Cásate conmigo

Capítulo 2.

- ¿Cómo en tres semanas? - Amanda se sorprendió, cuando les conté a mis amigas mi conversación con Wehler.

- ¿Qué pasa con los sentimientos? - Iris abrió mucho los ojos, si entender de lo que hablaba.

- Ya no tengo tiempo para sentimientos, lo principal es encontrar un hombre adecuado que acepte desempeñar el papel de mi marido. - Respondí. - Sólo lo necesito para unos meses, o como máximo medio año, mientras los chinos arreglan todo aquí a su manera.

- ¿Y luego? - exclamó Vanesa.

- Luego conseguiré el puesto de gerente y me divorciaré tranquilamente, sin mucho ruido. - Respondí, empezando a comprender que casarme no sería una cosa tan fatal.

- ¿Quizás deberías pensar en ello con tranquilidad? Después de todo, el matrimonio es algo muy serio. - dijo Amanda, echando la leña al asador.

- Ya lo pensé. Si no cumplo con las demandas de los chinos, que vosotras mismas las habíais escuchado, me despedirán. Veréis, no les gustan mujeres solteras. - dije indignada. - Me echaran a la calle y tendré que empezar de nuevo. Otros diez años de trabajo duro en alguna empresa nueva, si encuentro.  Entonces, nunca me casaré ni tendré hijos y a parte tengo la hipoteca. Así que no tengo otra opción. Necesito casarme urgentemente. ¿Cómo y dónde hay que buscar un novio? - Pregunté y tomé una hoja de papel y me dispuse a anotar las sugerencias de mis empleados. - ¿Vuestras ideas?

- Buscaría entre conocidos de mis familiares, hablaría con mis ex y amigos. - sugirió Amanda. - Los conoces más o menos, así que no será una sorpresa. Además, será más fácil llegar a un acuerdo.

- Tienes razón, - estuve de acuerdo y, abriendo la lista de números de teléfono de mis ex y amigos, marqué el primer número de Arnie, pero colgué la llamada a tiempo, porque recordé nuestra última conversación.

“- No quiero que peleemos, - dijo él y cariñosamente pasó su mano por mi cabello. - ¿Amamos o no amamos? ¿Qué es esto? ¿Quién decide esto? ¿Crees que el amor es ir al juez y ponerle una firma en un papel y decirle a todos los que nos rodean que él es mío y ella es mía? ¿O es llamar cada cinco minutos y luego romperle la cara a alguien? ¿De celos? ¿O llorar cada cinco minutos exigiendo atención? Si te refieres a eso, entonces sí, no amo a nadie. Yo he pasado por esto. Ya tuve suficiente. Prefiero vivir en el presente. Y si aquí y ahora estás en mi cama, me alegro de verte. Pero esto no significa que deba aferrarme a ti con gritos de gran amor. Quizás mañana tú misma ya no querrás estar en mi cama".

Esto no era lo que esperaba de él y rompimos después de tres años de “no amor”. "Arnie nunca se casará, ni siquiera ficticiamente, es alérgico a cualquier obligación, o mejor dicho, le tenía más miedo al matrimonio que a la SIDA". - Pensé y seguí buscando el número de teléfono del segundó ex, pero tampoco le llamé.

Anthony llegó a mi vida hace casi dos años atrás, cuando prácticamente no tenía vida personal. Un guapo moreno, con grandes ojos verdes y una sonrisa increíble, cuya vista me daba ganas de reír y cantar, se ganó mi corazón a primera vista. Recordé cómo me acostaba a su lado y lo observaba, mientras dormía. Aparecía en mi casa, principalmente cuando le necesitaba mi cariño. Nuestras citas eran poco frecuentes y demasiado secretas. Cuando estábamos juntos, nos escondíamos de todos, y no porque quisiéramos estar solos. Me encantaría ir con Tony al teatro o al cine, o dar un paseo por la ciudad. Pero me dijo con gran confianza que trabajaba para la inteligencia militar y que para ese trabajo era mejor no aparecer en lugares públicos.

¡Era un gran espía! Me prohibió categóricamente llamar a su número y solo le podría escribir por mensaje de texto en nombre del señor Naranjo. Me respondía a través de diferentes cuentas de redes sociales, cambiándolas periódicamente. Todas las noches, después del trabajo, navegaba por Internet y esperaba un “mensaje personal” suyo. Después de tres meses, estaba muy cansado de todo esto y por eso le llamé. Tony me respondió con voz extraña, dijo que no conocía a ninguna Christina Asmus.

 Me ofendí y quise romper con é de inmediato, pero Tony vino y empezó a persuadirme. Dijo que un enemigo estaba cerca en ese momento y que no había forma de revelarse y tenía miedo de meterme en sus problemas con los enemigos.

Ya no era una tonta enamorada, así que inmediatamente me di cuenta de que este enemigo del frente invisible era su esposa. Pero seguí las reglas de su juego, participando en toda esta mascarada más por costumbre y soledad que, por voluntad de mi corazón, tal vez por eso nos separamos después de un año. “Este tampoco encaja”, - suspiré para mis adentros, porque la lista terminó abruptamente, otros eran aún peor. En general, no tenía mucha suerte en el amor. Si antes no me preocupaba tanto por eso, ahora entendí que estaba completamente sola.

- No, chicas, mis ex no es una opción, tampoco tengo amigos de confianza. - dije tristemente.

- ¿Qué pasa con los amigos de familiares? - Amanda no se rindió.

- Aparte del hijo de la amiga de mi madre, no hay nadie más. - Respondí y me encogí de hombros, recordando la “inesperada visita”.

Cuando cumplí los treinta, mi madre intentó arreglar mi vida amorosa e invitó a mi cumpleaños a Carlota, su vieja amiga, y naturalmente vino con su hijo para presentarnos.

"- ¡Christina, hija! ¡Entiendes que una mujer sola no puede hacer frente a todos los asuntos! Necesita el hombro de un hombre fuerte, ¿entiendes? - dijo entonces mi madre, al ver mi cara enfadada.

Entendí perfectamente que ella quería lo mejor para mí. Lo que pasa es que nuestras opiniones sobre este “mejor” eran un poco diferentes. Él hijo de Carlota no me gusto para nada. Vino de visita para conocer a una posible novia, un poco borracho. Mamá afirmó que simplemente estaba preocupado, que me tenía un poco de miedo, porque yo era una mujer de negocios estricta y seria.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.