con agua mientras me repetía una y otra vez que Christopher vendría y me sacaría de este lugar, repetí la respiración pausada tantas veces hasta que pude sentirme mejor. Seque mi cara y tome mi mochila. Lentamente salí del baño y fui directo a la puerta de salida para esperar a Christopher, y cuando lo hice llegué a la salida para verlo hablando con la directora.

—Joven Vélez usted sabe que nadie la quiere aquí ella ya no se puede quedar, es por el bien de ella. -habla la directora.

—¡No! Aquí el problema es usted y esta escuela que al parecer no sirve una mierda, ¿cómo van a tratar a una niña así?

—¡Ja! lo mismo me pregunto yo, y como la tratará el esposo. 

—Enferma, sin tan solo supiera pero ¿sabe? Quédese con su escuela de mierda, yo estaré para esa pequeña y haré de ella una de las mejores no necesito de usted y su estúpida escuela. 

—Le pido respeto joven. 

—¿Respeto? Eso no se pide, se gana señora y usted acaba de perder todo el que tenía por usted. 

—Mía niña yo..

—Ya escuché lo suficiente, Christopher nos podemos ir.. por favor.

—Ven pequeña ¡vámonos! Y usted vieja amargada, esto no se va ah quedar así, tendrán noticias de mi parte eso delo por seguro. 

Y por primera vez en estos tres días de conocernos abracé a Christopher, él, por su parte me envolvió en sus brazos y dijo en mi oído:

—Nunca les muestres que sus palabras te afectaron, siempre con la frente en alto ¿okay pequeña? -solo asenti y lo solté, ignore completamente las miradas y salí junto a Christopher, pero esta vez fui en el asiento del copiloto y el comenzó a conducir. Apenas avanzamos le dije- No quiero volver más. 

—Créeme pequeña, no lo harás, esa vieja amargada no se merece tener a una alumna como tú. Te inscribiré en una de las mejores escuelas ya verás. 

—Y chao instituto.




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