Cásate conmigo

Capítulo 51.

Christina.

La puerta la abrió un hombre de unos sesenta años de cabello oscuro, casi sin canas, que se parecía vagamente a mi “prometido”.

- Oliver, te estás haciendo esperar. Tu madre ya está nerviosa, - negó con la cabeza.

- Hola papá, - saludó a su padre mientras me dejaba pasar adelante. - Para mí es más importante que mi invitada no se ponga nerviosa. Te presento mi futura esposa, ella es Christina, - me pasó el brazo por los hombros y me presentó. - Cariño, este es mi padre, Brandon.

- Hola, señor Huntington, - sonreí cálidamente. - Encantada de conocerle.

- ¿Tu novia? – el dueño de la casa nos miró asombrado y murmuró en voz baja. - Tu madre matará a todos, - y añadió más fuerte. – Yo también estoy contento, niña. Sólo llámame Bren.

Sonreí, porque lo menos apropiado para este hombre majestuoso era llamarlo por el familiar "Bren", pero ¿quién soy yo realmente para discutir? Además, vi en sus ojos que le agradaba, lo que significa que podría estar de mi lado. Sólo me quedaba ganar la batalla más dura.

- Bren, ¿por qué retrasas a tu hijo? – una voz femenina bien ubicada sonó en la sala de estar. – Olli, ven rápido, ya te estaba esperando. Preséntame tu invitada.

- Cariño, ven aquí, - la llamó su marido. - Parece que nuestro hijo tiene una sorpresa para nosotros. Una gran sorpresa.

- ¡Dios mío, qué sorpresa podría ser! – apareció en la puerta una mujer frágil, que parecía no tener ni cincuenta años, y se quedó paralizada, cuando me vio. - ¿Qué es esto? ¿Por qué te cortaste tu hermoso cabello?

- ¡Mami, quería presentarte una chica maravillosa! - Oliver le sonrió ampliamente y pasó de largo su pregunta sobre su cabello. - Esta es Christina, mi prometida. Tenemos nuestra boda para este sábado.

Donna Huntington de repente empezó a abrir y cerrar la boca como pez fuera del agua, y luego se agarró el corazón:

- ¡Ay Dios mío!

- ¡Pues quién anuncia así la noticia! – exclamé. - Trae agua, rápido.

Oliver rápidamente fue a la cocina, Brendon trajo la silla y con cuidado sentó su mujer.

- ¡Olli, hijo! – susurró la mujer con voz temblorosa, apoyándose en el tocador que estaba en el pasillo. - Por favor dime que estabas bromeando.

Su hijo, que ya había salido corriendo de la cocina con un vaso en la mano, respondió con bastante brusquedad:

- ¿Por qué debería bromear, mamá? Tú misma dijiste que necesito sentar la cabeza. Por eso me caso con la chica que amo y que no se acostó con mi hermano.

Desde mi punto de vista, fue un poco grosero, pero no me corresponde a mí decirle a un novio ficticio cómo hablar con su familiar. En lugar de eso, le quité el agua y rápidamente le vertí unas gotas de esencia de valeriana que había cogido de casa.

- ¿Cuánto tiempo que la conoce? – preguntó Donna, tomando el vaso entre sus manos temblorosas, pero no se atrevió a beber. – ¿Por qué es la primera vez que escuchamos sobre ella?

- Porque no quería que ella huyera de ti antes de tiempo, - respondió Oliver con cansancio.

- ¡¿Qué?! – la mujer casi chilló. - Bren, ¿escuchaste eso?

- ¡No seas grosero con tu madre! – el padre intervino, sin embargo, sin tomar partido por ninguna de las dos partes.

- Sí, porque para ti sólo las personas como Mimi son buenas, - dijo Oliver con irritación. - No le darás una oportunidad a nadie más, si no son del círculo de tus amigos, tus socios, tus clientes. Y Christina, por cierto, no es peor, al revés. Es una excelente especialista en marketing, tiene una carrera maravillosa, está candidata a un ascenso al puesto de gerente de su fábrica y es una persona muy independiente. Pero no la aceptarías de todos modos.

- ¡Oliver, ya es suficiente! – Lo intenté parar, considerando que esto ya era demasiado.

Mientras me preparaba para venir aquí, traté de ponerme en el lugar de esa pobre mujer. Y entendí que de todos modos no sería fácil para ella escuchar que su hijo, que acababa de tener una desgracia con una novia, ahora quiere meterse en aventura con la otra, que casi no conoce. Donna todavía respondió bastante correctamente y no me echo de casa a patadas. Esta disputa entre madre e hijo podría continuar indefinidamente, pero Bren tomó el asunto en sus propias manos.

- Cariño, vamos, te llevo al salón, tú te acuestes en el sofá y calmes un poco. Olli y tú, niña, vais a poner la mesa en la terraza.

- ¡Oh, papá! – exclamó Oliver de repente. - Hemos preparado regalos para vosotros.

- ¡Para! – le ordeno Donna. - ¿Qué regalos? Al diablo con ellos. Por favor explique de forma normal lo que está pasando. ¿Por qué decidiste casarte tan rápido?

- Mamá, después de lo que me hizo Mimi, me deprimí, porque pensaba que la amaba, porque me comiste la cabeza con que ella sería perfecta pareja para mí. Odiaba a Oscar y después de nuestra pelea decidí irme a Japón, para tranquilizarme y pensar bien. Pero el destino me unió a la mujer más inteligente, más sensible, más bella y más honesta del mundo. - de repente me miró a los ojos y tuve la sensación de que decía la verdad y no hacía un espectáculo. - Al principio no entendí que frente a mí había un verdadero diamante de mujer, pero mis ojos se abrieron y decidí no perder el tiempo y le pedí que fuera mi esposa.

- ¿Pero por qué tan rápido? ¡Es imposible organizar una boda en dos días! - exclamó Doña.

- ¿Por qué organizar un circo? Chris no es Mimi, no le hace falta salir en las portadas de las revistas, para sentirse bien. Siempre quise una pequeña celebración en familia, sin muchos adornos, con un mínimo de familiares y solo amigos cercanos, no una fiesta pomposa con montón de personas que, seguramente veré una vez en mi vida.

- ¡Oliver! - Brendon volvió a intervenir cuidadosamente en la conversación.

En ese momento no pude soportarlo y también me uní a la conversación.

- Señora Huntington, le pido perdón, pero ¿podemos hablar con usted en privado? – pregunté en voz baja.




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