Capítulo 36.

Óliver.

"De hecho, ¿por qué estoy perdiendo mis nervios discutiendo con esta engañadora? Ella todavía no me dice la verdad, y si lo hace, no será toda, y si toda, lo hará de tal manera, que no me gustará”. - Pensé y sentí que empezaba a odiarla. Los pensamientos más increíbles comenzaron a aparecer en mi cabeza.

Ella me mintió, porque tal vez me negué a casarme con ella, entonces me golpeó en la cabeza y me llevó al hospital con su madre, y allí me drogaron con una especie de droga que perdí la memoria. Por eso, el Ángel no creía que simplemente quisieran robarme, pero, al parecer por culpa de su esposa, no pudo contarme todo.

Miré a Cristina, ella concentrada a la carretera conducía el coche, sin prestarme atención y parecía muy tranquila, aunque le advertí que pondría una denuncia a la policía. Realmente no quería volver a su departamento, pero la esposa de Ángel simplemente me echó de su casa, inventando un montón de excusas. No tenía ninguna duda de que ella estaba al tanto de las atrocidades de su amiga.

¿Podría confiar en Ángel? Por un lado, dijo que era mi amigo, que estaba de mi lado, pero, por otra parte, su esposa estaba confabulada con Christina. Ángel me mostró fotografías de mi familia, pero no reconocí a nadie. Me habló de mi negocio, me dio los números de teléfono de mis padres y de Phil, quien, según él, ahora estaba a cargo de mis restaurantes. Pero para mí eran extraños. Miré mis fotografías con ellos, pero no recordaba nada, ni los lugares donde estábamos, ni la gente alrededor.

Aunque reconocí a una chica. Mimi de mis visiones. Era increíblemente guapa, segura de su atractivo y se notaba que sabía presentarse de la mejor manera, no como Christina, quien, por el contrario, engañaba a todos y se ponía fea. ¿Por qué lo hacía esto? ¿Engañaba a todos como a mí? ¿Por qué me amenazó de enamorarme y luego admitió que no era mi verdadera novia? ¿Tenía miedo de que mi memoria regrese antes de la boda planeada? ¿Pero Ángel dijo que yo mismo quería ayudarla y casarme? ¿Por qué accedía a esa locura? ¿Qué nos pasó a Mimi y a mí? ¿Por qué rompimos? ¡No me perdería una chica tan caliente!

Todas estas preguntas me preocupaban mucho y las posibles respuestas se confundían en mi cabeza. Cuando regresamos al departamento de Christina, inmediatamente fui a la sala y me senté frente a la computadora. Con la esperanza de encontrar finalmente la información necesaria, porque ahora sabía dónde y qué buscar. Primero encontré información sobre mis padres, o mejor dicho, sobre mi padre. Era dueño de una de las inmobiliarias más grandes de la región. Por supuesto, dada la crisis de los últimos años, podía suponer que las cosas en el negocio familiar no iban tan bien como queríamos.

Luego comencé a buscar a Mimi, o sea Amelia Bearné, y cuando entré a su página de Instagram, empecé a sospechar por qué rompimos. Ella, por supuesto, era increíblemente sexy y guapa, pero a juzgar por sus publicaciones, era increíblemente estúpida y arrogante. De repente pensé, ¿y si ella también pensara que yo era un mal amante? Es posible que después de comunicarme con Christina, simplemente desconfiara mucho de las mujeres. En cualquier caso, en ese momento no estaba particularmente preocupado por nuestra ruptura, pero las dudas sobre mi habilidad como macho estaban específicamente atrapadas en mi cabeza.

Después de eso, escribí el nombre de mi hermano en el motor de búsqueda. Su página me pareció típica de los representantes de la juventud actual, poca responsabilidad, ganas de conseguirlo todo de una vez, fotos al borde de la indecencia, comentarios sarcásticos, etc. Recordé que Ángel dijo sobre su despido y el robo del dinero. Viendo todo eso, me sorprendió mi decisión de nombrarlo gerente de mis restaurantes en Occidente.

De repente aparecieron visiones extrañas ante mis ojos.

Estaba en casa de mis padres, la cual recordé y me parecía como mi hogar, aunque sabía, que hacía muchos años no vivía aquí. Mi madre, me rogó que le diera a mi hermano pequeño una última oportunidad.

- ¡Cariño, sabes que Oscar te adora y nunca haría eso! Simplemente confiaba en la gente mala, - dijo, retorciéndose las manos.

- ¡No me importa! - grité. - Si lo hizo pensando de robarme o si cayó en el anzuelo de los estafadores como un tonto, no me importa. ¡No es capaz de resolver problemas! ¡No es capaz de dirigir un negocio! ¡No piensa con la cabeza, solo se complace en sus debilidades! ¡No puedo confiar en él después de esto! Si estás tan preocupado por él, ¿por qué no le confías tu inmobiliaria? No voy a reclamarla, no me interesa ese negocio, ¡pero no quiero ver a Oscar al lado de mis restaurantes!

- ¡Oliver, pero es tu hermano!

- ¡Es tu hijo, a quien criaste como un niño mimado y egoísta inmoral, dispuesto a sacrificar mi reputación por dinero! ¡No le debo nada!

De repente apareció Óscar en la puerta.

- No te dejes humillar, mamá. Ya ves que nuestro rey culinario no perdona los errores de los demás, pero no se da cuenta de los suyos. – dijo mi hermano.

- ¡¿Qué quieres decir?! - le grité.

- Tú ves el mundo solo en blanco o negro, como tus películas favoritas. En tu mente no hay otros colores, a menos, claro está, que no afecte a la cocina. - sonrió Óscar.

- ¡No necesito una paleta de colores para ver que me robaste dos millones de dólares!

- ¡No robé nada, caí en una trampa! - espetó Óscar. - Admito mi error, aunque quería lo mejor para ti. No confiaste en mí, me echaste del trabajo sin razón, pero ahora voy a joderte la vida.

Sentí que estaba listo para golpearlo y sólo la presencia de mi madre me detuvo.

Este recuerdo generó muchos otros de mi infancia y adolescencia. Me di cuenta de que amaba y confiaba mucho en mi hermano, por eso lo puse a cargo de mis restaurantes, a pesar de que no tenía ni educación ni sentido comercial. Ese escándalo que surgió en mi memoria me abrió los ojos sobre lo equivocado que estaba con respecto a mi hermano. Inmediatamente recordé las palabras de Ángel de que me golpearon en la cabeza por una razón. ¿Es posible que no fuera Christina, sino mi hermano? Además, ella soltó que primero debería ocuparme de mi familia antes de entrometerme con la de ella.