Cásate conmigo

Capítulo 97

Narra Logan 

Hace unos minutos llegamos a la gran hacienda de la familia Williams y como era de esperarse. Todo es enorme. 

Me sorprende a decir verdad.  

En mi familia estamos acostumbrados a ver lugares ostentosos pero no como este lugar. 

En realidad se ve más llamativo porque a donde quiera que uno vea es hermosamente verde. 

Creo que sería un buen lugar para alejarse de todo lo que tenga que ver con aires contaminados. 

—Por el mensaje que me ha mandado Paul, ya se encuentra Stela esperando en el despacho — menciona Sol al escucharme salir del baño del que ahora es también mi cuarto y principalmente de Sol. 

Y debo mencionar que es enorme, como todo. 

—Invitala a comer — opino — Así hablan tranquilamente de todo y aprovechas de comer — 

—¿Tú crees? — voltea de inmediato su rostro hacia mi. Mostrando notoria inseguridad ante mis palabras.

—Por supuesto que sí — respondo tomando su cara entre mis palmas — Así es como logro llegar a mejores acuerdos con mis socios — agregó, viendo que asiente y sonríe. 

—¿Bajamos? — pregunta sin dar un paso. A lo que mantenemos el contacto. 

—¿Y si mejor nos quedamos? — le pregunto soltando un ronroneo viendo como abre sus ojos y se pone nerviosa enseguida. A lo que me guardo una carcajada de lo tierna que se ve al sonrojarse.

—No insinúes cosas raras Logan — se queja por lo bajo, sin dirigirme ahora la mirada. A lo que tomó su mentón e inclinó mi cara hacia la de ella hasta quedar con mi nariz rozando la suya. 

—Eres hermosa — suelto mientras que con mi otra mano hago a un lado su liso y rubio cabello que cubría un poco su frente — 

—Y tú por lo visto un coqueto — suelta junto con una risilla nerviosa. 

—Por ti lo soy — 

—Basta ya — se pone seria de nuevo pero con sus ojos aun brillosos, los que le delatan. 

—Bien, bien — soltando una ahogada risa, me alejo.

Tomando su mano, salimos del cuarto y nos dirigimos a un lado de las escaleras. Ya que es tan amplia la sala, que en ambos lados se encuentran dos escaleras anchas y muy hermosas, una a cada lado.

Al llegar al pie de las escaleras, seguimos nuestro camino, y esta vez es Sol quien me dirige.

—Vamos a buscarla al despacho entonces — murmura mientras continuamos hacia un pasillo amplio. 

—¿No había puertas más grandes? — bromeó al ver que las puertas son enormes, aunque ahora que lo recuerdo, su familia desde años ha llevado el legado de viñedos, eso explica todo esto. 

La casona es antigua, con muchas remodelaciones nuevas por lo que puedo apreciar también. 

—La casa se diseñó en los años sesenta, gracias al cielo quitaron las estatuas que habían — menciona abriendo la puerta que se encontraba delante de nosotros — Stela — le llama por su nombre a una chica que se encontraba sentada y digo se encontraba, ya que apenas escucho el abrir de la puerta, de inmediato se levantó.

—Señorita Sol, mi más sentido pésame — es lo primero que suelta. 

—Gracias Stela — le agradece Sol. Y luego ambas me miran — Te presento a mi prometido Logan —

—Un gusto en conocerlo señor Logan —

—Igualmente — asiento en saludo.

—¿Pasamos al comedor?, para que podamos hablar mejor mientras almorzamos todos juntos — ofrece Sol con mucha cordialidad. 

—Claro, mi padre y mi hermano han venido también — 

—¿Están por aquí? — le pregunta Sol tomando mi mano de nuevo, para que salga del despacho, al igual que Stela. 

—Han ido a los establos — responde sonriente — Estaba en labor de parto Alpha — menciona. A lo que Sol se detiene en seco. 

—Lo había olvidado por completo — susurra. 

—¿Eso es grave? — inquiero confuso. 

—Es mi yegua la que está dando a luz — responde haciendo una mueca — Es su primera vez —

—Comprendo — murmuro. 

—¿Pero todo va bien? — le pregunta Sol a la chica. 

—Claro que sí, ahora deberían de estar cerciorándose de que haya nacido bien. Por lo que dijeron hace como una media hora atrás, ya estaba por salir — 

—Luego iré a ver qué tal están — murmura. 

—Por supuesto, les puedo acompañar — asiente ella — Mi padre dijo que vendría a hablar con usted, le había enviado un e-mail pero de seguro no lo vio — 

—Tranquila, no pasa nada — le interrumpe Sol, junto cuando un hombre de barba y bigote entra en el comedor, junto a otro hombre casi de mi edad o puede que la misma. 

—Buenas tardes — saludan a la par. Ambos con una voz fuerte mientras caminan hacia nosotros.

—Buenas tardes — saludamos al mismo tiempo Sol y yo, justo al momento de ponernos de pie a la par. 




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