Cásate conmigo

Capítulo 27.

Christina.

Aún sin entender qué se suponía que debía hacer exactamente, caminé hasta la puerta de mi apartamento y me detuve indecisa. Este era un estado inusual para mí. Normalmente pensaba y tomaba las decisiones rápido. La dirección de la fábrica no toleraba la lentitud. Pero ahora fue, como si algo se me desacelerara, algo salía mal en mi cabeza. Para salvar mi sistema nervioso, sería mejor abandonar esta idea del matrimonio, rebobinar todo atrás e inmediatamente decir claramente "No" tanto a los chinos como a Oliver y mis amigas.

Quizás ellas tengan razón, estamos en el siglo XXI, las mujeres tenemos los mismos derechos que los hombres, pero fingir ser alguien que no soy, menear el trasero delante de un desconocido y ofrecerme como una … No. Quien nace para arrastrarse no puede volar. A mí me pasa lo mismo: nací para hurgar en papeles y jugar con números, conseguir las ofertas y buenas plusvalías, pero no podía imaginarme como rival para un hombre tan guapo, y después de varios años de soledad, generalmente olvidé cómo imaginarme con los hombres en términos de relaciones sexuales.

- ¡No tengas miedo! ¡Abre la puerta, entra y haz lo que tengas que hacer! - ordenó mi orgullo.

- ¿Qué debo hacer? ¿Abalanzarse sobre él como una ninfómana enloquecida? - gritó mi modestia.

- ¿Por qué no? Todas tus amigas te aconsejaron exactamente esto y saben más que tú. - apoyó mi cerebro. - Recuerda, tu futuro dependerá de esta noche.

Sacudí la cabeza, alejando pensamientos innecesarios, abrí la puerta y entré.

-Oliver, he vuelto, - dije.

Pero nadie me recibió. Oliver no estaba en casa, al parecer salió a caminar siguiendo el consejo del médico. Incluso di un suspiro de alivio. Entré a la cocina buscando algo para comer y, cuando abrí el frigorífico, me quedé atónita. ¡Oliver realmente hizo tiramisú! Y no sólo esto. Encontré pisto en el horno. Armada con cuchillo y tenedor, comencé a cenar.

La comida que preparó Oliver fue increíblemente deliciosa y muy bien presentada. "Él claramente tiene talento, ¿tal vez en realidad es cocinero? ¿Cómo lo explicaré más tarde, cuando se revele la verdad?" - Pensé: “Eso sucederá más tarde, pero ahora necesito reunir coraje y prepararme para seducirlo, como me enseñaron mis amigas”.

Saqué una botella abierta de licor de hierbas suizos, que me regaló Vanesa un día, eché una copa y tomé de un trago. “¡Dios! Que mierda es esto.” – pensé, pero como ha demostrado la práctica, la palabra mágica "debo hacerlo" con ese licor funcionaba de maravilla.

Después de segunda copa, dejé de preocuparme por todo tipo de miedos y de estremecerme ante cada crujido, pensando, que él ya había vuelto. Cogí las bolsas con las compras, puse las camisas y los jeans para Oliver en el sofá, elegí un conjunto blanco de lencería y me dirigí a la ducha. Después de lavarme bien y aplicarme una crema afrodisíaca que Amanda me proporcionó amablemente, me sequé el pelo, me puse lencería de encaje blanco y me miré en el espejo.

No lo sé, tal vez los vapores de esa crema ya comenzaron a penetrar mi cuerpo por los poros de mi piel, o el mismo licor de hierbas hacia el efecto, me parecía muy sexy. Pero incluso con confianza en mi atractivo, no me atreví a salir en ropa interior de inmediato, así que me puse un albornoz encima. Pero Oliver todavía no regresó. Comencé a pensar en poses y a buscar un lugar hermoso para que pareciera fascinante y la víctima inmediatamente cayera a mis pies.

Me acosté en la cama, quité la bata, me tumbé de lado, eché el pelo hacia atrás y doblé la pierna. No me veía mal, pero pensando que él no entraría a mi habitación, tendría que llamarlo y no habría un efecto sorprendente. Me acerqué al sofá y me tumbé, pero algo andaba mal. La ropa, que le compre me molestaba. Decidí sentarme en la mesa con las piernas abiertas y la mano en alto. Me pareció un poco vulgar. Me senté en la silla y me di la vuelta, pero no me gustó, parecía que lo estaba esperando. Regresé al sofá, guardé la ropa en la silla y miré el reloj. Eran casi las once de la noche y Oliver todavía no estaba. Empecé a preocuparme. ¿Adónde podría ir?

Empecé a buscar alguna nota, que podría dejarme, pero no encontré nada. Luego encendí la computadora y abrí la novela inacabada de Arnie, con la esperanza de saber si Oliver había escrito algo y entender lo que tenía en su cabeza. Pero allí tampoco había nada, hojeé todas las páginas y sólo al final vi una nueva frase: "No soy Hemingway".

- ¡Se acordó de todo! - exclamé.

Pero después de pensar un poco, decidí que, incluso si recordara todo, lo más probable es que me exigiría una explicación y no escapara sin decir nada. Entonces algo le pasó. "¿Quizás los secuestradores lo encontraron, cuando salió de paseo?" - pasó por mi cabeza y un escalofrío recorrió mi espalda. No entendí por qué, rápidamente me puse un vestido nuevo, probablemente porque estaba tirado en la silla, sin siquiera cortar la etiqueta y salí corriendo del apartamento para buscarlo. Corrí toda la calle abajo, mirando a los coches negros y a los transeúntes que pasaban, esperando verlo en algún lado. Pero cuando me acerqué al parque, me di cuenta de que, si los secuestradores habían encontrado a Oliver, entonces ya estaba en sus manos en algún lugar secreto. Ha pasado demasiado tiempo.

Mi primer pensamiento fue entrar en una comisaría y pedir ayuda a la policía, pero, por otro lado, ¿qué podría decirles? Debería haberlos informado antes, la noche en que lo encontré en la carretera, pero lo engañé y lo robé del hospital, diciéndole que yo era su prometida. No sabía absolutamente nada de él, ni siquiera su nombre completo. Era extraño que Oliver todavía no me haya preguntado sobre este dato. Mañana, a lo mejor, podré obtener información más o menos específica sobre Oliver en el registro civil.

"¡Podrían matarlo antes de mañana! Pero no puedo ayudarle en nada". - Pensé y, al recordar el estado en el que lo encontré, las lágrimas brotaron de mis ojos. Me senté en un banco y lloré de impotencia, el miedo y la desesperación.




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