Casados A la Fuerza

•7•

Promesas

 

—En algun un punto de toda la "conversación" ella dijo algo muy cierto.

—¿Qué fue lo que dijo? -preguntó intrigado.

—Ella dijo que.. por mi su hermana y tú se separaron.  

—Hay por Dios, eso no es cierto.

—¿Entonces nunca fueron novios?

—Sí pequeña, si lo fuimos. Pero lo nuestro no tenía remedio, el amor se había ido, y Anna se empeñaba en intentar algo que no volvería a ser lo de antes, claro, nuestras familias estaban más que felices, creo que en algún momento hubo algún trato entre su padre y el mío, por eso ella jamás se resignó a nuestra relación, pero nada de todo aquello era o tuvo que ver contigo.

—¿Entonces no fue mi culpa?

—A ver pequeña, nunca fue tu culpa ¿okey?, y si en todo caso tuviéramos que culpar a alguien, esos son nuestros hermanos o nuestros padres, no nosotros ¿si?

—Me dijo zorra, sentí muy feo cuando la oí, y sabes ¿que es lo peor? -él me mira-, Qué nisiquiera tuve un acercamiento de ese tipo a chicos para ganarme ese insulto.  

—No te sientas mal por las estupideces que dice Victoria, ella no tiene idea de lo buena chica que eres tú.

—Toda la escuela la oyó, me miraban mal Christopher, horrible. No pude evitar ese nudo en mi garganta mientras relataba los hechos.

—Mía, nada en esta vida es justo y nuestro matrimonio es la prueba viviente de ello, pero lo genial es levantarse y seguir, es difícil lo sé, pero no imposible.

—En estos momentos lo parece. Fue todo lo que dije.

—Pero no imposible, -sin poder evitarlo bajo la mirada, para que luego él me tomara del mentón y decir lo siguiente:

>>A partir de hoy yo estaré para levantarte cada vez que caigas.

Y sin poder evitarlo, sonreí.

—Creo que perdí la cuenta de las tantas veces que te dije gracias -él se ríe-, pero de nuevo, gracias.

—Aun así necesito que me prometas algo.

—Okay-asiento.

—Siempre vas a salir con la frente en alto, pase lo que pase, sea cuál sea la circunstancia tú siempre con la frente bien en alto. ¿Lo prometes? Prométeme que nadie te va ha hacer sentir menos, prométeme que tú no lo permitirás.

—Lo prometo -aseguré con una media sonrisa.

—Creo en ti pequeña.

[...]

Estaba perdida en mis pensamientos mirando el cielo, el cuál estaba increíblemente estrellado, la escasa presencia de electricidad en estas zonas favorece muchísimo al planeta y a mi vista en estos momentos claro. Cuando de la nada aparece Christopher con su celular en manos para decirme que habló con Jonathan.

—¿Te habló de Ale?, ¿dijo cómo están? -lo interrogue.

—¿Pues por qué no le preguntas tú? -me sonríe.

—¿En serio? -él asiente y me da su celular-. ¡Hola!, hermanita, te extraño, si si. No hoy no fue un buen día si, claro... -y continué hablando con ella, terminé contándole todo lo que me había pasado los últimos días y sacándole información de los suyos.

Hablar con Ale fue reconfortante. Estaba furiosa con nuestro suegro y nuestros padres, no podía creer lo que me habían hecho, me juró hablar con mamá y estaba casi segura de que cumpliría su palabra, Ale era una mujer de ella, y las cumplía.

Las horas pasaron y medio de tanto hablar me quedé profundamente dormida, sin evitarlo caí en el dulce morfeo dejando a mi hermanita del otro lado no sin antes escuchar su claro arrepentimiento.

—Te quiero demasiado hermanita.

Quise decirle que también pero mis párpados pesaban tanto que me dormí plácidamente en aquel jardín bajo aquel hermoso cielo estrellado.

 




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