Cásate conmigo

Capítulo 17.

Fui a casa de mi madre. Abrí la puerta con mi llave y entre para dentro. En la cocina, mis pasteles favoritos estaban cuidadosamente colocados en una cesta. Cogí uno e inhalé el agradable olor a masa horneada, tan familiar desde la infancia. Mamá siempre los hacía, cundo me esperaba para la comida. De repente me di cuenta de que no le había dicho a mi madre lo más importante, por lo que acudí a ella por la noche. Se suponía que debía invitar a su amiga con Sergio a almorzar mañana, pero lo que pasó en el camino desplazó por completo mis ideas de hablar con él. Tomé el teléfono y marqué el número de mi madre, pero ella no contestó.

Miré el viejo reloj de la pared en la cocina; faltaban unas dos horas para que ella terminara el turno de tarde. No tuve más remedio que esperar su regreso. Fui a mi antigua habitación, saqué la ropa limpia y me fui a la ducha. Mientras trasteaba con ese hombre expósito, me ensucié bastante. Me quité la ropa, la metí en la lavadora y subí a la bañera. Incluso tumbada en agua tibia, no podía sacarme de la cabeza preguntas innecesarias. ¿Qué le pudo haber pasado? ¿Quiénes eran esas personas en el auto negro? ¿Por qué le querían secuestrar? Ya he empezado a construir hipótesis increíbles, una más terrible que la otra.

- ¡Suficiente! - Me dije a mi misma, saliendo de la bañera. - Hice incluso más de lo necesario. Los médicos ahora se están ocupando de él y necesito pensar en mis problemas y esperar que esas personas no hayan notado la matrícula de mi coche y no hayan pensado en buscarme.

Me puse mi ropa de casa y fui a preparar el té para la llegada de mi madre. Pero sonó mi teléfono. Yo pensaba, que era mi madre al responder a mi llamada perdida, pero era Vanesa.

- Chris, yo encontré un hombre, que puede casarse contigo, - dijo ella.

- No. No quiero yo saber nada de ningún hombre. Ya me llegó lo de hoy. – le conté lo que me pasó en la carretera. – Te imaginas, yo le pedí ayuda, pero me rechazó y después tenía que cargarme de él.

- ¿Quién lo estaba buscando?

- No lo sé. Estaba muy oscuro y llovía, no vi quien estaba en aquel coche. – contesté.

- Escucha y si ahora, después de que le salvaste la vida, a lo mejor mirará de otra manera a tu propuesta y te ayudará. – supuso Vanesa.

- No lo sé, a lo mejor.

En este momento escuché mi madre entrar en casa.

-Okey, mañana te llamaré. – dije y colgué la llamada.

Mamá entró en la cocina y con cansancio se sentó en la silla. Yo le puse una taza con té delante.

- ¿Que tal esta ese hombre?

- ¡Pues me diste un problema! - exclamó. – Él tiene una conmoción cerebral grave y numerosos hematomas.

- Lo más probable es que haya recibido un golpe en la cabeza, cuando salió del restaurante y que haya recibido hematomas al caer del coche. - Dije mis pensamientos en voz alta.

- ¿De qué restaurante? ¿Lo conoces? - Mamá se sorprendió.

- No, yo no lo conozco. Justo antes de ir a verte, cené en el restaurante donde estaba él. - Respondí, sin especificar que también lo vi en el salón de Marcus, donde se peleó con su prometida.

- ¿Quizás ya lo están buscando? - preguntó mamá con simpatía. - No parece un vagabundo, al contrario, su cuerpo está bien cuidado y olía bien. Aunque su ropa estaba toda rota y manchada de sangre.

- Por supuesto que están buscando a quienes lo golpearon en la cabeza y lo metieron en el maletero del auto. - Respondí.

- Dime, ¿estuvo inconsciente todo el tiempo?

- No, en absoluto. Cuando lo saqué de la carretera, lo desaté y luego lo empujé hacia mi auto, estaba consciente, incluso habló. - Respondí. - ¿Él está bien?

- ¿Dijo su nombre?

- No, aunque sí. Allí en el restaurante dijo que se llamaba Oliver, pero no sé su apellido. - Respondí. – Pero, ¿Qué pasó?

- Él pobre hombre recuperó el sentido, pero no recuerda nada. Ni lo que le pasó, ni su nombre, ni cómo llegó al hospital. Lo más probable es que padeciera amnesia retrógrada debido a una lesión en la cabeza. – dijo mamá. - Lo he registrado en nuestro departamento como John Smith por ahora, pero el lunes tendré que informar a las autoridades.

- ¿A quién? - pregunté.

- Como no había documentos con él. Tendremos que informar a la policía para averiguar su identidad. Un nombre no es suficiente para encontrar a sus familiares.

- O sea, ¿él no recuerda nada en absoluto?

- Te lo digo, tiene amnesia retrógrada.

- ¿Esto le pasará?

- Por supuesto que pasará, pero ¿cuándo? No lo mantendrán mucho tiempo en el hospital, ya que no tiene nada grave. ¿Adónde irá? En tales casos, solemos informar a las autoridades pertinentes para que tomen la tutela hasta que recupere la memoria o hasta que aparezcan sus familiares. ¿Por qué decidiste venir a pasar la noche? - preguntó de repente.

- Decidí seguir tu consejo y casarme con Sergio. - Respondí sin mucho entusiasmo.

- ¡Está bien! - exclamó mamá alegremente.

- Pero si no fuera por los chinos, no me habría casado con él. - Suspiré.

- No te casarías con nadie en absoluto. ¿Hace cuantos años que no tienes un novio normal? Te pasan los años. ¿Piensas en tener hijos?

- Mamá, no empecemos más esta conversación. Me casaré con Sergio sólo porque los chinos así lo exigen, pero no pienso tener hijos con él.

- ¡Pero en vano! Ya estás en una edad crítica, te lo digo como médico, y yo quiero tener nietos.

- Pero no de Sergio. – Respondí enfadada.

- Entonces explícame, ¿qué hombre quieres?

- No te crees, pero yo casi dos semanas estaba buscando un chico adecuado y no encontré ni uno. – suspiré.

- A lo mejor buscas lo que no existe?

- ¡Como no! Oliver, ese hombre de ayer, estaba muy bien, guapo, inteligente, pero…

- Así es. Él tiene problemas, posibles enemigos y es mejor no acercarse. Sergio es un candidato muy bueno. Tiene familia, tiene negocio y te quiere.




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