Cásate conmigo

Epílogo.

Christina. Un año después

Tumbada en una tumbona junto a la piscina de la casa de mis suegros, tomaba el sol. No había nadie allí, porque los padres de mi marido habían ido a ver a mi madre. Así que en el césped estaba sólo yo, la hermosa naturaleza y mis pensamientos. Pensé en cómo el destino me había torcido y había girado toda mi vida en la dirección opuesta a mis ideas. Todo resultó completamente diferente de lo que quería, cuando acepté el desafío de Wehler de casarme en tres semanas. Soñaba con trabajar como la gerente de nuestra fábrica, crear proyectos grandiosos y glorificar a mi empleador con mi trabajo. Este era mi objetivo...

No he logrado nada de esto. Pero en los últimos meses he hecho un gran descubrimiento. Una persona puede tener más de un objetivo y sueños. Personalmente, conseguí uno nuevo, ¡o más bien dos! La primera es una familia maravillosa junto con un ser querido. El segundo es nuestro pequeño sol.

Oliver resultó ser mucho más importante para mí de lo que pensaba, cuando lo recogí en el camino. Con una paciencia increíble, me enseñó a amarlo y a confiar en él incondicionalmente. Sus padres estaban increíblemente felices de que yo me convirtiera en su nuera y, después del nacimiento de David, no sabían cómo complacerme. Nos llevamos muy bien con ellos y la próxima semana nuestros lazos familiares se fortalecerán aún más.

Mi mamá se va a casar con Tomas Huntington, por eso Brandon y Donna fueron a verla. Hoy sería la última prueba de su vestido de novia. Como sabía que mamá se pondrá otra vez nerviosa, decidí no ir a nuestro salón. Acepté respetuosamente su elección. Tomas no me causó la impresión más agradable, cuando lo conocí, pero luego lo conocí mejor y me di cuenta de que era una persona increíblemente alegre y positiva y que trataría a mi madre con mucha ternura.

- ¡Mami, queremos comer! - Escuché la voz más agradable del mundo.

Oliver salió de la casa llevando nuestro bebé hacia mí. Dios, qué encantador se veía ahora mi marido, sin camiseta, con el pelo creciendo hacia atrás, con su pequeño hijo en brazos y una sonrisa de oreja a oreja. ¡Podré admirar este espectáculo para siempre!

- David buscó comida por todo mi pecho, - añadió entre risas mi amado.

- ¡Ciertamente! Ven a mí, cariño mío, mi dulce niño, - dije babeando y tomando a mi hijo de los brazos de mi marido. Besé la tierna y regordeta mejilla de David.

- Yo también soy tu dulce niño, - dijo Oliver, ofreciendo su rostro para mi beso.

Sonreí y acerqué mis labios a la mejilla sin afeitar de mi marido. ¡Amo mucho a estos dos! Son mis más queridos.

Decidí darle de comer a David junto a la piscina, me senté cómodamente en la tumbona. El bebé agarró hábilmente mi pezón y, sin quitarme los ojos de encima, empezó a chasquear dulcemente los labios. Mi pequeña felicidad. Aún era pequeño, pero la felicidad que trajo es grande. ¡Enorme! Recordé cómo lloré, porque no podría hacer mi carrera debido a un embarazo no planificado. Mmmm, ¿una carrera me daría tanta luz, bondad y emociones alegres, como este pequeño gordito? No. Nunca.

Oliver también se sentó en nuestra tumbona. Me acarició la pierna y no nos miro con los ojos llenos de amor.

- ¡Eres increíblemente hermosa, cuando le das de comer a David! - dijo. - ¿Quizás tengamos otra hija? Con la misma belleza que su madre.

- ¡No mi amor! - Le respondí a mi marido. - Las chicas no me dejarán ausentarme más tiempo este año. Ya le dejé más de la mitad del trabajo a Amanda. Y Ángel quiso matarte, porque le privaste de su esposa.

- No lo privé, ya que ellos también tuvieron un hijo, - se rio.

- Sí, pero tú mismo entiendes que ahora no es el momento. David tiene sólo tres meses. Me acabo de recuperar del parto. Además, debo tomar las riendas tu regalo en serio.

- Ahora entiendo el error que cometí, cuando le compré esas maquinarias a Chang. - suspiró mi marido.

Sí. Oliver no sólo compró el edificio, sino también todo el equipamiento de la fábrica. Luego él y su padre encontraron un taller adecuado y lo instalaron allí. Reescribió todo a mi nombre, se lo contó a mis amigas, pero no me dijo nada hasta el último momento. Sólo cuando le confesé que estaba embarazada, me llevó para mostrarme un lugar. Tenía los ojos vendados y Oliver era tan misterioso, que me hizo reír.

-Pensé que no te había dado nada para nuestra boda. Incluso no te regale ni anillo. Por eso, aquí tienes mi regalo. - dijo y me quitó la venda de los ojos. - Ciertamente no es lo mismo que aquella fábrica, pero es tuya según todos los documentos. - Me entregó unos documentos atados con una cinta roja.

No esperaba en absoluto tal regalo y, es más, no podía imaginar que vendería sus restaurantes en el occidente del país para cubrir tales gastos. Pero Oliver lo hizo por mí. Por mis sueños, por mi felicidad. ¿¡Como no amarlo después de tal gesto?!

- Está bien, planearemos tener una hija el próximo año. Justo a tiempo para la primera colección de Iris. - Le sonreí a mi marido y levanté los labios para darle un beso.

En ese momento sonó su teléfono.

- Lo siento mi amor. Este es Óscar. - se disculpó y, hablando por teléfono, entró en la casa.

Oscar nunca se casó con Mimi, se fue a Europa, pareció dedicarse a los negocios y casi no hubo noticias de él. Entonces esta llamada me alarmó un poco. David comió y se quedó dormido contento en mi brazo. Me levanté de la tumbona con cuidado para no despertar a mi hijo y entré también en la casa. Acosté al niño en su cuna y me acerqué a mi marido por detrás.

Ya no hablaba con su hermano por teléfono, simplemente se paraba junto a la ventana y miraba a lo lejos.

- ¿Algo malo? - Pregunté con cuidado, apretándome contra la espalda de mi marido.

- ¡No, de qué estás hablando! - Se giró hacia mí. - Oscar se enamoró y viene aquí a la boda de nuestro tío para presentarnos a su novia y encargarle un vestido de tu taller. Me imagino lo sorprendido que se sentirá, cuando vea a la novia del tío Tomas.




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