Cásate Conmigo- Los Carson

CAPÍTULO 13

«íí«

El día llegó sin novedades, pero con un chico que se queja de dolor.

Decker y yo, no fuimos al hotel y nos quedamos en el departamento de Keiran hasta que este se levantara y tuviera una resaca. Tuve que cocinar algo para aliviar los síntomas de su borrachera, mientras mi prometido no lo deja de mirar con ojos de desaprobación.

—Vas a perforarme la cara, hermano.

—Tienes dieciocho años y ya estás emborrachándote —dice Decker con tono severo. Keiran gime de dolor—. ¿Sabe el abuelo que estás yéndote a fiestas?

—No siempre lo hago.

—¿Al menos estás usando anticonceptivos?

La pregunta directa de Decker, hace que el ambiente se ponga tenso. Sigo preparando el desayuno e ignorando que de nuevo veré a estos hermanos lanzarse indirectas.

—¿Te preocupa mucho que tenga bebés? —cuestiona Keiran con sorna—. No te preocupes en ese tema. No saldré como padre.

Cielos.

Ambos hermanos se miran con rivalidad, pero antes que sigan discutiendo, golpeo fuerte la mesa, haciendo que sobresaltaran. Keiran gime de dolor.

—¿Cuándo será el día en que los vea darse cariño de hermanos? —pregunto con una sonrisa molestia—. Kei, tu hermano mayor solo se preocupa por ti. También desapruebo que estés bebiendo de esta manera. Si estás enamorado de alguien, solo dile. Si no te corresponde, sigue adelante.

Ambos me miran desconcertados.

—¿De qué hablas, Antia? —cuestiona Keiran—. ¿Quién está enamorado?

Suspiro y le sirvo un vaso de agua con medicina.

—Olvídalo. Si no recuerdas, no me interesa —hablo, volviendo a mirar a Decker—. Por otra parte, fue muy grosero que le digas a tu hermano menor eso de anticonceptivos.

Decker alza las manos.

—Solo lo he dicho por supervisión.

—Lo sé, pero…… —Dejo de hablar al ver la expresión de Keiran—. ¿Qué? No es nada de otro mundo tener un amor no correspondido. Todo lo hemos tenido, ¿verdad, Decker?

Ambos me miran ceñudos.

Río al verlos con la misma expresión.

—¿Has tenido uno? ¿Cuándo? Pensé que yo era tu primer amor —declara Decker—. ¿Quién es? ¿En qué época de nuestra vida te fijaste en él?

Respiro.

—Olvídalo.

—¡Anti!

—No grites, hermano. —Se queja Keiran. Toma el agua y traga la pastilla que le he dado sin complicaciones—. No sé qué pasó anoche, pero espero que lo olvides.

Sonrío al verlo en su estado emocional normal.

No pensé que fuera romántico. ¿Es posible que guarde esa personalidad? Carcajeo, recibiendo las miradas de ambos hermanos Carson, pero dejo de hacerlo al sentir el celular vibrar.

Observo la pantalla, viendo otro mensaje.

No sé cómo rayos consiguió mi número, pero temo que esto se volverá un problema más adelante. Por el momento, solo es una declaración de guerra de una mujer; sin embargo, sé que podría agravarse. Hago una señal a los hermanos y salgo al balcón del departamento de Keiran. Marco el número y en la tercera llamada contesta la vocecilla que no he escuchado por unos años.

—No pensé que ibas a llamarme, Antia.

Paso una mano por mi cabello.

—¿Sabe que las acciones de las personas la definen como son, señorita Caster? —pregunto entre un respiro—. ¿Qué desea? ¿Provocarme?

Ella chasquea la lengua.

—¿Estás con Decker?

Sonrío.

—Sí. Toda la noche estuvimos juntos —respondo—. ¿Algo más? ¿Quieres hablar con mi prometido? Te lo puedo poner al celular.

—Disfrútalo porque pronto volverá conmigo —indica con tono enojado—. Cierto, no sabía que le gustaba dormir de lado y abrazado a algo.

Con esa declaración, cuelga, dejándome petrificada.

Varias preguntas surgen en mi mente llena de ansiedad. Permanezco de pie y con el peso en mi corazón. ¿Por qué debo tener problemas con mujeres?

—¿Pasa algo? —cuestiona Decker apareciendo detrás de mí—. Te noto pensativa y agobiada.

Volteo a mirarlo.

—¿Ha pasado algo entre Gia y tú?

Mi pregunta hace que se tensara.

—¿Por qué lo preguntas?

—Solo responde, Decker —insisto, haciendo que entrara en ansiedad—. Dime la verdad. De todas maneras, me enteraré tarde o temprano. Es mejor que lo sueltes en este momento.

Su mirada es conflictiva.

—Tuvimos una conversación.

—¿Sí?

—Ella se confesó y la rechacé —responde enseguida—. No pasó a nada más. Te lo prometo.

—¿Cuándo fue?

—Hace unos meses.

De nuevo, no me ha dicho nada sobre eso.

Antes que siguiéramos conversando, su celular suena. Echa un vistazo a la pantalla para luego guardarlo en su bolsillo. No digo nada y me alejo hasta la cocina para ayudar a Keiran a limpiar los trastes.




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