Cásate Conmigo

CAPÍTULO 1

«íí«

Seré la prometida de Decker.

Sonrío y salto en mi cama contenta. ¿Podré cansarme en el futuro con él? ¿Podremos casarnos igual que en los cuentos? Río. Ahora comprendo el motivo del cual, me invitaron a pasar la noche en esta casa. La familia Carson es adinerada, más que la mía. Por ello, todo el lugar se ve elegante. No. Debería de comportarme.

Pronto seré la señora Carson.

Mi alegría es interrumpida por un ruido estrepitoso.

Un rayo fuerte resuena junto a unos gritos. Sobresalto y bajo de la cama hasta la puerta de la habitación que me otorgaron. La abro y empiezo a escuchar unas voces que suenan a discusión.

—¡¡Repite ahora mismo lo que dijiste, Oliver!! —exclama la señora Grace desde abajo. Me acerco más de cerca, hasta que veo al padre de Decker de pie mojado con un pequeño niño mojado—. ¡¿De quién es este bastardo?!

—Grace, podemos conversar en el estudio. Recuerda que tenemos invitados. Además, hay un niño delante de nosotros.

—¡¡Responde en este momento, Oliver!!

Hay muchos gritos de parte de los adultos.

El señor Oliver suspira y hace una señal al mayordomo que venga. Este señala al pequeño niño para que fuera con él. Mi madre dice que cuando hay discusión de adultos, no debo meterme.

El mayordomo lo hace subir al pequeño niño mojado.

—¿Señorita Antia?

Observo al niño, el cual, tiene la cara sucia y porta una ropa con huecos. Su rostro se parece un poco a Decker y al señor Oliver. Me acerco sin reparo alguno a él y lo sujeto de su mano, haciendo que saltara.

—Hola. Me llamo Antia Duarte —Me apersono sonriendo. Él me observa desconcertado, pero luego aparta mi mano—. Lo siento. No te gusta que te toque, ¿verdad?

—Señorita Antia, él es….

—¿Cómo te llamas? —pregunto—. Dicen que, si uno se presenta, el otro debe hacer lo mismo.

—Eso no te interesa.

Pestañeo confundida.

Parece que no tiene un buen genio. Lo observo de pie a cabeza. Es más pequeño que yo y está algo delgado. ¿Es menor que yo?

—¿Eres menor que yo?

—No te interesa, niña.

Otro rayo fuerte y este hace que el pequeño niño saltara y apretara sus puños.

—Debe darse un baño tibio, sr. Robert.

—Sí. Llamaré a alguien que lo ayu…

—Yo lo ayudaré —interrumpo emocionada—. Siempre he querido tener un hermano menor para ayudarlo en estas clases de cosas.

—¡No necesito ayuda de alguien como tú!

Sonrío y me acerco más a él, haciendo que retrocediera sin evitarlo.

—Pequeño, sabemos que tienes miedo a esos rayos —murmuro entre dientes—. Te ayudaré en ponerte cómodo aquí. Después me dirás tu nombre y edad.

Lo agarro del brazo y lo llevo hacia el baño, donde le entrego unas toallas. Las acepta de mala gana para meterse. No pensé que iba a ayudar a un chico esta noche.

La pregunta clave es: ¿quién es? ¿por qué está aquí?

«♥▬♥«

Ha terminado de bañarse y está de pie mirando la habitación que le otorgaron. Sigo sin saber quién es y porqué los señores Carson, estuvieron discutiendo por él. Es un poco bajo y está algo flaco. Echo un vistazo a la parte de su brazo, encontrando que hay varias cicatrices.

¿Lo han golpeado?

—¿Tienes hambre? —pregunto, llamando su atención. Sigue teniendo esa expresión fría. Su estómago ruge como respuesta. Río—. El señor Robert trajo comida. Puedes devorarla a gusto.

—Tú…. ¿Eres hija de esta familia?

¿Hija de los Carson?

—No, pero formaré parte de esta familia más adelante —contesto emocionada. Le sujeto de la muñeca y lo hago sentarse en la pequeña mesa que está en el dormitorio—. Come a gusto. Aquí nadie te tocará.

Él se tensa.

—Tú…

—Soy Antia y tengo diecisiete años —indico sonriendo—. ¿Y tú?

No dice nada y queda mirándome con desconfianza.

Siempre he querido tener un hermano menor, pero mi madre no quiso pasar de nuevo por un parto. Pincho una fruta y le pongo en la boca, comiéndola sin quererlo.

La mastica y sus ojos brillan.

Es tierno.

—Mi nombre es Keiran y tengo quince años.

—¡Soy mayor que tú, Keiran! —exclamo emocionada—. ¿Deberías llamarme hermana? Sería fabuloso.

Él empieza a comer lo que está en el plato con muchas ganas.

Sonrío. Parece que no ha comido por días. Mientras esté aquí, lo alimentaré para que se ponga bien rechoncho. Si está en crecimiento, podrá desarrollarse sin problemas.

—Pensé que solo tenían un hijo en esta familia.

¿Habla por Decker?

—Hablas por Decker.




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