Cásate conmigo

Capítulo 31.

Christina.

Después de visitar el Registro Civil, logré descubrir muchas cosas nuevas sobre Oliver y, para ser sincera, preferiría no saberlas y las palabras de Jennifer realmente me asustaron. De alguna manera no pensé en absoluto que mi idea pudiera considerarse como un delito.

- No te preocupes tanto. Después de la boda le contarás todo. - Amanda intentó calmarme, cuando salimos del edificio.

- ¡No lo entiendes, no es un cocinero cualquiera! Tiene una cadena de restaurantes, lo que significa que tiene mucho dinero. ¡Estas personas no desaparecen sin que nadie lo busquen!

- ¿Quien? ¿Quién le golpeó en la cabeza?

- No, su familia. Sabes, creo que debería contarle todo ya. Que piense lo que quiera de mí, que soy una estafadora matrimonial, que soy una arribista de los chinos, o simplemente una loca desesperada. Pero ya no puedo mentirle más. Tengo miedo.

- ¡Deja de entrar en pánico! ¿Qué le vas a contar? ¿Qué es un hombre rico? ¿Será posible que quisieran robarlo por ese dinero? Por cierto, ¿quizás su prometida infiel quería venganza, porque la dejo plantada? ¿O hermano? ¿Qué vas a decirle? ¿Qué hará con esta información? ¿A dónde irá, si no recuerda nada? ¿Volver a las garras de los villanos? - Amanda empezó a perder los estribos.

- No lo sé, a lo mejor, hablaré con mi mamá y lo devolveré al hospital.

– No, querida Chris, un novio es como la ropa interior, no puedes devolver a la tienda. Tú lo sacaste de allí, ahora es tu problema.

- ¿Quizás deberíamos contactar a su familia? ¿Averiguar con cuidado cómo están las cosas y decirles que lo tengo conmigo? – Sugerí, porque entendí la estupidez de la idea de devolverlo en hospital.

- Vale, no es mala idea. Vayamos a la fábrica. Pidamos a Vanesa que busque el número de teléfono de su familia. – aceptó Amanda y nosotros volvimos al lugar del trabajo, porque ya se acabo la hora del almuerzo.

Las chicas inmediatamente nos rodearon con preguntas sobre cómo había ido todo en el registro civil y si logramos convencer a Jennifer.

- Entonces, amigas, la boda está prevista para el sábado a las siete de la tarde. - dijo Amanda con orgullo.

- Esto aún no es seguro, - insinué cuidadosamente, - decidí decirle la verdad a Oliver.

- ¿Para qué? - preguntó Iris.

- Descubrimos que no es solo cocinero, sino dueño de una cadena de restaurantes en el oeste del país. - explicó Amanda y mirándome con risa añadió. - Ahora Chris tiene miedo de que la encarcele por falsificación de documentos, el secuestro y un par de delitos más.

- ¿Cómo lo descubristeis? - preguntó Vanesa.

- Por su apellido que nos dio Jennifer. Encontramos información en Internet sobre Oliver Huntington.

- ¡¿Qué?! - exclamó Vanesa, saltando de su silla. - ¡¿Tu Oliver, este es Oliver Huntington?!

- Sí. ¿Lo conoces? - pregunté.

- De verdad dicen, que el mundo es un pañuelo. – exclamo ella y empezó a teclear algo en su ordenador. - Oliver Huntington, este es el amigo de mi marido. El dueño de ese restaurante al que te envié en tu primera cita y a quien quería presentarte, cuando dijiste que no querías saber nada más de pretendientes. ¿Es él?

Ella giro la pantalla de su ordenador y yo vi la foto de Oliver de antes, aun con el pelo largo. Yo asentí con la cabeza.

- De verdad es muy guapo. Ya ves lo maravilloso que sale todo, - exclamó Amanda.

- Nada sale bien. Necesitamos averiguar qué está pasando en su casa. ¿Lo están buscando? ¿Quizás sepan quién lo atacó? - Sugerí.

- Ahora me enteraré de todo, - dijo Vanesa, tomó su teléfono y llamó a su marido. - Querido, recuerda lo que me dijiste sobre Oliver. Ahora Chris aceptó reunirse con él. ¿Cuándo podrás presentarlo?

Todos nos quedamos en silencio y comenzamos a escuchar la conversación de nuestra amiga, pero entendimos poco antes de que ella colgara y se volviera hacia nosotros.

- Todos en el trabajo y la familia piensan que Oliver está en Japón en algún tipo de competencia de corte de atún. - dijo Vanesa.

- Por eso nadie lo busca, y su restaurante está cerrado. - concluí.

- O el que lo atacó lo hizo a propósito para tapar las huellas. - sugirió Iris.

- O tal vez sea Oscar, su hermano menor. - añadió Vanesa. - En cualquier caso, Oliver está mejor contigo que con ellos.

- Espera, - la interrumpí. - Querías presentármelo como “novio”. ¿Por qué? ¿Lo pidió él mismo?

- No, o sea sí. - Respondió Vanesa con duda. - Hace aproximadamente una semana, Oliver y Ángel estaban sentados en su restaurante y, en términos simples, Oliver se quejaba de la vida. Alguien le envió un vídeo de su prometida Mimi, a quien nunca había conocido, engañándolo con Oscar. Por cierto, Oscar es un tipo muy desagradable, completamente diferente a Oliver. Entonces, Ángel le ofreció a vengarse de Mimi y casarse con otra chica de acuerdo mutuo y ficticio, es decir, contigo para dar celos a Mimi. Lo siento, pero tuve que contarle a Ángel el problema que nos dieron los chinos y para que te encontrara un novio adecuado. Pero Oliver se negó en ese momento.

- También le ofrecí eso y él también me rechazó. - dije.

- Pero luego, él mismo llamó a Ángel y pidió reunirse contigo. Por eso te llamé la noche de sábado. - explicó Vanesa. – Quizás, Oliver pensó bien en tu propuesta y le gustó la idea, pero decidió recurrir a una persona de confianza. Es muy cuidadoso con sus relaciones amorosas.

- ¡Oh, Dios mío! ¡Si supiera todo esto de antemano! - exclamé. - No deberías haberte acostado con él ayer.

- ¿Os acostasteis anoche? - preguntaron las amigas al unísono.

- Claro, vosotras mismas me incitasteis para seducirlo, pero es mejor no recordarlo. – agité la mano, para acabar ese tema. - Será mejor que pensemos en cómo hacerle recordar todo ahora, especialmente esa conversación con el Ángel.

- Espera, cuéntanos cómo te fue, - se interesó Amanda. - ¿Él te sedujo o tú lo sedujiste?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.