Cásate conmigo

Capítulo 55.

Christina.

De hecho, conocer a los padres de los novios es una etapa importante en una relación, si, por supuesto, consideras que tu relación es seria y definitivamente tiene futuro. Pero éste no fue nuestro caso en absoluto. Por lo tanto, no entendí por qué mi madre accedió a esta reunión y como acabará todo. A diferencia de la familia Huntington, ella sabía perfectamente por qué me casaba con Oliver.

Para que la reunión transcurriera al menos con calma y no nos dejara un regusto desagradable a Oliver y a mí, decidí llamar a mi madre y discutir temas de conversación neutrales durante la cena. Pensé que no me enfadaría mucho, si nuestros padres no alcanzaran el nivel requerido de comprensión mutua. No necesitaba en absoluto que se convierten en amigos verdaderamente cercanos, aunque... "El respeto mutuo y la actitud correcta hacia los demás serán suficientes para mi felicidad". - Pensé.

Acordamos que mi madre vendría a verme primero y luego iríamos juntos a la casa de los Huntington, especialmente porque Oliver me advirtió que estaría ocupado con algún proyecto en el trabajo todo el día. Mamá llegó sobre las seis, por cierto, tenía muy buena pinta.

- ¿Fuiste al salón de belleza para tal ocasión? - pregunté sorprendida.

- No hubo tiempo para esto. Marina, mi enfermera, me ayudó a maquillarme y peinarme, - dijo, empujando una pequeña maleta.

- ¿Vienes a pasar unos días conmigo?

- Claro, mi hija por fin se casa. Pedí dos días en el trabajo para este evento del siglo, - sonrió.

- ¿Por qué accediste a esta cena? -  pregunté.

- Primero, nunca he cenado con uno de los primeros chefs del país...

- No deberías contar con la oportunidad de probar sus platos. - La interrumpí con una sonrisa. -Su padre cocinará paella esta noche para la cena.

- Bien. - Ella no dio mucha importancia a mis palabras. - Oliver me pareció una persona muy simpática y honesta.

- ¡¿Así?!

- Sí. A diferencia de ti, él no tiene ningún interés material en casarse contigo y no sólo quiere pagarte con este favor por salvarlo.

La miré con mirada inquisitiva y pregunté:

- ¿Me pregunto con qué te compró?

- Con la sinceridad y su interés en ti.

- ¿Qué?

- Sí. Él me admitió que le gustas, pero no entiende por qué cometiste tal mezquindad como para engañarlo, - dijo con evidente reproche.

- Mamá, lo engañé hasta que descubrí quién era, porque no podía responder a todas sus preguntas, - traté de justificarme, aunque entendí perfectamente que ella tenía razón y todas mis excusas no surtieron efecto en mi madre.

- Yo veo, que él te gusta también. Así que solo dale una oportunidad a esta relación, - dijo.

- ¿Para qué? Mamá, tal vez le gusto hasta cierto punto, pero ama a otra persona. Creo que estuvo de acuerdo con mi propuesta, porque quiere lastimarla como ella lo hizo con él. - Intenté explicarle la situación para que no se hiciera ilusiones.

- Tienes treinta y dos años, pero sigues siendo una niña tonta, - se rio mi madre. - Si supieras un poco sobre los hombres, entenderías que Oliver es una persona sencilla y honesta. Nunca perdonará la traición y no la cometerá él mismo, pero tampoco se vengará. No es su estilo, es como tu padre. Simplemente la borrará de su vida.

Comparar a Oliver con mi padre me parecía completamente inapropiado, pero no quería discutir y enojar a mi madre. Todavía tuvo que contenerse frente a los padres de mi "novio".

Llegamos a la casa de los Huntington. Brandon salió a recibirnos, al parecer en su familia fue él quien saludaba y recibía a todos los invitados. Donna apareció después, invitándonos al patio trasero, donde estaba todo preparado para la preparación de la paella. Ni Oliver ni su hermano estaban allí. Después de los saludos formales y las presentaciones, la madre de Oliver nos sentó en un cómodo sofá y Brandon nos ofreció refrescos. Hoy salió una tarde muy calurosa, por eso me puse aquel vestido escogido por Iris. Luego siguió una conversación informal sobre el trabajo de mi madre, que fuera cosa normal, porque todos la preguntan sobre enfermedades, al saber que es médica. Brandon empezó a cocinar.

- Donna, ¿dónde está Oliver? - pregunté finalmente.

- Lo siento, pero Oliver está retrasando un poco. Le surgieron algunos problemas inesperados con el negocio, - respondió ella a mi pregunta. - Prometió venir pronto.

- No exageres, cariño, esto no es un problema, al contrario, - la interrumpió Brandon. - Si todo va bien hoy, será un gran regalo de bodas.

- ¿En qué sentido? - pregunté de nuevo.

- Finalmente logró comprar un edificio para abrir una nueva escuela culinaria, mucho más grande que la que tiene en el oeste, - respondió Brandon. - Al parecer le traes suerte.

- ¿Su hijo tiene algún negocio en el occidente del país? - preguntó mamá con atención.

- Sí. En realidad, empezó allí, pero hace un año regresó a casa y decidió desarrollar su negocio aquí, - respondió Donna, un poco avergonzada.

Sabía que Oliver había regresado aquí por Mimi, pero no lo demostré.

- Por eso compró un apartamento en la capital. - continuó Doña. - Yo personalmente le ayudé a decorarlo. Por cierto, ¿te gustó? - preguntó volviéndose hacia mí.

"Mmm..." Hice una pausa, sin saber qué responder.

-Mamá, ¿por qué avergüenzas a mi prometida con esas preguntas? - sonó de repente la alegre voz de Oliver.

- ¿Que de vergonzoso es esta pregunta? Ya sabemos, que en siglo veintiuno, las cosas van mucho más rápido que, en nuestros tiempos, ¿Verdad, Luisa? – se rio Brandon.

Oliver se acercó a mí y me abrazó posesivamente, besándome en la mejilla.

- Buenas noches, señora Asmus, le agradezco mucho que haya aceptado venir, - le guiñó un ojo a mi madre y puso una caja sobre la mesa. - He preparado estos aperitivos especialmente para usted.

- Te lo prometí, sobre todo porque estaba muy interesada en conocer a tus padres. - Le respondió mamá sonriendo.




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