Cásate Conmigo- Los Carson

CAPÍTULO 8

«íí«

La pregunta que he estado en mi garganta, le he lanzado directo.

Decker permanece en silencio por unos segundos y hace una expresión ceñuda. ¿No entiende mi pregunta? Tomo un respiro y paso una mano por mi cabello. No pensé que estar en una relación seria fuera así. No quiero tenerlo lejos de mi lado, pero debo ser comprensiva.

“No te vayas” “Quédate a mi lado”

No entran en lo que puedo lanzar en este momento de mi boca.

—Eres mi novia y mi prometida, Anti.

—¿Así me presentaste ante ella? —pregunto sin despegar mis ojos de él—. Lo sigo por la conversación que tuve con esa chica.

Arquea una ceja.

—Te he presentado como mi prometida. Todos saben que lo eres —recalca—. ¿Qué te dijo exactamente Gia?

Para que le diga el nombre de esa forma, son buenos amigos.

—Que no sabía que era tu prometida.

—¿Qué? ¿No lo sabía? —pregunta ceñudo—. Es extraño porque como hija de unos de los accionistas de la empresa, debe saber de antemano mi relación contigo.

Tiene razón.

Ella debió saberlo desde el primer momento.

—Entonces, debo decir que está enamorada de ti y…

—Gia no está enamorada de mí —corrige enseguida—. Aunque, vayamos a estudiar juntos, no significa que haya un vínculo afectivo de esa clase con ella o conmigo.

Sujeta una de mis manos y la lleva a su boca, depositando un beso con ternura. Falta para que ambos seamos mayores de edad. En unos años, seremos esposos.

—Te quiero, Decker.

Él me mira sonriendo.

—También te quiero, Anti —habla, abrazándome—. No deseo irme, pero debo hacerlo como deber del futuro ceo de la empresa familiar. ¿Crees que quiero dejarte sola? —Suspira hondo—. Sobre todo, si hay alguien que te codicia.

¿Qué dice?

—¿Quién codiciaría a la futura esposa del ceo Carson? —pregunto entre una pequeña risa—. Más bien, tú eres el más codiciado. Un chico guapo y adinerado.

Ríe y busca mi mirada.

—Solo quiero ser guapo para ti. Prometo que iré al gym y cuidaré más mi figura —recalca, haciéndome reír—. Así cuando volvamos a vernos, te quedarás más enamorada de mí.

Sus manos rodean mi cintura y arrima su frente con la mía.

—Es algo bueno. Babearé por mi atractivo esposo.

Besa mi mejilla.

—Solo piensa en mí y no te vayas a enamorar de nadie más —dice a medida de la lluvia de besos cortos por el rostro—. Porque estaré pensando en ti en todo este tiempo, Anti.

Es mi turno de besarlo en los labios.

—De eso, no lo dudes.

Me observa con la ternura de siempre.

—Hablaré con ella —declara besando mi frente—. No te preocupes de nada. Solo enfócate en la carrera universitaria. En nuestro futuro.

No hay nada más que hablar.

Nos besamos igual que un par de enamorados, ajenos a nuestros futuros. Sin embargo, a pesar de estar a su lado, ese peso no menora. Algo en mi corazón, empieza a acumularse.

«♥▬♥«

Los días pasaron, hasta que vino el cumpleaños de Decker con la graduación de la secundaria. La familia Carson, realizó una reunión familiar de celebración, donde fueron los abuelos con regalos caros para el cumpleañero. Mi prometido decidió tener un almuerzo junto a la familia, alegando que, en la cena, la tendría conmigo a solas.

Pensé escuchar comentarios despectivos hacia mi persona o Keiran, pero todo salió con normalidad. Debe ser por la presencia del abuelo Benjamín, el único que acepta al hijo menor de la familia.

—Cuando Keiran cumpla dieciocho años, le daré un departamento con un carro —habla el abuelo Benjamín, dejándonos sorprendido—. Eso es lo que pidió. No puedo rechazar su pedido de cumpleaños.

Echo un vistazo de reojo a Keiran, el cual, come tranquilo su almuerzo.

Es comprensible que haya pedido eso.

—Es un buen regalo —pronuncio, bebiendo un poco de jugo—. Es todo sueño de un chico.

—Pero hay reglas que seguir —prosigue el abuelo—. Nada de chicas o novedades rebeldes que causen problemas a la familia, como esa vez que le di una moto por querer experimentar un poco.

Habla de esa horrenda temporada de rebeldía.

—La dejé porque cierta personita dijo que no tenía edad para eso —espeta Keiran, siguiendo con su comida—. Aunque, me entretuve andando en ella.

—Espero que no causes problemas cuando no esté —dice Decker, limpiándose la boca—. No deseo escuchar que mi hermano menor, está de rebelde o de mujeriego.

El nombrado resopla.

—Eso también debería decírtelo a ti, hermano —manifiesta sin mirarlo—. No deseo ser ver otra vez un rostro infeliz de cierta persona.

Oh, no. De nuevo las indirectas con esos dos.

—Si se trata el tema de mujeres, es innecesario pronunciarlo, teniendo a mi prometida a mi lado —recalca Decker, sujetando una de mis manos—. A pesar de irme, estaré pendiente de ella.

Keiran bebe un poco de jugo y sigue comiendo.

—Espero que tus palabras sean ciertas cuando llegue el momento, hermano.




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