Cásate conmigo

Capítulo 7.

Mientras regresaba a casa, me enviaron por correo seis perfiles de “novios” para la cita rápida de mañana en un centro comercial. Por lo tanto, después de desvestirme y lavarme, comencé a estudiar los próximos contendientes para mi mano. Pero mis amigos no me dejaron hacer esto. Vanesa llamó primero para saber cómo fue mi primera cita. Le respondí brevemente, que no me salió bien ese encuentro, pero aparentemente ella no quedó satisfecha con mi respuesta y convocó a las demás a una reunión urgente, y al cabo de una hora todas mis amigas estaban sentados en mi salón.

- ¿Realmente dijo eso? - Se sorprendió Amanda.

- Si, no pensaba invertir en una relación, mientras no estaría seguro, que eso funcionara.

- ¡No, bueno, esto no sirve de nada! En un restaurante tan de moda no puedes pedir una taza de café y ocupar una mesa. Es de mala educación, aparte la primera impresión es muy mala. ¿No tiene dinero? - preguntó Iris.

- No lo sé, pero tuve que pagar su café, así que fue aún mejor que no pidió nada. - Respondí.

- ¿Cómo puedes confiar en los hombres ahora? Parecía muy bueno, - dijo Vanesa pensativamente.

- Puede que sea positivo para otra persona, pero definitivamente no para mí. - Respondí. - Me rechazó de inmediato.

- ¿Cómo te rechazó? ¿Qué le ofreciste? - Vanesa no entendió.

- ¿Cómo qué? Casarse conmigo.

- ¿De inmediato? Lo sorprendiste y asustaste. Tenías que esperar un poco. En los hombres la palabra “Matrimonio” provoca un susto tremendo y genera un rechazo.

- ¿Qué tenía que esperar?

- La palabra “matrimonio” hay que pronuncias con susurro al oído, acostada con él en la cama, después de maravilloso sexo, cuando su cerebro no está trabajando. – dijo Vane con sabiduría.

- Si antes de verme, él pidió solo un café, entonces no iba a gastar dinero en todo tipo de flores, restaurantes para cortejar una dama. Yo le ofrecí cumplir todos sus deseos. Pero no quiso nada. Así que sólo había dos opciones: o yo no le agradaba como mujer o era un mentiroso y no tenía en mente ninguna relación. Lo que naturalmente llevó al colapso de nuestros planes. - Expliqué.

- Está bien, todavía tenemos citas mañana. - dijo Vanesa.

- Sí, vale la pena prepararse. - Iris la apoyó. - Vamos a ver qué nos podemos poner para una velada así.

- ¿Por qué cambiar algo? Iré de nuevo con falda y blusa, - respondí.

- ¡No, de qué estás hablando! - exclamó Iris. - Este no es un restaurante caro, es una cafetería popular en un centro comercial. Tienes que ir con estilo informal.

Todos nos mudamos al dormitorio, donde estaba mi armario. Mis amigas empezaron a elegir la ropa que creían adecuada para ese evento, creando un desorden increíble en mi habitación, pero yo aguanté porque me quedaban dieciocho días y no tenía ni un novio adecuado ni cita para registrar el matrimonio.

- Chicas, ¿qué pasa con el registro? Deben solicitarlo con al menos dos meses de antelación. -  recordé.

- No te preocupes, mi cuñada trabaja allí, seguro que encontrará un tiempo para ti. - dijo Amanda. - Pero puede que haya problemas con el restaurante para convite.

- ¡Qué carajo! - exclamé. - Simplemente nos registraremos y listo. No necesito ningún restaurante, ni convite. Nada de exageración.

- ¡De eso nada! Si quieres puedes divorciarte tranquilamente en silencio, pero deberías casarte a lo grande. Incluso puedes invitar a los chinos, - me interrumpió Vanesa.

- ¿Por qué ellos?

- ¿A qué te refieres con por qué? Fue idea suya, así que déjenlos disfrutarlo. - se rio ella. - Pero en serio, para una chica su boda es un evento muy importante.  Podemos celebrarlo en el restaurante donde estuviste ayer. Ese es el restaurante de un amigo de Ángel.

- ¡¿Entonces por eso me enviaste allí?!

- Sólo quería estar segura de que no te pasara nada malo. Sabes, una primera cita con un extraño siempre es un riesgo, así que quería que te vigilaran. - Vanesa se dio la vuelta.

- En realidad, tiene razón. Nunca se sabe cuántos psicópatas hay en el mundo. - Amanda coincidió con ella.

- Chicas, parece que nos distrajimos, - Iris nos volvió a la tierra. - Primero debemos encontrar el atuendo con el que nuestra Chris irá a buscar a ese novio, sin el cual la boda que estás planeando no se llevará a cabo.

Todos regresamos al armario nuevamente y finalmente mis amigas llegaron al consenso de que unos pantalones azul oscuro, que me regalaron por mi cumpleaños hacía unos tres años, de cintura alta y una camisa blanca de “trabajo” de seda serían justo lo que necesitaban.

-  Hace falta algunos accesorios, - dijo Iris y comenzó a vaciar todo de su bolso “Hermes”, y Amanda se quitó el collar de perlas. - ¡Ese es un asunto completamente diferente!

- Sí, Chris, nunca dejas de sorprenderme. Dime, ¿has estado fingiendo deliberadamente ser una persona ordinaria e invisible todo este tiempo? - Vanesa se rio.

- En realidad, tengo problemas de autoestima. Incluso si me dicen que me veo bien, siento una especie de trampa, - admití honestamente, mirándome al espejo.

- Ve con Dora mañana por la mañana, - dijo Amanda. - Llegué a un acuerdo con ella.

- ¿Para qué? Mis uñas aún no están rotas y el pelo aún no ha crecido. - Protesté.

- Tonta, es para que te peine. Para que queden ondas y no rizos. Esto aumentará tu autoestima para las citas.

- En realidad, planeaba ir con mi madre mañana. - Intenté negarme.

- Entonces, iras a tu madre, después de Dora. - respondió ella y miró su reloj. - ¡Dios! ¡Ya es la una de la madrugada! Tengo que irme.

- Nosotros también iremos, - las demás la apoyaron y se prepararon para irse a casa.

- Mañana después de las “Citas rápidas” nos volvemos a encontrarnos aquí, - sugirió Vanesa. – Tengo ganas de saber, coma acabarán. Desarrollaremos un plan B si las cosas vuelven a no funcionar.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.