Cásate conmigo

Capítulo 23.

Oliver se fue al salón y respiré más libremente. Era bueno que no haya insistido en nada. Me acosté en la cama y de repente me di cuenta de que él simplemente no me quería como mujer. Recordé mis relaciones pasadas, citas interminables con “pretendientes” y de repente me sentí tan ofendida, tan dolorida, como si me arrancaran el alma. Me cubrí la cabeza con una manta y sollocé como una niña pequeña.

Pero lo peor de todo esto fue que me sentí increíblemente infeliz, imperfecta e indigna. Oliver no quería tener absolutamente nada que ver conmigo, ni siquiera sentía simpatía por mí. ¡Qué podría decir del sexo! Aunque mi madre me advirtió que él no debía esforzarse de ningún modo. ¡Pero ni siquiera me besó!

Además, me hundía más y más en una mentira increíble, ésta me absorbía como un atolladero del que temía no salir. Realmente sentí que cada vez se me hacía más y más difícil respirar al lado de Oliver. Me pareció que nunca en toda mi vida había engañado tanto, como lo hice en un día con él. Dios, ni siquiera podía imaginar que sería tan difícil.

A pesar de todas las advertencias de mis amigas, sentí que no podía engañarlo para que se casara conmigo. Aunque todavía no podía decirle la verdad, porque Vanesa y Amanda necesitaban tiempo para saber al menos algo sobre él a partir de la escasa información que obtuve de Marcus. Amanda, cuya cuñada trabajaba en el registro civil, debía ir a verla el lunes para averiguar con quién debería casarse el sábado pasado una tal Amelia Bearné y, si era posible, encontrar una fotocopia del documento de Oliver y arreglar mi boda con él para el próximo sábado.

Vanesa, a su vez, tuvo que averiguar todo lo posible sobre la exnovia de Oliver a través de las redes sociales. También me avisó, que el combite no será posible hacer en aquel restaurante por problemas personales del dueño. Le advertí que no quería una celebración pomposa, porque no estábamos para celebrar nada, mi amiga prometió encontrar otro sitio más pequeño, pero bonito.

Iris prometió rehacerme el vestido de Amelia, ya que comprar uno nuevo no estaba en mi presupuesto y tampoco tenía tiempo. También necesitaba idear algo con traje para el novio, y no solo eso. Oliver no pudo usar el mismo chándal en toda la semana. Iris me prometió ayudar ayudarme con eso e ir con nosotros de compras.

Habiendo transferido mis pensamientos a una dirección más realista y constructiva, me calmé. Amanda tenía razón: ahora no podía arrojar toda la verdad desagradable y, hasta cierto punto, peligrosa sobre la dolorida cabeza de Oliver. Sólo después de que descubramos quién es y quién lo amenaza, podré abrirme a él. Mientras tanto, valió la pena interpretar el papel de su novia, lo que, en principio, me resultó de gran utilidad. Tan pronto como todo esté arreglado con los chinos y Oliver recuerde algo, le diré el divorcio inmediatamente y sin demora.

“Al casarse conmigo, Oscar no correrá ningún peligro, pero quedarse completamente solo, sin memoria, en un mundo donde vagan personas que lo llevaron a tal estado, sería peligroso para él.” – así me calmaba mi conciencia. – “Bueno, si no es mi destino conocer a una persona que me aprecie, con todos mis defectos y ventajas, que así sea. Por eso dedicaré mi vida a la fábrica.” Yo ya pensé en eso, cuando rompí con Anthony, pero por alguna razón no me sentí tan mal como ahora.

Así que decidí seguir mintiendo a Oliver de mala gana. Sobre todo, cuando resultó que era muy buen cocinero y le gustó mucho ese trabajo. Yo no tenía idea, de si en realidad era chef o no, pero en ese caso tendría que encontrar un restaurante donde pudiera trabajar, así que dije lo primero que se me ocurrió. Le aseguré que era escritor.

Arnie, si, que lo era, o más bien eso creía. Constantemente decía que preferiría trabajar en casa, escribía alguna tontería, siempre estaba discutiendo con el editor o simplemente fingía que estaba discutiendo y que estaba trabajando. Pero no hizo nada más. Por lo tanto, pensé que parte de la biografía de Arnie podría ser adecuada para Oliver, así al menos no me molestaría con preguntas innecesarias.

A la mañana siguiente mi madre me despertó. En un ultimátum, pidió llevar a Oliver al hospital para una consulta con el médico.

- Christina, la salud humana no es una broma. Ese pobre hombre tiene una conmoción cerebral grave, perdida de memoria. – dijo ella en tono de general de infantería. – Por cierto, ¿no recordó nada aun?

- No. Sigue igual. Está bien, puedo examinarlo en alguna clínica privada aquí en la capital, respondí. - No quiero llevarlo allí. ¿Y si esa gente mala sigue ahí?

- Haz lo que quieras, pero debe ser atendido por un médico. - dijo insatisfecha y colgó.

Empecé a buscar una clínica adecuada, pero un domingo y sin documentos no fue posible, así que tuve que ponerme de acuerdo con mi madre.

Luego llamé a Iris y le pedí posponer nuestro viaje de compras hasta la tarde.

- ¿Y qué pasó?

Tuve que explicarle sobre el médico y el viaje para ver a mi madre.

- Oh sí. – exclamo ella. - Me olvidé que tiene problemas de memoria. Entonces os estaré esperando en “Sharm” y luego vosotros mismo os encargaréis del resto de las compras.

- Esta bien. - Estuve de acuerdo y salí al pasillo a despertar a Oliver.

Dormía boca abajo, con un brazo colgando al suelo y una pierna doblada hacia abajo. Al parecer no había suficiente espacio para él en mi sofá. Me congelé, mirándolo. Qué puedo decir, tenía una constitución hermosa, al menos desde atrás, piernas y brazos largos, cintura estrecha, fácilmente podría enamorarme de él como hombre. Pero entre nosotros había un abismo de mentiras. "¿Qué pensará de mí, cuando le cuente todo?" - Pensé.

En ese momento, Oliver se giró y me miró con una mirada en blanco.

- Buen día. - dije. - Levántate, ve a darte una ducha, mientras preparo el desayuno.

- Buenos días, - respondió, sentándose en el sofá y cubriéndose sus partes íntimas de mis ojos con una manta. – ¿Qué hora es?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.