Cásate conmigo

Capítulo 10.

Mientras Walter hablaba sin cesar de sus aventuras en los Picos de Europa, sin siquiera dejarme intervenir en su relato, pensé que su increíble locuacidad, así como mi dislexia, eran causadas por la excitación y nerviosismo, así que decidí darle una oportunidad y seguí fingiendo que lo escuchaba atentamente. Aunque en realidad estaba seguía al primer chico guapo por el rabillo del ojo. Me gustaba mucho, pero algo en él me alarmaba. Se despidió cortésmente de la chica con la que estaba hablando, se acercó a la organizadora, le dijo algo y se fue.

Durante los siguientes quince minutos seguí siendo cortés con Walter y escuché con una sonrisa educada hablar de políticos irracionales que no piensan en el cambio climático, cuando la naturaleza está muriendo. Fue aburrido, de repente me di cuenta de que no me interesaba en absoluto ni su discurso, ni él, porque también me encantaba, cuando la gente me escucha o al menos finge hacerlo. Pero repitiéndome a mí misma las razones por las que había venido aquí, me quedé e incluso le permití a Walter que me tomara de la mano.

Me acarició la palma con el pulgar y me pareció que había una especie de insinuación íntima en esto. ¿No es para eso que vine? En los últimos días me había convencido, que tendré que tener sexo con una persona no amada. Eso sería lo menos que tendré que hacer. Pero por alguna razón el sentimiento de disgusto, más bien de asco, creció rápidamente dentro de mí.

- Lo siento Walter, pero me tengo que ir, - dije, dándome cuenta de que no podría hacerlo ahora, necesitaba recuperar un poco el sentido, pensar y comprender lo que sentía por mis nuevos conocidos.

- ¿Puedo llevarte? - preguntó.

Al parecer, no entendió mi rápido deseo de irme.

- No, no hace falta. Mi coche está en el aparcamiento subterráneo de este centro. Lo siento, de repente me dio un dolor de cabeza muy fuerte. Aparentemente eso por el nerviosismo, - traté de explicarle.

- No. Esto se debe al cambio de la temperatura por aire acondicionado, que pueden provocar desequilibrios en las sustancias químicas del cerebro, incluida la serotonina que puede dar lugar a la migraña. Necesitas cambiar urgentemente tu estilo de vida. ¿Vienes con nosotros mañana a hacer una nueva ruta de senderismo?

- No lo sé. Todavía no he pensado en lo que haré mañana. – Le mentí porque no tenía ningún plan para mañana, pero no quería ofenderlo con un rechazo tan bruto.

- ¿No estás interesada en mí? - preguntó de repente Walter, mirando directamente en mis ojos.

- ¡No, de qué estás hablando! – exclamé fingiendo. - Realmente me gustas, es que estas son las primeras citas rápidas en mi vida y...

- Entonces dame tu número de teléfono. Te llamaré mañana por la mañana y tal vez pueda convencerte de que vayas a dar un paseo por el bosque conmigo. - sugirió, calmándose un poco al escuchar que me gustaba.

Aunque sabía que estaba metiéndome en un lio, no tuve más remedio que darle mi número. Esto no estaba prohibido por las reglas de los organizadores de citas rápidas. Pensaba, que no sería nada malo, si le doy mi número, que me llamará mañana, cuando yo pongo mis pensamientos en regla. Por fin nos despedimos y fui a buscar mi auto, pero cuando llegué a la entrada a salón de vestidos de novia, entré para ver cómo estaba Marcus.

- ¿Ha vuelto ese novio engañado? - Pregunté a una de las dependientas, mirando alrededor la completa destrucción de la tienda.

- Ni siquiera preguntes. Eso no era el novio, eso hizo su novia loca. -  respondió la chica. - Cuando Marcus le pidió que pagara el vestido, ella se enojó tanto que destruyó toda la tienda.

- ¿Dónde está Marcus?

- Lo llevaron al hospital con un ataque de ansiedad y a esa loca también. Aunque no lo sé, aquí mandaba la policía. -  dijo ella. - Ahora estamos esperando que venga el perito de la compañía de seguros para analizar las causas de este siniestro y detallar en un informe lo sucedido.

- ¿Pagarán por el vestido?

- No lo sé.

- Bien. Entonces llamaré a Marcus yo misma. Lamento que esto haya sucedido. - dije y abracé a la chica.

- Qué puedo decir, tenía el presentimiento de que todo esto no terminaría bien. - suspiró la chica. - Te imaginas, un día la encontramos aquí, en el probador con un hombre fornicándose. Era el hermano del novio. Para engañar a un tipo así, tienes que ser una completa tonta o estar enferma. ¿Por qué iba a casarse con un hermano y acostarse con el otro?

- Quizás tenía sus razones para ello. - Respondí y pensé que yo también me iba a casar sin amor, aunque con la esperanza de amarlo más tarde, y si no, me divorciaría. Ciertamente no iba a engañarlo con sus familiares, o sea con nadie.

Cuando regresé a casa, mis amigas ya me estaban esperando en la cafetería de al lado. Pedimos dos pizzas grandes, tomamos una cerveza fría y nos fuimos a mi departamento. Mientras cenábamos, les conté a las chicas sobre el incidente en el salón de Marcus.

- ¡Dios mío! ¡Qué está pasando en el mundo! ¡Como se puede follar al hermano de tu propio novio! - exclamó Amanda. - Para mí, el hermano de mi marido no es un hombre en absoluto, sino simplemente un pariente, un amigo.

- Qué bueno que él mío sólo tiene hermanas. - Vanesa se rio.

- ¿O tal vez él mismo la obligó a hacer esto? - preguntó de repente Iris, - ¿Tal vez la estaba chantajeando?

- Incluso si es así, entonces no tienes que casarte con su hermano. Después de todo, incluso un burro entiende que la verdad de todos modos saldrá a la luz en algún momento. - dijo Amanda.

- Entonces, la verdad se salió, y ahora el pobre Marcus tiene que arreglar toda la tienda. - aclaré. - No tenéis idea de lo que hizo esa loca allí. Me temo que esto también afectará a nuestra fábrica.

- No te preocupes, los chinos encargaran de todo, - se rio otra vez Vanesa. Tú mejor cuéntanos, sobre tus citas.




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